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Cristian Reino
Barcelona
Jueves, 17 de junio 2021, 11:25
Pablo Casado se quedó este jueves solo en Barcelona en su oposición a los indultos. El día después de que los empresarios catalanes, a través del Círculo de Economía, avalaran las medidas de gracia que propone el Gobierno como punto de partida para la resolución ... del conflicto político, el presidente del PP mantuvo su negativa a que los presos del 'procés' puedan salir de prisión indultados.
En las jornadas del Círculo de Economía y ante un foro favorable a las medidas que ultima el Ejecutivo central, el líder del PP evitó el discurso gruesgo y las descalificaciones de los últimos días, como la acusación de «traición» a los españoles o el calificativo de «inmoral», empleado por la presidenta madrileña, pero no se movió ni un milímetro de su rechazo a los indultos, que, según el PP, son la muestra del entreguismo de Sánchez a los soberanistas para mantenerse en el poder.
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El argumento que esgrimió fue que algunos de los que se beneficiarán de las medidas de gracia no muestran ningún arrepentimiento, amenazan con reincidir y tanto la Fiscalía como el tribunal sentenciador (el Supremo) se han mostrado en contra de su concesión. El Parlamento español, en cambio, sí se posicionó a favor tras una moción de los populares. «Mi pregunta es si los indultos no van a generar más frustración en el futuro y si esos esfuerzos inútiles crearán más melancolía», reflexionó ante el empresariado catalán, un electorado clásico de los populares, pero que hoy escenificó su distanciamiento, al menos en lo que respecta a la cuestión catalana. Hace tiempo que el PP atraviesa horas bajas en Cataluña y en estos momentos es la última fuerza en el Parlament, con solo tres diputados.
Entre el 60% y el 70% de los catalanes apoyan los indultos, según encuestas recientes. Pero Casado no modificó su discurso por ello, los rechazó porque quien los propone (Sánchez) solo busca, a su juicio, una fórmula para «permanecer más tiempo en el poder». «No podemos aceptar que se hable de la Constitución como venganza, ni de la sentencia como castigo», afirmó. «No se puede aceptar un golpe a la legalidad» en nombre de la «magnanimidad», añadió. Defendió la concordia, pero en un sentido distinto al que apela Sánchez para sustentar las medidas de gracia. «La sublimación de la concordia fue la Constitución, la sublimación del diálogo es la ley», avisó.
Casado acudió a un campo en el que Mariano Rajoy solía jugar en casa, pero el actual líder del PP comprobó enseguida que el panorama ha cambiado. Los empresarios catalanes no compran el unilateralismo independentista pero tampoco aceptan la cronificación del conflicto. La propuesta del PP para resolver la cuestión catalana no pasa, dijo Casado, por «cambiar la legalidad a la carta» con los que garantizan la estabilidad del Gobierno. Su receta consiste en un nuevo modelo de financiación, una reforma fiscal, más infraestructuras, apoyo a la llegada del museo Hermitage a Barcelona, que Barcelona se convierta en el Silicon Valley del sur de Europa y garantizar la seguridad jurídica, el cumplimiento de la ley y la convivencia.
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