El obispo de León, ante la pederastia: «Las víctimas merecen que no dejemos de pedir perdón con sinceridad y las pongamos en el centro»

Nos recibe en su despacho del Palacio Episcopal, y nos reubica en una salita contigua, humilde, en la que se muestra dispuesto para ayudarnos a colocar el set de grabación antes de mostrarnos el mapa de la Diócesis de León y destacar que una de sus parroquias queda incluso fuera de los límites comarcales. Después se sienta y, tras un chascarrillo, mantiene su sonrisa para esperar la primera pregunta.

Este 21 de octubre, hace justo un año le encomendaba el papa Francisco que se hiciera cargo de la Diócesis de León. ¿Qué balance hace de este primer año en el cargo?

Lo primero que me surge es que el tiempo pasa rapidísimo. Parece mentira que haya pasado un año desde el 21 de octubre. Hasta que llego a León pasaron dos meses, el 19 de diciembre, antes más que pensar en León tuve que dejar cerradas cosas en Mondoñedo-Ferrol.

¿Y cómo ha sido el recibimiento que le ha dado León?

Me he encontrado muy a gusto, muy acogido, y me he encontrado con sacerdotes y religiosos y laicos con ganas de construir Iglesia, seguir trabajando y continuar el camino con ilusión y esperanza. Eso a mí también me ha animado a trabajar, estar presente y ahora tengo hasta dificultades para responder a todas las solicitudes porque el tiempo no da para poder hacerlo con más agilidad. León respira historia y esto, con respecto a la Diócesis o costumbres que acompasen la fe y la vida de la gente, es algo que uno tiene que descubrir y entender. Hablar de 'Cabezadas' o 'Cantaderas' son un ejemplo. Y luego está la Semana Santa de León, que es muy peculiar, muy fuerte y arraigada. Yo en Ferrol ya conocí ese fervor, pero aquí la pasión sobrepasa las expectativas y lo tengo muy en cuenta.

Su llegada ha coincidido con la pandemia. No me entienda mal, pero ¿le ha venido bien este periodo de inactividad por la situación sanitaria? Me explico, gracias a ello ha podido disponer de más tiempo para reorganizar la diócesis.

Eso ha sido una dificultad para poder desplazarme a muchos sitios, pero no obstante he visitado muchas parroquias y he tenido encuentros todos los días salvo el tiempo que reservaba para el estudio y escribir. El resto han sido encuentros, visitas a parroquias e instituciones.

¿Se ha encontrado algún problema heredado del mandato anterior?

No, realmente no. Lo que más me ha preocupado, por su viabilidad, es lo del museo, un edificio espléndido, una obra faraónica que merece la pena salga adelante. Pero no con ninguna inquietud ni nada que me quite el sueño.

Desde el primer momento formó un nuevo equipo de colaboradores estrechos. ¿Han tenido que solventar ya alguna situación complicada?

Hay que solventar alguna suplencia de sacerdotes enfermos, pero todavía, afortunadamente, tenemos sacerdotes suficientes. Llegarán tiempos peores por la previsión de vocaciones y la edad de los sacerdotes, pero aún podemos salir al paso de las bajas que se producen y hay que suplir.

Entiendo que la adaptación no haya sido sencilla y que el ritmo de vivir en Mondoñedo a vivir en León sea diferente.

Es diferente, aunque en algunos esquemas es parecido porque el obispo tiene las mismas funciones. Aquí tengo que acostumbrarme a saber cómo es el contexto de la historia que se respira en León, que le afecta al obispo con una demanda de presencia que es mayor a la de Mondoñedo-Ferrol, tengo que introducirme un poco más en el día a día. Con cofradías, que hay 16 y todas requieren una presencia, y tengo que estar más disponible. Y el mayor número de parroquias requiere más disponibilidad, dedicación y mejor organización para cubrir todas.

¿Se le puede poner números a todo esto?

Parroquias no llegan a 800 y sacerdotes hay en torno a 200, algunos jubilados que solo colaboran y otros que siguen trabajando. Los sacerdotes pueden trabajar hasta el final, mueren con las botas puestas. El numero de parroquias toca con zonas muy despobladas en las que los números nos engañan: algún sacerdote con 20 parroquias y 1.000 personas de población, y un sacerdote para mil personas es un lujo para cualquier momento de la historia. Pero con las distancias de las localidades, la atención no es igual que cuando están concentrados. Todo hace una fisionomía de números difíciles de desentrañar, es una realidad que tenemos y hay que abordar para atender bien a las personas y formar comunidades cristianas y nutridas para celebrar a gusto y bien acompañado.

¿Hay crisis de fe en la provincia de León?

Crisis de fe ha habido siempre, y estas han hecho crecer en la fe; y sí, hay crisis de fe. Hay decepciones, falta de respuesta a realidades concretas donde necesitábamos una reflexión que para el modo de ver de la Iglesia es un poco lento a lo que se nos puede demandar. Pero para la Iglesia todos los temas son importantes, y tienen que servir al ser humano con perspectiva de futuro. Los tiempos de Dios no son los nuestros, él los mira desde la eternidad y nosotros vamos con prisas porque nos asusta la muerte.

La Iglesia parece entrar en una peligrosa espiral: cada vez hay menos fieles, menos sacerdotes... ¿puede ocurrir que en la provincia haya problemas en unos años para cubrir todas las parroquias?

Se puede dar que haya una dificultad en España para atender a los fieles. Pero yo pienso en la experiencia de otros lugares del mundo, que con población parecida a la de León tienen tres veces menos de sacerdotes y funcionan. Aquí venimos de abundante número de sacerdotes. Yo soy persona de esperanza y creo que encontraremos la manera de construir la Iglesia con otros números. Respondemos a la falta de nacimientos y de población y ello afecta al número de fieles y la media de edad de los miembros de la Iglesia. Yo creo que hay que mirar con esperanza cómo mantenerse y edificarse de otra manera.

Una forma de edificarse debería ser desde los jóvenes, acercarles a la Iglesia, pero estamos en una tierra envejecida y la media de edad se dispara aún más dentro de las iglesias.

La atracción de los jóvenes y llegar a ellos no es precisamente a través de las celebraciones. En catequesis de Confirmación hay muchos jóvenes, son grupos grandes de adolescentes. Los grupos están, los colegios católicos están llenos de chavales que se educan en la fe hasta donde uno asimila. Todo eso no aparece en las celebraciones de misas, pero sí en otros momentos. La forma de estar con las jóvenes tiene que ser acercarnos adonde están ellos, escucharles; también en la universidad, que tienen inquietudes. Y por otro lado, en cofradías hay grupos de jóvenes grandes que merecen nuestra atención y deseamos acompañarles. Con todas las limitaciones sí estamos haciendo ese acercamiento, escucha y palabra que muchos reciben bien, necesitan y nos demandan.

Le voy a lanzar una afirmación y usted me dice qué opina de ello: La Iglesia va por un camino y la sociedad por otro.

No estoy de acuerdo. La Iglesia y la sociedad se encuentran. He preparado una colaboración sobre la acogida de inmigrantes en León, en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y eso es algo que nuestra sociedad está viviendo. Esta acción es posible porque el ministerio también colabora. (…) también hay menores del conflicto con Ceuta. Hay puntos de conexión muy fuertes. Por otro lado, muchas familias demandan de la Iglesia la defensa de la familia y la vida. En otros no lo hay porque la Iglesia tiene sus principios y no coinciden. Hay voluntad de diálogo por nuestra parte, sin claudicar de los principios. Si hay algo importante en la Iglesia con las demandas de la sociedad es la defensa de la vida y de una vida digna. En la cultura ocurre lo mismo, como en la Catedral, museos, San Isidoro como cuna del parlamentarismo... tenemos puntos de integración como la bendición de tumbas reales en Sahagún o la exposición 'LUX', son momentos de encuentro.

Hay un tema muy polémico que ha puesto en jaque a la Iglesia como institución en los últimos años y no es otro que la pederastia. En Francia han 'tirado de la manta' y destapado miles de casos; ¿en España se debe hacer examen de conciencia desde la Iglesia y sacar todos los casos a la luz?

Es un tema dolorosisimo para la Iglesia. He escuchado a algunas victimas y sé lo que les ha supuesto este trauma terrible. Personas de fe en la Iglesia que esperaban un acompañamiento y han encontrado todo lo contrario y es una decepción tan grande que merece que no dejemos de pedir perdón con sinceridad; y que a las victimas las pongamos en el centro. Eso queremos hacer, y también que esto no vuelva a ocurrir más, es el grito mas importante, y lo que debe satisfacernos es que no vuelva a ocurrir más y ese es nuestro compromiso y lo que tenemos que hacer. Lo de destapar casos e investigaciones, saber lo que hay es importante y la verdad nos hace libres, pero las investigaciones son muy complejas y cuando hay casos se denuncian; y no hay tantas denuncias como se esperan algunos. Es importante conocer el alcance, no hay que magnificarlo, en el sentido de que sólo una victima ya es suficientemente grave para mí y necesario pedir perdón. Ya lo hemos hecho y lo hacemos, y nuestra prioridad es hacer todo lo que podamos por las victimas y esa es nuestra oferta. Y voy a decir más, de cualquier abuso, venga de donde venga de la sociedad, estamos para defender a los más débiles, y siempre lo ha hecho la Iglesia. Y evitar que se quiera embadurnar toda la institución. Hay que asumir la responsabilidad donde está e, insisto, pedir perdón a las víctimas y ayudarlas porque se merecen toda la consideración y respeto y compromiso de que esto no vuelva a ocurrir.

¿Ha tenido conocimiento de algún caso desde su llegada a León?

Pues no. Un sacerdote que fue denunciado y está a la espera de juicio con testimonios que hablan de falsa acusación, y hay una presunción de inocencia y hay que clarificarlo. Pero ninguna denuncia en todo este tiempo y si lo hubiera, lo atenderé con toda la consideración que se merece.

Cambiamos radicalmente de asunto y miramos al futuro más próximo. En el anterior encuentro que mantuvimos, en la Semana Santa de 2021, le planteé la posibilidad de celebrar algún acto extraordinario cuando la pandemia pasara. Según las cifras sanitarias, ese momento parece cercano.

La verdad es que aunque vamos saliendo aún hay precauciones. El otro día, una familia me vio pasar por la calle desde un bar y no salieron a saludarme; después me pusieron un mensaje para decirme que estaban contagiados. Es un ejemplo de que tenemos que tener cuidado y uno de los miembros de la familia está hospitalizado. Yo miro ahora a la Semana Santa de 2022 con la pasión que hay que mirarla. Vamos a hacer todo lo que nos permita la circunstancia sanitaria. He hablado de ello con las cofradías, hay una pasión contenida que hay que encauzar y miro la Semana Santa por mayor precaución para no adelantar ahora acontecimientos que nos podamos arrepentir.

El arzobispo de Sevilla ya adelantó esa autorización para celebrar la Semana Santa de 2022. ¿Tranquilizamos a nuestros cofrades?

Por supuesto, se lo he dicho abades: si sigue como ahora, se va a celebrar con mucho gusto; y yo lo estoy deseando para ver procesiones por primera vez, que el año pasado no pude.

También le pregunté sobre la posibilidad de abrir la catedral a los leoneses y que el acceso sea gratuito para los ciudadanos de la capital.

Estas cuestiones dependen del cabildo y no es una decisión del obispo, es colegiada. Lo tendré que hablar porque en el tiempo que llevo no he tenido ninguna reunión con ellos. Este asunto lo hablaré. ¿Hay un carné para leoneses no?

Si, pero tiene un coste. En lugares como Burgos, el acceso es gratuito para los burgaleses.

Habrá que acreditar que eres de la ciudad, como en Burgos, y ese tiene que ser el camino para que uno de Huelva no diga que es de León. De todos modos, la capilla está abierta al culto para rezar y eso es importante.

¿Le ha sorprendido León para bien o para mal?

Me está sorprendiendo para bien. Estoy muy a gusto, me siento acogido y contento y tengo esperanza de hacer cosas. Trabajamos en la organización de la animación pastoral de la diócesis nueva y estamos trabajando con ella. La clave es trabajar siempre en equipo, que no haya personas que carguen sus responsabilidades en su espalda y eso está en sintonía con la sinodalidad que el papa quiere y estoy sorprendido.

¿Somos tan fríos los leoneses como nos pintan? ¿O más bien es que somos un poco cazurros?

Es una imagen que no he encontrado la de la frialdad. He encontrado acogida, tanto en León como en la provincia.

De todos los proyectos que tiene en marcha, ¿cuál es el que más ilusión le haría terminar?

Hay un reto importante que por necesario lo tengo con ilusión en el corazón: es la reorganización pastoral de la diócesis de todas las parroquias. En León ciudad es fácil atender a las personas y me preocupa el rural. En León tiene que tenes para mi una prioridad y en mi corazón la tiene para que, cuando se pueda, hacer una reorganización cabal que pueda ayudar a atender pastoralmente toda esta zona. Admiro mucho a los sacerdotes que trabajan en el rural, que viven allí y se comprometen. Todo se concentra en ciudades grandes y lo único que permanece es la Iglesia y tenemos esa vocación de acompañar a las personas hasta el ultimo momento y me ilusiona responder a ese reto importante. Y ampliar toda la acción samaritana de la Iglesia es algo que me ilusiona, me gusta y creo que es necesaria y un gesto de Jesucristo como Cáritas, acogida de refugiados, gente en paro o con problemas en las familias. Eso, bien organizado, es fundamental y para mi algo muy importante también.