San Antón: un cóctel de dos santos para proteger a los animales

Heracleópolis Magna (Egipto) y Padua (Italia) son los lugares de nacimiento de San Antón. ¿Dos lugares? Sí. El porqué es la confusión y mezcla que entre estos dos San Antonio se ha producido en muchos lugares en los que en su fiesta no se distingue entre la figura de ambos. En muchos pueblos se cobija bajo las mismas oraciones al San Antonio de enero que protege a los animales, y al San Antonio de Padua cuyo responsorio es «mano de santo» y también es invocado para encontrar una buena pareja.

El cóctel de santos ha hecho que en muchos pueblos bercianos se celebre la fiesta de San Antonio de Padua en enero y no en junio como corresponde rezando oraciones para amparar a los animales; mientras que en Tierra de Campos o La Maragatería hay refranes en los que los mozos buscan ayuda para encontrar novia. La razón de tal confusión no viene sólo de compartir mismo nombre ya que los dos Antonio tenían fama de milagreros. El de Padua como «abogado de los imposibles» y el Abad porque a veces se despistaba y dejaba salir del infierno a algún condenado.

A pesar de tal batiburrillo de santos, la tradición que ha llegado hasta nuestros días tiene origen en sólo uno de ellos. San Antonio Abad (o el Magno) vivió alejado en el ya lejano siglo III de la civilización en el desierto, y haciendo penitencia. Adquirió fama en tiempos de San Agustín y pronto fue tenido como un extraordinario hacedor de milagros, pero no fue hasta el siglo XI cuando comenzó a tener fama de sanador. Los aquejados por el llamado «fuego de San Antonio» peregrinaban hasta la iglesia de Saint Antoine de Viennois en la región francesa de Auvernia-Ródano-Alpes donde un caballero francés de nombre Jocelin había depositado las reliquias del santo tras recibirlas del monarca de Constantinopla, del que se había ganado los favores en su peregrinación por Tierra Santa.

Eran tantos los enfermos que acudían buscando curación que se fundó una congregación religiosa (los «Antonianos») que, para alimentar a los pacientes, empezaron a comprar, alimentar y cuidar cerdos. Los marranos estaban especialmente dedicados al santo y llevaban una cruz con la forma de la letra griega «tau», símbolo de San Antón. Los animales comenzaron a estar especialmente protegidos por él y esa protección se acabó por extender a otras especies, lo que ha convertido a este eremita egipcio en el abogado de todos los animales. Diferente, y también más simple, es la tradición que afirma que una vez curó a un cerdo que estaba enfermo. Lo cierto es que San Antón siempre aparece representado por un cerdo aunque aquí también hay teorías que dicen que esa es la forma en la que el demonio fue condenado a seguirle después de haberlo vencido. Una iconografía en la que no hay dudas con el otro Antonio, el imberbe paduana frente al barbudo abad: «Si tiene barbas, San Antón…».

Así es como ha llegado la historia y la imagen del santo fallecido el 17 de enero, fecha en la que los animales de los más fieles devotos al santo tienen su cita más religiosa del año. De cerdos se ha ido ampliando el número de especies bendecidas al resto del ganado, a veces llevando sólo una representación de las piaras, rebaños o corrales, y también los lugares en los que acuden a las iglesias. Ahora reciben el agua bendita mascotas de todo tipo en templos ubicados también en zonas urbanas; y dejando atrás muchas veces las ofrendas que implicaban el sacrificio de alguno de los animales bendecidos o de sus productos.

Una tradición que ha mutado con el paso del tiempo, tanto que ahora toca adaptarse a los horarios de muchos de los que quieren bendecir a sus compañeros peludos, escamados o emplumados. Por eso, aunque es el 17 de enero la fecha oficial de la festividad de San Antón, algunos actos, como los de la Asociación Cultural San Francisco de Asís el Real Extramuros se trasladan al fin de semana.

El sábado 18 de enero, a partir de las 20:00 horas, junto al edificio Botines, se podrán escuchar los refranes mantenidos por Manu Ferrero y las coplas al santo de Jesús Sanjosé, Sanjo, de La Braña, que pasará el testigo como mantenedor a Juan Pedro Aparicio. También se venderán las rifas para el sorteo del 'gochín' y los productos donados por establecimientos colaboradores y habrá una degustación de panes, cotinos y ferbudo, al son de la música del Colectivo Xeitu.

En la mañana del domingo 19 a las 13:00 horas, la Parroquia de San Marcelo acogerá la misa de San Antón, con rituales organizados por la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio, tras la que se llevará a cabo la habitual bendición de animales, en la que participa la Asociación Protectora de Animales y Plantas.

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