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Paola y Virginia Jiménez García, arquitecta y diseñadora del estudio Vedelik.
Paola y Virginia Jiménez García, arquitecta y diseñadora del estudio Vedelik. Rodrigo Jiménez

Virginia y Paola Jiménez, ingeniera y arquitecta

Los que se quedan
Un proyecto líquido unido por la sangre

Las hermanas Virginia y Paola Jiménez combinan sus especialidades en Vedelik, una empresa que desde una localidad rural abulense trabaja para Salamanca, Segovia o Valladolid

Samuel Regueira

Valladolid

Viernes, 25 de octubre 2024, 08:17

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Vedelik es una palabra en estonio que en nuestro idioma viene a significar 'líquido'. La argucia marquetiniana apela, como el líquido en el recipiente, a la capacidad de adaptar las soluciones a las necesidades requeridas. Pero el líquido tiene un doble sentido aquí, pues al estudio que fundó en 2010 Virginia Jiménez, de 36 años, se sumó su hermana Paola, de 27, hace 24 meses. Las dos comparten sangre, proyecto, ilusión e ideas en una iniciativa afincada en la localidad abulense rural de Muñana, con clientes y colaboradores en Salamanca, Segovia o Valladolid,

«Mi especialidad es el diseño industrial», apunta Virginia. «La vocación me surgió temprano, siempre he sido creativa a la hora de idear cosas y de llevarlas a la realidad». De pequeña, tenía como juego recurrente el fabricar complementos de sus juguetes o crear cosas a partir de simples hojas de papel: «Una vez pegué varios A4 unos con otros y dibujé por encima una ciudad; otra vez recuerdo que jugaba con un coche o con un avión y yo misma fabricaba el garaje o el aeropuerto...», relata. «Fueron nueve años jugando sola», agrega, señalando al tiempo que recuerda haber vivido antes del nacimiento de su hermana Paola: «Lo veo mucho ahora con mis propios hijos; si están juntos, idean juntos, pero cuando un niño juega solo no tiene más remedio que imaginar en soledad».

Virginia no tardó en averiguar que la disciplina que mejor respondía a sus inquietudes era la ingeniería de diseño industrial: «Mi creatividad siempre me ha demandado una parte más técnica que llevase lo que ideaba a la realidad», desgrana. «Lo que entonces se denominaba ingeniería técnica ofrecía algo bonito al creador; que puede ver el resultado de su trabajo y asistir a aquello que ha desarrollado».

De entonces recuerda que la ingeniería era una 'rara avis', «unos estudios que en Madrid ni siquiera existían», y cómo le llamó la atención que «aunque bebía mucho de la arquitectura, entre un ámbito y el otro nunca terminan de comprenderse al 100%». Fue en la Universidad de Valladolid, en el año 2006, donde arrancaron sus primeros pasos en esta carrera, de la que también recuerda su amplísima variedad. Y es que su gran abanico de ramas lleva a tener rutas bien diferentes. En el sector habitacional brinda mobiliario y soluciones o materiales de construcción. En el sector automovilístico o aeronáutico; diseños que se pueden producir de forma industrial. Incluso hay salidas en el sector artístico, donde hay compañeros de su carrera que se encuentran diseñando animaciones para series de Netflix.

«Un pueblo carece de grandes industrias, pero es perfecto para vivir e inspirarse»

«Mi camino se orienta más hacia la arquitectura», explica Virginia: «Diseño elementos a medida de lo que solicitan los clientes, y a raíz de eso termino por diseñar el espacio entero». Su proyecto de fin de carrera tuvo lugar en Medina del Campo, y aunque en 2010 finaliza sus estudios, ya contaba por entonces con experiencia en varios lugares de prácticas a medio camino entre Valladolid y Ávila.

En diciembre de ese año nacía Vedelik y el estudio pronto se empapa de la filosofía del trabajo de Virginia. A través de esta, insiste, se solicita un diseño de producto y se puede llegar a ofrecer, en armonía, el diseño del espacio en su conjunto. «Así sucedió en uno de nuestros primeros casos, una familia que nos contactó por Internet para diseñar los muebles de su salón: primero se los ofrecimos fabricados por un carpintero y, poco a poco, según les fuimos ayudando a entender lo que querían, terminamos diseñando todo el espacio, buscando los elementos de mobiliario, textil y decoración... hasta abarcar el resto de estancias de la vivienda».

En esa primera etapa Vedelik colaboró con artesanos de Salamanca y ebanistas de Segovia como Sintala. Sin embargo, un nuevo trabajo le supuso un parón de varios años que obligó a Virginia a aparcar este proyecto, el cual no se retomó hasta comienzos de esta década. Por entonces, muy cerca de su entorno ya asomaba la nariz precisamente de alguien que había estudiado aquella otra disciplina con la que la ingeniería de Virginia nunca se terminó de entender al 100%.

Un gran referente

«Creo que nuestros caminos estaban destinados a estar juntos para toda la vida, mi hermana siempre ha sido mi gran referente», confiesa Paola, que aporta en Vedelik la visión de la arquitectura: «Me gustaba encontrarme con algo más cercano a lo que tenemos; nuestra casa, nuestras ciudades... Para mí, el diseño industrial era demasiado amplio y no encajaba mucho con mis gustos». La hermana pequeña también recuerda cómo le enganchaba «ver en la televisión reportajes de personas que se dedicaban a hacer túneles u otras obras civiles».

Desde 2015 estudiando y hasta que consiguió el máster habilitante en 2022 para ejercer como arquitecta, Paola rememora cómo observaba el trabajo en la distancia que ejercía su hermana: «Muchas veces ella tenía que acudir a profesionales de la arquitectura para hacer firmas de documentos y planos», recuerda. Mientras Paola seguía estudiando, comenzó a aportar informalmente sugerencias, dibujó algunos planos y empezó a participar en la búsqueda de ideas y en el proceso de diseño.

Virginia aporta la idea de diseño y Paola la lleva a la realidad

Hoy está plenamente integrada en el estudio: «Virginia aporta la idea de diseño y yo la llevo a un estado más real del espacio en sí; somos distintas pero nos complementamos, somos capaces de analizar las cosas bajo dos prismas distintos, nos conocemos y sabemos qué puede aportar cada una para sacar el trabajo de forma ágil y eficiente». Su hermana coincide: «Cuando una necesita un apoyo de cualquier tipo, la otra lo resuelve; tenemos la suficiente confianza para saber qué necesitamos sin casi hablar, y los días con mucho estrés y proyectos exigentes sabemos repartirnos el peso para dar respuesta a todos los temas pendientes».

Vedelik es líquido que se adapta a las necesidades de sus clientes, es líquido por la sangre que une a las dos hermanas, pero también es líquido a la hora de ser la nave nodriza de una amplia red de colaboradores en toda Castilla y León desde la localidad abulense de Muñana: «Trabajar en el entorno rural tiene sus hándicaps; hay mayores necesidades residenciales y carecemos de grandes industrias, oficinas, restaurantes o sitios de ocio», enumera Virginia; «pero es un sitio perfecto para vivir e inspirarse». Con ello tienen las dos caras de una misma moneda; conocen a mucha gente y aprenden tendencias de todo el mundo cuando viajan y mantienen el contacto con el sector, pero a la vez tienen a mano el espacio idóneo para «hacer introspección y dedicarle espacio a la vida personal cuando toca». Esa filosofía, líquida, donde todo fluye, es la que también tratan de inyectar en sus proyectos.

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