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Pedro Sánchez no quiere que la colaboración de Ciudadanos sea flor de un día, pretende que sea estable para apuntalar su frágil mayoría parlamentaria. El presidente del Gobierno formalizó su invitación en la conversación que mantuvo este martes con Arrimadas, y la respuesta, aunque ... cautelosa, fue receptiva. El movimiento no solo está motivado por la nueva prórroga del estado de alarma, también está pensado con la vista puesta en los Presupuestos y el resto de la legislatura.
La Moncloa estudia que la quinta petición de ampliación de estado de alarma sea la última, pero no porque después del 7 de junio no vayan a ser necesarias más, sino porque la renovación que se votará en el Congreso la próxima semana alcance hasta final de junio, cuando, en teoría, culmine la desescalada. Fuentes gubernamentales indicaron que es un escenario que está sobre la mesa, pero que no hay una decisión tomada. La última palabra la tiene Sánchez y la anunciará el próximo sábado, cuando está previsto que solicite la nueva prórroga, en función de las respuestas que recabe de los posibles aliados.
Si da ese paso, se ahorraría tener que pasar cada quince días por los apuros de encontrar apoyos parlamentarios cada vez más costosos. Pero para culminar la operación, necesita atar el apoyo de Ciudadanos y, por supuesto, el del PNV.
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Sánchez y la líder de Ciudadanos hablaron al mediodía. «Cordial» fue el calificativo que emplearon ambos en sendos comunicados para calificar la charla. Pero fue algo más. Desde la Moncloa señalaron que ambos estuvieron de acuerdo en trabajar para «la consecución de acuerdos futuros» que contribuyan a «la reconstrucción económica y social del país». Desde Ciudadanos fueron más parcos, pusieron en valor el hecho de que se hubiera celebrado y anunciaron que habrá nuevas conversaciones como parte de «los contactos periódicos» que acordaron la semana pasada para que los liberales apoyaran la cuarta renovación.
Las conversaciones semanales sobre la evolución de la pandemia fue una de las condiciones que impuso Ciudadanos para votar a favor. Otra fue deslindar los ERTE de la vigencia del estado de alarma. Sánchez ha satisfecho ambas y en el entorno de Arrimadas se valora el cumplimiento.
En resumen, buen ambiente, nada que ver con las agrias relaciones durante la última etapa de Albert Rivera. El Gobierno quiere contar con el partido naranja para reforzar su precaria posición en el Congreso, y Ciudadanos necesita a los socialistas para enfilar la ciaboga hacia el centro del tablero político.
El coronavirus en cifras
Sara I. Belled ARIEL FERRANDINI
Pero quieren entenderse con discreción. Sánchez no va a correr el riesgo de ahuyentar a sus socios de investidura por tender puentes hacia Arrimadas, y la líder de los liberales aun no está preparada para imponer su criterio en un partido en el que las tesis de Rivera todavía tienen apoyos. Además, cogobierna con el PP en cuatro comunidades y la ruptura no entra en sus planes.
La ministra portavoz señaló este martes tras la reunión del gabinete que no se trata de incorporar a Ciudadanos a la mayoría en el Congreso para cubrir desafecciones de otros socios, como Esquerra Republicana. «Contamos con quienes apoyaron la investidura, pero están invitadas todas las formaciones políticas, especialmente las que han manifestado su voluntad de llegar a acuerdos, en este caso, Ciudadanos», resumió María Jesús Montero. «Ojalá -recalcó- podamos ampliar la mayoría» porque eso significará que hay fuerzas dispuestas a «orillar las diferencias partidistas en un momento como este».
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