Finalizan las declaraciones de los acusados y lo hacen con la intervención de los dos vigilantes de seguridad y el delegado minero. Los vigilantes son sólo dos para toda la explotación de la Hullera Vasco Leonesa y tienen sus tareas bien definidas. Andrés Rodríguez Cuesta ... era el encargado de la seguridad del pozo Emilio y Alberto Rivero en el caso de Flanco Sur, Lavadero y Túnel.
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Andrés Rodríguez Cuesta era vigilante de seguridad del pozo Emilio, pero en el momento del accidente se encontraba de vacaciones. «Estuve en el disparo inicial del día 11 de octubre, el día 14 me personé y fui a ese macizo y a esa planta, todo estaba bien. Al día siguiente fui, hice lo mismo. El miércoles hice prácticas en Santa Lucía y el jueves me quedé de vacaciones», relató el acusado.
Repitió la misma historia en respuesta a varias preguntas del fiscal y de su abogada hasta dejar bien claro que el acusado aún seguía de vacaciones el día del accidente. Preguntó el fiscal por los tres días que trabajó con la explotación abierta. «Era una explotación nueva, iba yo por allí sin que nadie me dijera nada», asegura el acusado de vigilar el pozo Emilio.
También explicó, al igual que su compañero, que no hay un sustituto para este puesto y sólo «asistimos al otro grupo cuando nos manda el superior», explica el acusado, que recuerda que de un grupo a otro hay «varios kilómetros, incluso dentro de cada grupo también hay kilómetros».
Declaraciones
Alberto Rivero Fernández, otro de los vigilantes de seguridad, también insistió en que no se movían de su zona asignada «por iniciativa propia, sólo si me lo dicen». El día 26 de octubre se realizó una parada programada del ventilador general y como Alberto Rivero estaba de guardia fue quien acudió «por eso me tocó».
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«No fui a esa planta, paró toda la ventilación de la mina por una labor de mantenimiento en el ventilador de la calle. Cuando se reinicia, yo entro y arranco todas las labores del grupo. Vas planta por planta arrancando la ventilación», explica el acusado que fue la única vez que visitó la zona del taller accidentada.
«Si hay algún problema en fin de semana me llaman. Pero eso era programado. No recuerdo la hora, ni cuando empecé ni cuando acabé. Tenga en cuenta que arranqué la ventilación de toda la mina de todos los grupos», recordó el vigilante de seguridad.
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El fiscal pregunta si los superiores de este acusado le comunicaron que había que estar pendiente de esa explotación. «No. Ni me lo indicaron ni había nada que hiciera pensar que ahí iba a pasar algo», remarcó Alberto Rivero.
También salió en esta sesión el miedo de algunos mineros a entrar en la explotación a lo que él aseguró «si a mi alguien me dice que hay una circunstancia extraña soy el primero en ir». Rivero también recordó que «dos de los fallecidos eran de la brigada y uno de ellos estaba en mi grupo. Compartíamos muchas horas y además nos llevábamos bien a nivel personal y nunca me dijo nada».
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El Ministerio Fiscal no ha presentado acusación contra Alberto Fernández Diez, delegado minero, pero sí que partició en su interrogatorio ya que decidió no contestar a las preguntas del resto de abogados.
Fernández Diez recordó que no tenía ningún cargo de seguridad por parte de la empresa y remarcó que «era una figura libre que no daba cuenta» a ningún superior. Se encargaba de recopilar críticas y quejas de los compañeros y elevarlas a dirección para ponerle solución. El acusado recordó que «en este trabajo siempre hemos sido muy reivindicativos» y aseguró que ningún compañero le dijo que «hubiera miedo o peligro» a la hora de entrar a trabajar.
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