Un año completamente diferente al pasado, tanto por las restricciones de la covid-19, como las ganas de celebrar de los leoneses. La hostelería leonesa se recupera en estas Navidades y las reservas de grupos, amigos, familias y empresas llenan las agendas de los ... restaurantes de la capital, algunos con el cartel de completo desde hace meses.
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«La ocupación está siendo pues como una Navidad normal antes del covid», asegura Bea, responsable del Bitácora en la capital leonesa. Aunque reconoce que todo depende «del tipo de establecimiento, del tipo de reservas y el tipo de cliente», en su caso «nos hemos limitado a no coger mesas excesivamente grandes con lo cual estamos llenando todos los días».
Y en este sentido, las palabras son las mismas que otros compañeros. Desde Ezequiel, en la calle Ancha, Miguel asegura que «ahora mismo tanto en el Modernista como en el Ezequiel de jueves a domingo, tenemos un 100% de ocupación y de lunes a miércoles todavía nos queda sitio disponible».
Una situación que lleva con el cartel de 'completo' desde hace un tiempo y es que «hay clientes que reservan ya de un año para otro, pero prácticamente a final del verano es cuando más empezó a llamar la gente», remarca Miguel.
Y aunque parezca lo contrario, hay muchos leoneses previsores que han hecho las reservas de las cenas de Navidad con tiempo y «hay días que ya los tenemos llenos desde hace muchísimo y otros que se van llenando poco a poco», remarca Bea. En su caso, desde el Bitacora explican que «al no coger mesas grandes favoreces que las mesas pequeñas estén más cómodos» y si queda alguna libre «se acaba reservando antes del día».
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Los hosteleros comparten las mismas sensaciones y es que si la campaña de 2021 en relación a celebraciones navideñas fue conocida como 'la de las cancelaciones', la de este año ha vuelto a verse como las previas a la pandemia. Y aunque no quieren ni escuchar hablar de la Navidad pasada, «lo pasamos fatal y luego nos volvieron a cerrar», reconocen que la comparación no se puede hacer.
«No son comparables, 2021 fue un fiasco. Nosotros ahora mismo estamos a un nivel del año 2019», reconoce Miguel. «La comparativa es bestial, pero para nosotros no tiene nada que ver en 2019 había muchísimas cenas grandes y ahora la gente ya no se reúne en grupos grandes», asegura Bea.
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En el caso del Bitácora, las cenas son para grupos «como mucho de 15 personas», pero reconoce que su cliente «se gastan más dinero, o sea la media viene con sus amigos o compañeros de verdad y vienen a disfrutar».
Lo que si ha afectado a estas cenas son los precios de los menús y los platos de carta. La luz, el gas, los costes de los alimentos y la gran inflación han afectado a los restaurantes y eso también se nota en la cuenta final. «En relación a los menús te da miedo hasta darlos, porque hay cosas que no se pueden defender», aseguran desde el Bitácora. Y es que los precios de los productos de calidad que se trabajan en este establecimiento han tenido un gran subida, aunque el mayor problema lo ven en aquellos del día a día.
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«Lo que más está subiendo y encareciendo el producto final para nosotros son los que usamos cada día, la leche, la nata es una subida mucho mayor en proporción, porque un litro de leche antes eran 60 céntimos y ahora te vale 1,30», lamenta.
En otros casos, se intenta que sea el establecimiento el que asuma esa subida y adaptarse a clientes «de todos los bolsillos», aunque es difícil. «La gran mayoría de los menús para grupos rondan entre los 40-45 euros, pero aún así tratamos de ajustar a las necesidades de nuestros clientes porque entendemos que la situación para todo el mundo no es lo todo lo agradable posible», remarca Miguel desde Ezequiel.
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Aunque las restricciones del Gobierno y la Junta de Castilla y León por la crisis sanitaria del coronavirus han quedado atrás, hay algunas de las medidas que parece que llegaron para quedarse. Y es que dar seguridad y tranquilidad a los clientes es una prioridad para la hostelería leonesa.
Entrar en el comedor del Bitácora es hacerlo en un espacio amplio, cuidado y donde se trabaja por la comodidad del cliente. Bea reconoce que «hay tres mesas que quitamos y no volveremos a poner». En el caso del Ezequiel también han optado por mantener esas medidas de desinfección, ventilación y depuración del aire, «ya no es obligatorio, pero seguimos con ello».
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Y todo sea, por el bien del cliente: «Nosotros tenemos una clientela muy mayor y a los abuelitos hay que cuidarlos».
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