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Anastasya es una joven de 19 años que todos los días acude a la universidad mientras baraja la posibilidad de trasladar sus estudios a Granada aunque reconoce que le gusta «la universidad de León y la gente de la ciudad».
Anastasya es una joven como ... otras muchas de su edad aunque su apellido, Soroka ya da una pista de su origen: Ucrania, el país del que, tristemente, más se habla en los últimos días. La joven admite que, a través del teléfono móvil, mantiene un contacto muy estrecho con su familia y sus amigos que viven en la ciudad de Chernígov, al norte del país y con más de 280.000 habitantes y que actualmente está sitiada.
«Desde el primer día hay bombardeos y disparos. La gente se ha trasladado a los búnkeres de sus edificios o han intentado huir. Pero el acceso es por puentes y los han destruido para que no puedan acceder las tropas rusas, lo que ha provocado que nadie pueda salir», lamenta Anastasya quien recuerda que los inmuebles cuentan con refugios que recuerdan a peores épocas de la historia que parecía que no se iban a volver a repetir.
Ella pormenoriza que su familia se ha visto obligada a trasladarse desde su vivienda a otro punto de la ciudad debido a los continuos bombardeos que había en su zona residencial y lamenta que las tropas hayan destrozado algunos edificios históricos. «La gente está en los búnkeres y salen para ir por comida o asearse pero rápido vuelven», puntualiza, detallando que la vida se limita, actualmente, a permanecer en los refugios lo que les está provocando un nivel de estrés emocional muy elevado.
Ucrania en León
Además, especifica que por ahora no se ha producido un desabastecimiento de comida porque «tenían reservas». «Pero a la larga no sé qué va a pasar», asiente.
La madre y el hermano de Anastasya también viven en España pero no sus abuelos que han tenido que dejar su domicilio para evitar los bombardeos. «Semanas atrás intentamos que mis abuelos vinieran a España pero no querían dejar su vida allí. Nunca pensamos que llegaríamos a esta situación. Ellos ahora lo lamentan», asevera mientras señala que ellos contaban con una casa en el campo y una 'vida hecha' rodeada de familiares y amigos que, de la noche a la mañana, se ha truncado.
Respecto a sus amigos le informan de que tienen prohibido hacer fotos y videos a las tropas ucranianas y colgar esa información en las redes sociales para evitar que lleguen a los rusos. «Espero que la reunión entre Ucrania y Rusia tenga un buen final», dice esperanzada.
Respecto a la manifestación que el pasado domingo se produjo en León en apoyo a los ucranianos, asegura que se ha sentido muy feliz con la respuesta dada por León pero también con la unión que se ha producido entre los ucranianos. «Nos damos apoyo y eso ayuda mucho. Yo se lo intento transmitir a mis familiares y amigos que están en Ucrania para que se sientan arropados».
Por último, Anastasya pide que se dé a conocer la información veraz de lo que está ocurriendo y como la población civil está pagando las consecuencias de decisiones geopolíticas. «Los que tenemos allí a nuestra familia tenemos que mover la información que nos dan de lo que ocurre para que todo el mundo sepa cómo se está viviendo y qué está pasando», concluye.
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