Violencia representada en arte. Una problemática social, plasmada por los alumnos de la Escuela de Arte de León, que a través de sillas colocadas a los pies de la Catedral, homenajean a las mujeres víctimas de violencia de género que han sido asesinadas este año.
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El acto comenzaba en silencio, con decenas de personas que escuchaban el ruido del tambor, mientras los alumnos iban ocupando las 52 sillas colocadas en la centrica Plaza de Regla de la capital leonesa.
Un total de 180 alumnos de la Escuela de Arte, y pertenecientes al bachillerato artístico, vestían de negro. Ocupando las sillas, y dando la espalda al público que les observaba, plasmaban una realidad que permanece oculta a los ojos de gran parte de la sociedad. Con gestos de violencia y dolor, representaban el miedo y el sufrimiento de las víctimas.
En una segunda fase de la representación, los agresores aparecen bajo máscaras blancas, que cubren a sus víctimas con bolsas de basura que envuelven sus rostros. El sonido de un disparo, hace que todas las víctimas caigan al suelo. Y que el silencio de todos los allí presentes, haga centrar la atención en los nombres que dejan al descubierto las víctimas en cada una de las sillas. 52 historias de violencia que suman más que un número.
El acto finalizaba con rosas en las manos de los alumnos. Una rosa por cada víctima que acababa cubriendo el nombre y dejando en las sillas, el rastro del dolor y el vacío de cada una de ellas.
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«Un acto así es fundamental, porque vivimos en una sociedad en la que desgraciadamente, existe un incremento notable de este tipo de violencia», aseguraba Jorge Jorge Martínez Montero, director de la Escuela de Arte y Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de León.
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Lucía Gutiérrez
«En las aulas, estamos luchando diariamente para que nuestros alumnos de formen en igualdad, es fundamental y son valores y aspectos que hay que trabajar y profundizar», asegura el docente. Un acto que como muchos de los alumnos han explicado es «de gran ayuda para dar voz a mujeres que ya no pueden hacerlo».
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Los alumnos, volcados en el proyecto observaban como sus compañeros formaban parte de esta representación. «Afortunadamente los alumnos del centro se han mostrado con buena predisposición, no entendemos ni de género, ni de sexo ni de religión ni de política», explicaba Martínez. «Desarrollamos una una formación pública de calidad, y además ellos lo viven en primera persona», añade tras dar paso al acto.
«Se intenta que los espectadores se den cuenta del gran número de víctimas que hay cada año de la violencia doméstica», son las palabras de Julia Álvarez, profesora de inglés en la escuela de arte, que se suman a las de muchos docentes que participan también en el acto. «Yo creo es muy positivo que alumnos también colaboren, para entre todos parar todo este feminicidio», asegura la docente.
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