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Imagen de César Fernández y Alicia del Riego García. Sandra Santos

Puente Castro y El Ejido, los barrios trampa que «bloquean» el examen de conducir

El tráfico denso y las maniobras complicadas hacen que algunos puntos de la capital leonesa sean los más difíciles para los alumnos

Viernes, 29 de noviembre 2024, 08:08

El examen de conducir es uno de los grandes retos de muchos jóvenes de la provincia. Un momento de «reflexión y esfuerzo» con el que muchos abren paso a una nueva etapa. Los nervios de las primeras veces, el desafío de enfrentarse a un momento de tensión o el bloqueo ante la situación genera que los alumnos suspendan en esta prueba.

Aunque la ciudad no presenta un tráfico «tan denso» como otras capitales españolas, las características geográficas y el diseño de algunas zonas complican la conducción, sobre todo cuando los alumnos se enfrentan a situaciones «imprevistas». León no es una ciudad especialmente difícil para aprender a conducir, pero sí presenta ciertos desafíos en zonas de tráfico denso y maniobras que requieren precisión. Los alumnos deben estar preparados para «gestionar su velocidad, tomar decisiones rápidas y realizar maniobras precisas».

Los puntos más complicados del recorrido

La capital tiene zonas de tráfico tranquilo y otras más complicadas, como la glorieta de la plaza de Toros y la de Carrefour. En estas intersecciones, los alumnos se «complican» y se «bloquean« pero deben de ser capaces de «entrar a mayor velocidad que en otros cruces, lo que requiere agilidad y control de la aceleración».

Imagen de César Fernández y Alicia del Riego García.

Para César Fernández, profesor en la autoescuela Máster de León, uno de los «mayores desafíos« en estas glorietas es la gestión de la velocidad: «El alumno necesita entrar a las glorietas con más agilidadde la que está acostumbrado en un cruce normal, y eso requiere habilidad», comenta. Según confiesa el profesor, estos puntos suelen generar «ansiedad» en los aspirantes, que temen no poder entrar «a tiempo» o causar un accidente.

Alicia del Riego García, alumna de la autoescuela Máster, coincide en que la falta de rapidez para reaccionar es uno de los mayores retos. «La mayoría de los alumnos dudan en momentos clave y eso puede hacer que se pierda el control de la situación. Las glorietas o los cruces complicados son esos puntos donde todo se decide en un segundo», afirma. Para los aspirantes que se enfrentan al examen, la capacidad de tomar decisiones rápidas y el control del coche en situaciones de presión son vitales.

La importancia de la maniobra de estacionamiento

Una de las maniobras más criticadas y, a la vez, la que más genera inseguridad es el estacionamiento. Aunque muchos alumnos piensan que se trata de una maniobra sencilla, la incertidumbre sobre cómo colocar el coche o cuál es la mejor posición dentro del espacio es una de las principales causas de fallo en los exámenes.

Según César Fernández, el secreto está en la toma de decisiones: «Es crucial que el alumno se decida rápidamente y siga los pasos establecidos sin dudar. A veces, se complican las cosas sobre qué maniobra hacer primero», explica.

El estacionamiento es una de las maniobras más fáciles en términos de técnica, pero requiere de «concentración y confianza». César enseña a sus alumnos a colocar el coche a 45 grados, girando el volante en dos fases. «Cuando el alumno se decide y sigue la técnica correctamente es difícil fallar», añade.

Los fallos más complicados para el examen

César Fernández, profesor en la autoescuela Máster de León, señala que uno de los fallos más comunes que llevan a los alumnos a suspender es lo que se conoce como la aproximación lateral «peligrosa».

Este error, es uno de los más recurrentes en las calles de León y ocurre cuando el alumno, al sentirse más «cómodo» controlando el lado derecho de la vía, tiende a acercarse «peligrosamente» al borde izquierdo, lo que puede causar un accidente o una penalización en el examen.

Según el profesor, este fallo no suele ser un motivo de suspensión directa, pero acumula faltas que al final terminan en un «no apto». Además, la «falta de decisión» y la «incapacidad de anticiparse» a las maniobras necesarias también son comunes. Muchos alumnos tienen dificultades para tomar decisiones rápidas, sobre todo en situaciones como las glorietas, donde la velocidad de entrada y la correcta colocación en los carriles son claves para superar el examen.

Los barrios más complicados para el examen

En cuanto a las zonas de la ciudad más complicadas para los exámenes, el barrio de Puente Castro se destaca como uno de los más difíciles. En esta área, los estudiantes se enfrentan a calles estrechas y de doble sentido, lo que genera una sensación de riesgo constante. Los alumnos deben estar preparados para ceder el paso y gestionar la velocidad en estas vías, que a menudo están congestionadas por vehículos estacionados a ambos lados de la calle.

Otro barrio complicado es El Ejido, donde las calles también son estrechas y los giros requieren que los aspirantes reduzcan considerablemente la velocidad para evitar perder el control. En palabras de Alicia del Riego, «en barrios como este lo que más cuesta es la capacidad de adaptarse a las reducciones de velocidad, especialmente en los giros y cruces».

Exámenes y tiempo de espera

Los exámenes en León tienen una duración estándar de 25 minutos, que incluyen tanto la conducción autónoma como maniobras como el estacionamiento. Aunque la duración es estándar, los aspirantes deben estar preparados para enfrentarse a diversos tipos de situaciones durante ese tiempo. Sin embargo, el proceso no siempre es fácil.

El número de examinadores puede fluctuar según la disponibilidad, lo que genera ciertos retrasos y bolsas de alumnos pendientes de examen. César explica que «cuando hay bajas o jubilaciones entre los examinadores, se crea una escasez de plazas, lo que puede generar largas esperas».

La mejor hora para examinarse

El momento del día también tiene influencia en el resultado. César Fernández apunta que la hora punta, especialmente en las primeras horas de la mañana, es uno de los momentos «más complicados» para los aspirantes. Las glorietas más complicadas, como la de Carrefour, tienden a estar llenas de coches, lo que obliga a los alumnos a tomar decisiones rápidas bajo presión.

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