«Yo no soy técnico de minas, pero allí había una bóveda grandísima y eso era peligroso». Son las declaraciones de una de las personas que minutos antes del accidente en el pozo Emilio se encontraba en el taller.
Publicidad
Javier Cabello era minero, sutirador concretamente, ... y aquella mañana aprovechó un nuevo parón para salir al transversal y comer un bocadillo. Eso fue lo que le salvó la vida, eso y su compañero Amancio Viñayo que le recogió cuando estaba a punto de caer. Ha sido la segunda declaración de este lunes 20 de febrero en la que el juicio a la Hullera Vasco Leonesa por la muerte de seis mineros el 28 de octubre de 2013 llega a su sexta sesión y con ella al inicio de las testificales.
Unos 18 años trabajando en la mina y mucha experiencia en el sector, algo que le hizo «estar preocupado» por la situación en la que estaba el taller de la planta séptima, se hablaba de ello «en los aseos con otros mineros», pero había cierto temor ya que «hubo represalias a quien se quejaba, se les trasladaba a otros relevos donde se cobraba menos», declaró Cabello este lunes.
En la sala
Campillo
Uno de los relatos más duras, hasta el momento, en el juicio por el accidente del pozo Emilio, el fiscal ha pedido al testigo que relate lo ocurrido aquel día.
«Había salido a comer el bocadillo, estaba en el transversal. Cuando entré noté una corriente muy fuerte de aire y polvo y no podía respirar hasta que vino Amancio por mi y me sacó», inició el relato Javier Cabello.
Publicidad
Insitió el minero en que cuando fue a entrar en la galería en dirección al taller «noté una fuerza muy fuerte de aire, con polvo que venía del taller. Yo me agaché y me arrimé a un hastial y fue Amancio quien me sacó. Luego fuimos a la escalera y nos pusimos el auto-rescatador y entramos a ver si podíamos ayudar a los compañeros. Pero ya no me acuerdo de más, lo siguiente es que estaba en la calle».
Las sesiones previas se han basado en las declaraciones de los acusados, todos ellos han insistido en que los trabajadores tenían auto-rescatadores y con ellos era suficiente para mantener la seguridad. Javier Cabello ha asegurado que todos disponían de auto-rescatador, pero también ha recordado que el día del accidente tras ponerse el auto-rescatador para ir a buscar a sus compañeros «se acabó, no sé el motivo del fallo, pero no me ayudó».
Publicidad
El juicio
Uno de los abogados de los acusados ha preguntado el motivo por el que no puso el auto-rescatador en el primer momento, pero Cabello ha explicado que «la primera vez que entré no me dio tiempo a ponerlo, fueron segundos».
También ha matizado a los presentes que «el auto-rescatador no es complicado de poner, pero lleva un tiempo». Algo que ha sido importante matizar ya que, hasta el momento, todos los acusados han explicado que es coger una boquilla y respirar. «Había que sacarlo, ponerse la boquilla, soplar fuertemente, ponerse una pinza en la nariz, luego pasarlo por el cuello y atarlo a la cintura», explica Javier Cabello el proceso.
Publicidad
«Había bóveda en el postaller y encima del taller, llevábamos varios días así. Muchos para mi experiencia». Este ha sido otro de los momentos clave de la declaración de Javier Cabello, el sutirador ha insitido en que «no se había hundido la bóveda, los restos de madera eran de muro y la bóveda estaba en techo». Por lo que la zona era aún «peligrosa».
En las declaraciones de los acusados, en las cinco sesiones previas, se ha repetido como un matra que el accidente fue impredecible, una pregunta que también le han hecho a Cabello en esta jornada y con la que no ha dudado ni un momento: «Yo no soy técnico de minas, pero allí había una bóveda grandísima y eso era peligroso».
Publicidad
En detalle
El minero también ha recordado que desde el inicio de la explotación «todos los días había que salir, no sé cuántas veces, pero todos los días».
Cabello también ha explicado a la sala que «estábamos preocupados, se comentaba en el aseo y se sabía por todos» en relación a la seguridad y la situación del taller de la planta siete. En este sentido, se le ha preguntado en varias ocasiones el motivo por el cual no se quejaron si tenían miedo y recuerda que «en otras ocasiones hubo represalias a quien se quejaba, ya que se les trasladaba a otros relevos donde se cobraba menos».
Noticia Patrocinada
En el caso de Cabello, era padre de familia y su sueldo era el único que en ese momento entraba en casa, «se lo habíamos comentado al vigilante. Pero allí se siguió trabajando de la misma manera», remarcó en esta sesión. Fue uno de los temas más recurrentes de esta sesión y se preguntó por el motivo del peligro o la inquietud de los trabajadores: «La preocupación era el gas y la bóveda. Era una bóveda grande y llevaba mucho tiempo en rampla».
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.