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«Llueve sobre mojado y la capacidad de sorpresa también se domestica». La frase, transmitida desde la Moncloa, resume cómo ha interiorizado una parte del Gobierno la manera en la que Pablo Iglesias entiende el juego político. Pero no significa que le guste su búsqueda ... de espacio «a codazos». Las enmiendas a los Presupuestos presentadas el martes por Unidas Podemos junto a ERC y Bildu para suspender todos los desahucios hasta el 31 de diciembre de 2022 e impedir todos los cortes de suministros (luz, agua y gas) durante el estado de alarma sentaron muy mal en las filas socialistas. Otra cosa es que la herida vaya a provocar una crisis en el Ejecutivo.
En la dirección del grupo parlamentario socialista remarcan que lo importante es que los Presupuestos salgan adelante y Unidas Podemos ya estampó su firma en las Cuentas tras escenificar un tira y afloja con el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, precisamente, a cuenta del contenido y los plazos de aprobación de la ley que pretende controlar el precio de los alquileres. Sin embargo, no niegan cierto «cansancio». Porque casi desde el día en el que firmó el acuerdo de coalición, Iglesias se ha comportado conforme a la máxima de que «sin conflicto no hay avances y si el conflicto no se hace público no existe».
«No nos votaron para hacer amigos, sino para empujar con las fuerzas que tenemos para revertir, aunque sea parcialmente, algunas injusticias; gobernar es eso», argumentó este miércoles el vicepresidente social en su cuenta de Twitter. La mayor parte de los ministros socialistas se mordieron la lengua. Pero no la vicepresidenta económica, Nadia Calviño.
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Ya el día anterior, Calviño había mostrado su malestar con el último movimiento de sus socios de Gobierno. Tanto a ella como a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la noticia de que los morados se aliaban con los independentistas para intentar modificar sus propias Cuentas les pilló compareciendo ante la prensa tras el Consejo de Ministros. Montero prefirió no opinar sin conocer el texto. Calviño, cuyas discrepancias con Iglesias son palmarias, afeó, en cambio, el gesto del socio. «Ese asunto no tiene que ver con la negociación presupuestaria y deberían no mezclarse las cosas, pero además nuestro Gobierno – dijo sin resistirse a rebatir el mensaje de fondo– ha dado muestras de enorme compromiso con las políticas de vivienda».
Un día después, la exdirectora general de Presupuestos de la UE, volvió a la carga. «¿Qué quiere que le diga? –confesó evidenciando su hastío– Hay momentos, en estos dos años y medio que llevo en España, en los que veo acciones que pueden responder a búsqueda de visibilidad. No es preciso plantear aquí una especie de conflicto cuando todos estamos de acuerdo en que hay que proteger a las personas vulnerables y que hay que evitar este tipo de situaciones».
La principal queja del PSOE está en que Unidas Podemos incumple de manera sistemática el protocolo que ambas fuerzas suscribieron en enero y por el que se comprometieron a «compartir y coordinar» la política de comunicación, y a acordar e informar con suficiente antelación a la otra parte cualquier proposición o enmienda parlamentaria que quiera plantearse. «Podemos tiene que aprender a ser partido de Gobierno y a que en el momento en que llega a un acuerdo tiene que cumplirlo», reclamó en La Sexta José Zaragoza, miembro de la dirección del grupo socialista.
Nadia Calviño - Vicepresidenta económica. «Veo, en muchas ocasiones, acciones que pueden responder a búsqueda de visibilidad; no tenemos que dejarnos despistar»
Pablo Iglesias - Vicepresidente social. «No nos votaron para hacer amigos sino para empujar con las fuerzas que tenemos para revertir injusticias»
En Podemos defienden que avisaron el martes a la portavoz parlamentaria del PSOE, Adriana Lastra, de cuáles eran sus intenciones y que esta en ningún momento les pidió que retiraran la polémica enmienda. Pero los socialistas lo niegan. Sostienen que Lastra sí pidió a sus socios que no dieran ese paso porque no se correspondía con lo acordado en el Ejecutivo.
Aunque el ministro del ramo, José Luis Ábalos, se mostró este miércoles dispuesto a estudiar «soluciones» a las situaciones planteadas por sus socios, advirtió, como Calviño, de que en materia de desahucios hay que cuidar el equilibrio entre la protección de los más vulnerables y la seguridad jurídica.
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