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Consumado el trago de la ruptura de sus negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial, el Gobierno y el PP libran ahora la batalla del relato sobre quién carga con la culpa de un divorcio que frustra «la última oportunidad» que ambos ... se habían dado. Quién arrostra la responsabilidad ante la opinión pública de que el jueves que amaneció con políticos y periodistas cruzando apuestas sobre si el esperado acuerdo irrumpiría o no en mitad del puente festivo acabara en una nueva frustración de las expectativas sobre una alianza de Estado entre los dos grandes partidos del país. Y en ese argumentario, donde el PP acusa al presidente Sánchez de haber «boicoteado» a propósito la posibilidad de entendimiento al reavivar las ascuas de la rebaja del delito de sedición, el Ejecutivo explota la tesis de presentar a Alberto Núñez Feijóo como un rehén de «la derecha reaccionaria» contraria a dar tregua alguna al inquilino de la Moncloa.
Los colaboradores más estrechos de Feijóo, los únicos que estaban al cabo de la calle de las negociaciones que mantenía Esteban González Pons con Félix Bolaños, se niegan, primero, a admitir el calificativo «reaccionario» para referirse a algunos de los suyos; y, después, inciden en lo que vienen repitiendo cada vez que se cuestiona la entereza interna del líder: que no es un recién llegado a la política y que «aguanta la presión», de la izquierda pero también de la derecha extrema. En Génova sí admiten que coexisten en el partido distintas sensibilidades sobre qué hacer ante Sánchez, que incluyen a quienes abominan de cualquier acercamiento al presidente frente a la actitud tendente a buscar pactos de Estado o en otras cuestiones de amplio interés ciudadano por la que ha abogado Feijóo, aún sin cosecha tangible. Pero los medios consultados subrayan la unanimidad interna ante la imposibilidad de reforzar el Estado pactando con «la mano derecha» la renovación del CGPJ y de debilitarlo dejando pasar «con la mano izquierda» la reforma de la sedición diseñada para contentar al independentismo catalán.
Feijóo, cuentan los suyos, atendió la llamada de Sánchez el jueves con la «posición definida» -que la apuesta del presidente por suavizar el delito por el que fueron condenados los presos del 'procés' suponía un «punto de inflexión» sin retorno- tras haberla cotejado con sus barones, miembros de la dirección y otros cargos. El líder de los populares contrastó pareceres con Juanma Moreno, Isabel Díaz Ayuso y el gallego Alfonso Rueda, aunque ya sabía lo que la presidenta madrileña opinaba porque ella misma lo había aireado la víspera, lo que alimentó, a ojos de los socialistas, la imagen de un Feijóo a merced del ala radical de su partido.
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olatz hernández
El espaldarazo de un dirigente territorial como Moreno, que pescó el 19-J en los caladeros del PSOE desafectos con los pactos con ERC y Bildu, permite a Feijóo revestir su decisión con el aval de «todo el PP». Así lo quiso recalcar el presidente andaluz, quien denunció el «nuevo engaño» de Sánchez.
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