«De pequeño preguntaba por qué los mineros no hacían este túnel; ahora cumplo un sueño»

A las nueve y un minuto los pasajeros de León ya ocupaban sus asientos y el tren arrancaba con un mensaje especial de seguridad. «En caso de emergencia y evacuación en los túneles, deben buscar la salida más cercana». Un mensaje que no fue necesario aplicar.

Con el tren ya en marcha, algunos aprovechaban para descansar y otros para disfrutar de la experiencia. Una vez más, unos preferían el sueño y otros daban rienda suelta a la emoción. Los segundos esperaban la llegada de la variante.

Un pasajero seguía con un GPS el recorrido; varios utilizaban su móvil para grabar y tomar fotografías con la llegada del primer túnel. Luego fueron viaductos, otro túnel y más puentes. La sucesión de pasos se cubría con el tren superando los 180 kilómetros por hora. En este intercambio de claros y oscuros, algunos apuraban los últimos trabajos a ordenador o disfrutaban de un café rápido en el vagón restaurante. Así se viajaba en unos vagones al 50% de ocupación y que tenía reservado los dos primeros a los medios de comunicación.

Las azafatas ofrecían bolsas promocionales del Principado de Asturias. Ante, los periodistas habían recibido un kit de Renfe.

Llegábamos a Asturias con 11 grados. La lluvia de León había dejado paso a la niebla y dibujaba el más típico paisaje asturiano desde la ventana. Primero Pola de Lena, más tarde Mieres y primera parada en Oviedo. El tren completaba el tramo entre la capital leonesa y la asturiana en meno de una hora, casi diez minutos por debajo de lo previsto para completar la variante.

Durante el trayecto aprovechamos para hablar con Miguel Ángel Alonso. Es de León y va a pasar el día con la familia a Oviedo. «Una hora es un paseo, se hace en cualquier momento», reconocía. Su sangre ferroviaria le animó a participar en este primer viaje para pasajeros entre ambas ciudades.

Y la ocasión le recuerda a sus padres, ya fallecidos, con los que siempre pensó en cruzar a Asturias con la alta velocidad. «Ellos ya no están, pero ahora lo voy a disfrutar yo».

Más tuvo que madrugar Jessica Puga. La periodista de El Comercio viajó en el primer tren desde Asturias y ahora volvía desde León. «Esto es algo que necesitábamos porque nos conecta con el mundo. El mundo llega ahora a nosotros de otra forma».

Acompañado por su fotógrafo Damián, ambos apuntan a la oportunidad de la variante para que «nos conozcan más y mejor. Esto te permite repensar las vacaciones, moverte a Asturias un fin de semana. Estamos a poco tiempo y este es un sitio que gusta». Los asturianos cambiarán ahora «el chip», como explicaba esta semana su presidente, porque antes era «impensable» ir y volver a Madrid en un día en un viaje que se eternizaba por encima de las once horas. «Ahora, un asturiano puede ir a Madrid o a León en un día, gestionar su negocio, organizar una jornada… Antes tenías que pensar en un fin de semana, pernoctar y demás». Por ello, Jessica cree que la espera de 20 años «ha merecido la pena» y está convencida de que dentro de un año se hablará de lo que ha cambiado Asturias.

En la cafetería se encontraba Conchi Rubio. Esta asturiana llega desde Madrid, donde vive su hija. «Es una maravilla después de 20 años de obra».

Ella se beneficiará del recorte de más de una hora de viaje y ha podido disfrutar de la primera experiencia de cruzar la variante porque su hija le regaló los billetes para que lo hiciera. «Antes venía en el otro -tren- y tardaba casi seis horas; se cansaba uno mucho. Ahora me estaba dando el sueño y vine a por un café, pero llego a casa y casi no lo tomo», bromeaba.

Tasio Pérez es otro de los pasajeros. Viaja a Asturias por «curiosidad» para vivir este hito del ferrocarril. Fue ferroviario durante 40 años y cogió el billete expresamente para hacer este viaje. Además, lo aprovechará para visitar a un amigo.

Otro como Aurys Castillo no esperaba este recorte y se enteró cuando cogió el billete. «Pensaba que llegaría como siempre, en seis horas, pero vi el billete y me sorprendí». Él llega también desde Madrid, y ve «muy bien» este cambio porque antes «tardaba lo mismo en bus que en tren».

Un hombre al que acordamos llamar José -quería permanecer en el anonimato-, aunque aclaraba que su apellido era Laviana «como la zona de sus orígenes», nos para en medio del tren. Asegura que tenía una buena historia detrás e iba a ser verdad. Es asturiano, «de la Asturias profunda, de zona minera». Sus padres le ofrecieron con 10 años irse a estudiar fuera y acabó en Pontevedra. «Tardaba 24 horas en ir de Pola de Laviana a Villagarcía de Arosa. «Siempre que pasaba la cordillera me emocionaba la espiral de subir a la meseta o bajar a Puente de los Fierros».

En Madrid se enteró de que nos mineros asturianos habían hecho los túnele de la línea 1 del metro. «Me preguntaba por qué los mineros de Asturias no hacían un agujero para pasar la Cordillera. Ahora voy tan emocionado porque ese sueño de los años 70 se cumple. Voy a pasar la Cordillera Cantábrica por un túnel y no dar las tres vueltas de espiral». Por ello acude «por placer y por cumplir un sueño» de que Asturias deje de ser «una isla preciosa y se abra al mundo».

Otra pasajera es Marí González, que recorre la distancia entre Madrid y Oviedo. Vive en Asturias, pero tiene que viajar una vez al mes a Madrid. «Es una maravilla la rapidez, la comodidad; llegas y sales del centro de la ciudad y el tiempo, con respecto al bus, es muy grande».

Para ella esto supone «un avance muy importante» que permite unir dos partes de España. Y le preguntamos: ¿Leoneses y asturianos un poco más cerquina? «Así es, es verdad», responde.