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Raúl se pasea por el centro de León con su patinete como viendo la vida pasar. Va impecable, como recién salido de una revista de moda. Él, que tiene facilidad de palabra y don de gentes, se deja ver afable en las distancias cortas y hasta un punto cariñoso.
Su personaje, el de hoy, se ha fraguado con el tiempo. En realidad, esa doble personalidad que define al 'pequeño Nicolás' leonés comenzó a construirse desde su propio entorno familiar. Allí, aseguran fuentes policiales, tuvo una buena escuela.
Se cree tanto sus propios personajes, sus múltiples caras, que ha terminado siendo un genio de la interpretación pero en las peores versiones.
El 'pequeño Nicolás' leonés aseguraba ser sobrino de un reputado banquero internacional, gentleman, intermediador de importantes operaciones inmobiliarias, propietario de todas las funerarias de León, especialista en coaching y motivación, entre otras 'profesiones'.
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Pero no solo ha ofrecido esas versiones de sí mismo, sino que ha llegado simular una enfermedad terminal para que le perdonaran una deuda, ha sido acusado de conducir ambulancias sin tener carné, ha engañado a notarios con una presunta documentación oficial y, para colmo, ha buscado ser la peor versión de un gigoló.
Tan disparatado número de credenciales le ha permitido ir superándose a sí mismo hasta que el pasado 30 de enero la Policía Nacional de San Andrés del Rabanedo le atrapaba en el centro de León, en la misma zona en la que tan amablemente sigue saludando a los vecinos, en las mismas calles donde se toma un café y al lado de los mismos establecimientos a los que llevó un currículum envidiable para que le dieran un empleo.
Su desquiciada vida la narra en leonoticias Mónica (nombre ficticio), una de sus exparejas que ya ha acudido a la policía para desenmascarar «a un manipulador».
«Raúl tiene un don de gentes extraordinario. Te sabe llevar, indaga hasta que te conoce a fondo, es amable, detallista, y te sabe llevar. Se gana tu confianza con mucha facilidad», asegura.
Una confianza que él alimenta «dejando ver que tiene, tiene, tiene... Decía que rea el dueño de todos los tanatorios de León, que tenía contactos en todos los sitios, que era el director de empresas que no te puedes ni imaginar». Y así hasta que todo termina «en un intento de estafa. En mi caso a mi familia, que no lo logró, pero a mí sí que me estafó».
Y cuando el objetivo estaba logrado «te bloquea en el móvil y en las redes, lo hace con la familia también y desaparece». Cada engaño dura «entre cuatro y seis meses. Tanto a mi familia como a mí nos hizo mucho daño. Es un estafador y le viene de familia».
En su caso las primeras sospechas llegaron «cuando nos mintió en la edad, decía que tenía mucha más edad de la que en realidad tiene porque claro, una persona tan joven como él no podía tener todo ese imperio. Y luego sospechamos más cuando el tema de la ambulancia, cuando le pillaron conduciendo la ambulancia y no tenía ni carnet».
Hoy Mónica (nombre ficticio) sólo espera que se haga justicia y Raúl pague por todo «el daño que ha hecho. El vive de la mentira y eso lo hemos pagado los demás».
Tan similar es su comportamiento al del 'pequeño Nicolás' que la Policía Nacional decidió denominar 'Operación Nico' al dispositivo abierto para poner freno a esa carrera tan llena de fantasías. Hoy, con 24 años de edad, está acusado de delitos de agresión sexual, estafa, falsificación de documentos y de cheques bancarios, usurpación de identidad, coacciones y amenazas.
Cuando fue capturado trabajaba como agente autónomo para una conocida aseguradora, realizando pólizas de seguros con dicha compañía. Sin embargo, en su quehacer diario se presentaba ante sus víctimas como director de banca privada de un banco internacional con sede en León y se hacía pasar además, por sobrino de uno de los principales dirigentes del banco, falsificando acreditaciones, documentos y membretes.
Ofertaba incluso a sus víctimas puestos de trabajo como directores de sucursal bancaria en León, alquilando locales y salones comerciales para dar las supuestas formaciones al efecto y allí les hacía firmar contratos en prácticas y de formación, cuando en realidad lo que estaban firmando eran pólizas de seguros para su trabajo real como agente de seguros.
Engañaba a sus numerosas víctimas en tres vertientes: les ofrecía esta formación y cargos falsos, cobrando por sus servicios como «reclutador» del banco; además les ofrecía hipotecas o compraventas de fincas por las que obtenía beneficios como intermediario, llegando incluso a falsificar cheques, transferencias y demás papeles notariales.
Finalmente, y dado que la mayoría de sus víctimas eran mujeres en paro, las seducía para intentar conseguir favores sexuales, llegando a agredir sexualmente a varias de ellas al negarse a mantener relaciones consentidas, prevaliéndose de su situación de superioridad y poder sobre ellas.
Raúl, que al parecer realizaba estas actividades desde la minoría de edad, ya había estado detenido acusado de haber montado en el pasado una red de falsedades similar en Ponferrada, en otra compañía aseguradora de la que le despidieron en compañía de un familiar que le había facilitado el puesto en la empresa.
El «modus operandi», según la nota oficial de la Policía ofrecida tras su detención, consistía en ganarse primero la confianza de la víctima ofreciendo importantes beneficios económicos y laborales, para después impartir una formación profesional falsa, ganarse más aún su confianza y poder intimar con ellas fuera del supuesto horario laboral, y cuando veía la oportunidad, proponer encuentros sexuales o realizar tocamientos indebidos.
Las irregularidades se venían detectando desde hacía al menos seis meses y por el momento, la investigación ha detectado ya más de setenta pólizas de seguros con irregularidades, firmadas por él o por algún colaborador, pólizas por las que habría ingresado cerca de 4.000 euros en comisiones.
Una vez constatado todo ello y recabadas pruebas concluyentes, el grupo de Policía Judicial de San Andrés del Rabanedo diseñó un operativo de búsqueda del presunto autor, logrando la detención del mismo el pasado veinte de enero en León capital, donde fue sorprendido por los agentes cobrando cheques procedentes de sus ilícitas actividades. Además, se ha constatado que llevaba meses frecuentando un partido político con intención de integrarse en su estructura orgánica.
Ante el juez la nómina de logros del 'pequeño Nicolás' no ha dejado de sorprender. La Policía sospecha que a su amplio currículum suma el de hacerse pasar por intermediador inmobiliario con operaciones en las que, para colmo, lograba engañar al vendedor, al comprador y al notario en la operación.
También se le ha localizado como enfermo en fase terminal, con imágenes en las que se le podría ver intubado y en estado crítico, con un mínimo hilo de vida que solo le permitía pedir que se le perdonara una deuda.
Él es el mismo que ya fue condenado a trece meses de multa (2.340 euros) como responsable de un delito contra la seguridad vial por circular al mando del vehículo sin haber obtenido nunca permiso de conducir. El vehículo, era una ambulancia de un conocido centro asistencial de la capital y con ella realizaba servicios de urgencia.
Quedan por conocer, seguro, algunas de las personalidades ocultas de este personaje singular que hoy, pese a todo, se encuentra en libertad y a la espera de juicio.
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