Un último café tras 52 años de servicio

«Ahora toca descansar y cuidarnos», explica Emilia Sánchez. La hostelera lleva toda su vida en el barrio. Su padre, Basilio Sánchez abrió la cafetería Lord en 1972. Un negocio moderno para la época que rompía con las tradicionales cafeterías de la zona. Sánchez nunca antes trabajó en hostelería, según confiesa su hija Emilia, es una profesión la cual casi «le vino obligada». Pero rápidamente la familia se hizo con el barrio.

Clientela fija, desayunos para comenzar el día y un buen bizcocho para coger fuerzas. Esos son tres secretos con los que sus clientes comenzaron a tener su nuevo punto de referencia.

Sánchez se jubiló con el paso de los años, pero nunca abandonó su negocio. Aunque la pareja tenía más hijos, fue Emila la que quiso continuar con el negocio familiar. «Para mi fue el destino», asegura. Desde los seis años comenzó a fijarse en el trabajo de sus padres. Mientras uno atendía a los clientes, su madre realizaba todo tipo de tapas para acompañar a las consumiciones, algo que ella misma heredó. «Yo hago un poco de todo, donde haga falta echo una mano», indica. Con el paso de los años son mucho los vecinos que, cada mañana, se acercan al bar a desayunar y charlar con la pareja.

Actualmente, y tras heredar el bar, Emilia y su marido son los encargados de llevar el negocio. Un local que se ha convertido en su vida y con el que, a pesar del paso de los años, siguen teniendo la misma cara de ilusión en su trabajo.

Sus clientes destacan su tortilla y su bizcocho. «Aquí es todo casero, todo de la huerta», explica. Con una gran variedad de tapas para los cafés y consumiciones, el barrio de la avenida Padre Isla lamenta una pérdida «muy grande». «Les tenemos mucho cariño y no se puede decir nada malo de ellos porque siempre han tenido una sonrisa para nosotros», indica una de las clientas presentes. La amabilidad, el trato familiar o el buen servicio son algunos de los factores claves que les han llevado al éxito durante tantos años.

«Yo siempre les dije a mis hijos que no querían que me viesen jubilarme aquí» añade. Una sensación que ella misma vivió con su padre y la cual, con el paso del tiempo ha vivido en primera persona.

Pero la jubilación y el tiempo de cuidarse a ambos ha llegado para la pareja. «Ahora nos tenemos que dedicar a nosotros», destaca la hostelera. Una decisión que, también, viene acompañada de la apertura de posibilidades a nuevos hosteleros de León.

La cafetería Lord pasará a ser traspasada y, actualmente, se buscan interesados que quieran continuar con la actividad en el barrio. «Es una buena oportunidad para una familia», asegura su propietaria.

Un local céntrico con «renta de las antiguas», en el que los propietarios del establecimiento confían en «poder encontrar pronto gente que siga dando vida al barrio».

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