El preso fugado de Mansilla escapó por el monte del operativo que detuvo a su pareja

Ella no corrió la misma suerte. Los guardias le dieron alcance cerca del llagar de Cortina, en San Juan de Amandi, y la mujer intentó jugar al despiste. Se negó a identificarse y solo ofrecía explicaciones que alimentaban la sospecha.

Tras registrar sus pertenencias y comprobar que no llevaba documentos de identidad fue trasladada a la Comandancia de Gijón para que las huellas dactilares hablasen por ella. Los agentes también efectuaron «numerosas gestiones» tanto con la Guardia Civil como con la Policía Local de León para completar su historia.

Se trataba de Elena S., mujer de origen rumano de 32 años, afincada en Pontevedra y considerada la pareja sentimental del fugado. Su currículum penitenciario indica que hasta la semana pasada llevaba diez años de cárcel, cumpliendo condena por tres delitos: uno de homicidio, por el que le cayeron ocho años, otro de robo con violencia, que se penó con cinco años, y el tercero de falsificación de documentos, que añadió cuatro meses más de castigo.

Su periplo carcelario la llevó a Mansilla de las Mulas en abril de 2018 y del centro había salido teóricamente para disfrutar de un permiso que se acababa justo este domingo. Le quedaban aún tres años para saldar sus deudas con la Justicia, por lo que todo apunta a que aprovechó la licencia para fugarse junto al asturiano.

Una vez aclarada su identidad, los agentes formalizaron la detención acusándola de un delito de robo con violencia por el asalto a un octogenario que la pareja llevó a cabo el jueves para hacerse con su turismo, un Peugeot 306 con el que se trasladaron a Asturias y que fue localizado anteayer por la mañana en Cabranes.

Miguel Ángel Crespo escapó del operativo a primera hora de la mañana, pero los agentes le siguen la pista. Tras la huida, fue visto comprando en un estanco -donde adquirió cuatro cajetillas de tabaco con monedas de dos euros- y después, en un céntrico bar de Villaviciosa, tomando un café.

Según ha podido saber El Comercio, los clientes del local avisaron a la Guardia Civil después de que se fuese en un taxi. Los agentes se pusieron en contacto con el conductor, que les informó que lo había dejado en Rodiles, donde su expareja tiene una autocaravana. Precisamente, la última vez que se fugó de prisión fue localizado en esa zona. Estuvieron buscándolo durante varias horas, pero al no dar con su paradero suspendieron el operativo.

Los testigos aseguran que a media mañana volvió a ser visto en Cabranes por los vecinos que se concentraron para denunciar la falta de personal en el consultorio local. Al parecer, en medio de la manifestación, Crespo habría pasado en coche junto a otras tres personas seguido de la Guardia Civil. Habrían conseguido eludir a los agentes; cuando lograron parar el vehículo solo quedaba el conductor, el cual no fue detenido. El sujeto sería un vecino del concejo, amigo de Crespo y que estaría siendo vigilado por las fuerzas de seguridad desde el inicio del operativo.

La presencia de Crespo en Cabranes es bien conocida en el municipio. Varios vecinos aseguran haberlo visto en estos dos últimos días, aunque ninguno quiere hablar, bien «por miedo o por no meterse en problemas». «Conoce gente y conoce muy bien el monte. Cabranes da para esconderse. Tiene cierta lógica que haya decidido huir al concejo», señaló ayer el alcalde, Gerardo Fabián.

Crespo se fugó de la cárcel el pasado martes cuando participaba en una salida terapéutica. Según fuentes penitenciarias, estaba en segundo grado y tenía «un comportamiento ejemplar», motivo por el cual formaba parte del grupo de presos elegido para hacer tareas en el exterior.