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Eran exactamente las 14.56 horas cuando la violenta detonación sacudió la calle Toledo de Madrid, a escasos cien metros de la Puerta de Toledo. La explosión en el edificio del Arzobispado de Madrid ha dejado cuatro fallecidos y una decena de heridos. El ... último fallecimiento se ha producido a las 1:42 horas de la madrugada de este jueves y se trata del sacerdote Rubén Pérez Ayala, según ha informado la Archidiócesis de Madrid. Pérez Ayala, de 36 años, fue ordenado sacerdote por el arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, el pasado mes de junio tras formarse en el seminario Redemptoris Mater de Madrid. La parroquia de Virgen de la Paloma, según ha apuntado la institución, era el primer destino como sacerdote de Pérez Ayala.
Los cuatro fallecidos son varones. Uno de ellos, David Santos, era un electricista de 35 años natural de Uclés (Cuenca), padre de cuatro hijos y feligrés de la parroquia que «había ido a echar una mano» en la revisión de la caldera, que se encontraba en la parte posterior del edificio. Las otras dos víctimas mortales son un hombre de 85 años que transitaba por la calle en el momento de la deflagración y el albañil Javier Gandía Sepúlveda, de 45 años, natural de La Puebla de Almoradiel (Toledo).
«Fue como un bombazo. Lo primero que pensé es que había sido un atentado. Tembló todo. Nunca había vivido algo semejante». Faltaban cuatro minutos para las tres de la tarde de ayer cuando a Juan Ordóñez le llovieron los cristales de la ventana de su cocina. Este vecino de la calle Toledo de Madrid, en el distrito Centro, estaba preparando un guiso con la olla exprés cuando una violenta explosión abortó traumáticamente su comida.
Con unos leves rasguños en la cara, sacó la cabeza por la ventana y de inmediato divisó un escenario propio de la guerra. Mucho humo gris, cascotes, vehículos destrozados y viandantes corriendo despavoridos calle arriba. Luego levantó la mirada y entonces vio el horror casi frente a él: el edificio «de los curas» completamente destrozado. Con el esqueleto a la vista de cuatro de sus seis plantas, que hoy empezarán a ser demolidas de forma controlada. «Me quedé impactado», relata este funcionario jubilado una hora después del «bombazo».
Los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid han retomado esta mañana los trabajos en la zona afectada. En un vídeo colgado en la cuenta de Twitter de Emergencias Madrid, el jefe de Guardia de los Bomberos ha detallado que anoche hubo un retén con relevos para seguir vigilando la zona. Los trabajos se han retomado a las ocho de la mañana y ahora se valorará la situación junto con los técnicos municipales.
Estado en el que quedo el edificio de la calle Toledo después de la explosión. Durante la mañana reanudaremos las tareas de saneado y desescombrado de todos elementos inestables dañados por la onda expansiva junto a otros organismo municipales ya con maquinaria pesada de obra pic.twitter.com/lXTSBycUdt
Bomberos Madrid (@BomberosMad) January 21, 2021
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, hizo ayer una «valoración preliminar con todas las cautelas» y señaló que todo apuntan a una explosión de gas, que voló literalmente el revestimiento de las cuatro plantas superiores. «Los bomberos examinan si se han producido daños en el muro colindante que hay entre ese edificio que ha explosionado y el de la residencia de ancianos. También han caído cascotes al patio del colegio anexo», explicó. «El peligro está ahora en el embolsamiento de gas que pudiera afectar muy gravemente a la estabilidad del inmueble», añadió.
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El edificio afectado es una construcción de hormigón y ladrillo que pertenece al Arzobispado de Madrid. En las cuatro primeras plantas hay locales, salones parroquiales y despachos de Cáritas, y en las dos últimas están las viviendas parroquiales.
Pared con pared se encuentra la iglesia Virgen de la Paloma y el colegio concertado La Salle-La Paloma. Y al otro lado hay una residencia de ancianos. Por fortuna, ni los dos centenares de niños que estaban en las aulas a las 14:56 horas ni las personas del centro de mayores sufrieron daños personales. Un hotel cercano se hizo cargo de estos residentes.
La tragedia personal, por lo tanto, pudo ser mayor. En el colegio, por ejemplo, que este miércoles volvió a abrirse tras el temporal de nieve, los alumnos acababan de subir del comedor y se disponían a comenzar la clase de las tres de la tarde. «Si llegan a estar en el patio... Ahí hay una cancha de fútbol sala que ahora está llena de cascotes y hielo», comentaba, compungido, un profesor tras el cordón perimetral. Y es que la borrasca Filomena trajo nieve a Madrid, el frío extremo la convirtió en hielo y cubrió los patios de las escuelas, que cerraron. Pero quizá este hecho fue ayer un milagro para los niños de La Salle.
El papa Francisco ha trasladado su «cercanía y afecto» a Madrid «en estos duros momentos» por la explosión en una vivienda sacerdotal que ha causado la muerte a al menos 3 personas y ha dejado varios heridos. Así lo expresa en un telegrama enviado por la Secretaría de Estado del Vaticano, en el que se dirige al arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, al clero y a «todos los hijos de ese amado pueblo».
Además, el Pontífice «eleva oraciones al Señor y encomienda muy especialmente a su misericordia el eterno descanso de las víctimas, así como a los heridos y a sus familias».
Asimismo, pidiendo «la maternal intercesión de Nuestra Señora de la Almudena», imparte «la confortadora bendición apostólica, como signo de esperanza cristiana en el Señor Resucitado».
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