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'La movida leonesista'. Así tituló El Norte de Castilla el artículo en el que reflejó el 24 de abril de 1996 lo que había ocurrido el día anterior en León. La Junta quiso traer el acto institucional del día de la comunidad a la capital leonesa, al interior del convento de San Marcos, en concreto.
La reacción del movimiento leonesista, que vivía en aquellos años su máximo apogeo entre la sociedad leonesa, tardó hora y media en estallar. Literalmente.
A las 11 de la mañana, tal y como recoge la crónica de Pedro Sedano, agentes forestales y profesores rurales se concentraron en la plaza para protestar al gobierno autonómico.
Dentro de San Marcos comenzaba el acto institucional, que se vio interrumpido en el momento en el que Juan José Lucas, expresidente de la Junta, pronunció su discurso. «Hipócrita. Nos vendes la región», gritó un aireado concejal de Unión del Pueblo Leonés, José María Rodríguez de Francisco. En ese momento estallaba la trifulca con una pancarta que rezaba 'León, región autónoma ya'. Cinco ediles leonesistas, y el procurador en las Cortes Joaquín Otero, fueron expulsados del recinto. «Me han secuestrado cinco minutos y me han sacado por la fuerza», comentaba el propio parlamentario.
También sufrió en sus propias carnes la contención ante la insurrección el dibujante José Manuel Redondo, 'lolo', que fue agarrado por el cuello para sacarle del acto institucional. «Le impidieron gritar y moverse y le habían zarandeado», fue el mensaje que llegó a los manifestantes, algo que les alentó más.
Fuera de la iglesia, hasta 3.000 personas se concentraban ya, guiados por diversos movimientos leonesistas entre los que se encontraba Conceyu Xoven liderando. «Dentro hay una pandilla de tragadores y pesebreros y fuera está el pueblo de León», insistía De Francisco. Una gran falla sobre la torre de un castillo que coronaba la cabeza de Lucas estalló con un petardo y empezó a arder.
Más tarde, los incidentes se expandieron por la ciudad. Un par de miembros de Conceyu subieron al balcón del Ayuntamiento y arrancaron la bandera de Castilla y León; lo quisieron intentar después en la Diputación, pero los antidisturbios ya habían salido a socorrer la rebelión y restablecer la calma.
Este episodio lo recuerda hoy Luis Manuel Esteban, vicepresidente de Conceyu País Llionés y que estuvo presente en ese día. «Aquello nos parecía una provocación, más o menos como ahora», explica sobre el acto institucional que celebró la Junta en San Marcos.
La idea fue hacer «una protesta fuerte» y se ocurrió la idea de hacer un castillo gracias a unos compañeros que conocían de marquetería y ebanistería y se ofrecieron. Entre estos 'artistas' estuvo Nel González, exmiembro de Conceyu Xoven, que recuerda cómo tuvo que «serrar mucha madera» en un trabajo de equipo. Lo hicieron en un local cerca de los cines Van Gogh, cedido por un leonesista anónimo. «Nos juntamos gente de UPL, independiente y de Conceyu. Éramos unos chavales». Entre ellos se encontraba el artista gráfico ya fallecido, 'lolo', o Diego Valor. «Cada uno hacíamos una cosa. Íbamos por las noches e hicimos también la cabeza de Juan José Lucas, con barro y cera, con un molde y pintando».
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Esteban hace memoria sobre el control policial y la cantidad de 'lecheras' que acudieron a San Marcos, acordonado con vallas. Se dejó un pasillo a la representación política y fueron abucheados. «Era un ambiente festivo y reivindicativo. Gritamos contra Lucas, la Junta... fue una celebración muy emocionante por la gente que había y la energía para luchar». Hasta la policía se reconocía como «leonesista», aunque hicieron su trabajo.
Con la perspectiva que da el tiempo y la madurez de los años, tanto Luis Manuel como Nel reconocen que ahora «todo es más pausado», con una media de edad del leonesismo que ha subido mucho. «Había mucho joven, la sangre era más caliente. Ahora va a ser más calmado; seguimos ahí, pero no vamos a tirar vallas».
Se aborda la protesta de este 2024 como «una performance», y se contará con los bomberos y un cordón de seguridad para garantizar el buen desarrollo de la quema del castillo que está previsto. Sobre esto, Nel también reflexiona, desde una perspectiva histórica: «¿Qué culpa tienen los castellanos y sus símbolos? Nos lo han impuesto a ellos y a nosotros. El problema es una institución fallida», sentencia.
El movimiento leonesistas volverá a reclamar sus derechos y recordar que 30 años después «seguimos con la misma historia» y que la llama «de aquella lucha» sigue viva en León.
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