Pablo Casado se cansó de esperar. Tras varios días exigiendo a Pedro Sánchez «explicaciones» respecto a la posición de España en la crisis entre Rusia y Ucrania, el líder de la oposición tomó la iniciativa y telefoneó al presidente del Gobierno para interesarse por el ... conflicto y trasladarle su total apoyo en la respuesta de España «para ejercer sus obligaciones en el marco de la OTAN», tal y como el PP ya había avanzado en los últimos días. Un gesto que el jefe del Ejecutivo agradeció, según confirmaron fuentes gubernamentales, pero que no ha servido para tender puentes entre ambos.
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Sánchez no ha mantenido contacto con Casado desde mayo cuando el jefe de la oposición levantó también el teléfono por la crisis causada en Ceuta después de que Marruecos facilitara la entrada ilegal de miles de inmigrantes. Desde entonces todos los asuntos han sido resueltos a intercambio de declaraciones públicas, sin que por medio se haya producido ninguna comunicación que se ajuste al espíritu del acuerdo entre los dos principales partidos en temas de Estado que hasta ahora siempre se había respetado, con sus matices en función de la coyuntura.
En la cúpula del PP atribuyen la iniciativa de Casado, con la que los conservadores se han desmarcado de Vox, a su «responsabilidad» como jefe de la oposición. En Génova entienden que la situación de Ucrania es «una cuestión de Estado», en la que Gobierno y oposición tienen que ir de la mano y tras esperar en vano la llamada de la Moncloa. «Si quiere hablar con el presidente sólo tiene que llamarle», retó la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, en TVE horas antes de que el líder de los populares descolgara el teléfono.
En la conversación, que se extendió durante veinticinco minutos, Casado instó a Sánchez a comparecer en el Congreso «en aras de la mayor transparencia en esta crisis», solicitud que los conservadores han formalizado ya en la Cámara baja. Sin embargo, no parece que el jefe del Ejecutivo tenga intención de atender esta petición al menos de momento. Sánchez considera que las explicaciones dadas este martes por el ministro José Manuel Albares en la comisión de Exteriores son más que suficientes. En la Moncloa insisten en que será el jefe de la diplomacia el que mantendrá «puntualmente informados» a los grupos parlamentarios, salvo que la crisis se agrave. Entonces será el presidente del Gobierno quien tome las riendas en la rendición de cuentas, aunque no tiene previsto acudir al Congreso hasta el próximo 16 de febrero.
El líder del PP transmitió a Sánchez la importancia de la unidad de acción dentro del Gobierno, tras la disparidad de pareceres mostrados estos días, con la oposición de Unidas Podemos al despliegue de tropas en la zona, y recordó al presidente que es lo que pasa en todos los países europeos.
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Apesar de que la vicepresidenta, Yolanda Díaz, afirmó este miércoles que el Ejecutivo habla con «una sola voz» en este asunto, la ministra de Derechos Sociales y líder de Unidas Podemos, Ione Belarra, todavía propinó un puntapié a los socialistas al afearles sus «aspavientos belicistas». Que hay diferencias sustanciales entre los socios en esta materia es evidente, tanto que la participación de España en un eventual conflicto bélico podría resultar letal para la coalición.
Sánchez, sin embargo, optó por ignorar la brecha interna y, en una comparecencia en el palacio de la Moncloa con la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, llegó a agrader a «todos los grupos» un apoyo que no es ni mucho menos unánime. No en vano, solo el PNV, dentro del bloque de la investidura, trasladó el martes a Albares su respaldo. ERCy EHBildu, por el contrario, se mostraron extremadamente críticos, al igual que Junts, el BNG y la CUP. «Es importante que desde el Gobierno y desde la política se dé ese mensaje de unidad que estamos dando», dijo sin embargo el jefe del Ejecutivo.
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Sánchez aprovechó, por otro lado, la llamada del líder del PP para abordar otras cuestiones: el desencuentro sobre los fondos europeos, cuyo reparto están cuestionando los populares, y la reforma laboral que de no salir adelante la próxima semana puede hacer descarrilar la legislatura. El presidente le reclamó al jefe de la oposición que «deje de poner en duda la gestión de los fondos europeos», según informaron fuentes de Moncloa, mientras Casado le volvió a tender la mano para la creación de una agencia independiente que fiscalice las ayudas procedentes de Bruselas.
El presidente le pidió además al líder conservador el voto favorable o la abstención de su partido, para que el Parlamento respalde y convalide el acuerdo alcanzado entre los agentes sociales.
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