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Inés Barea
Miércoles, 30 de abril 2025, 13:52
No hacía ni 24 horas que Adrián y su mujer se habían dado el sí quiero. Ayer, poco antes del apagón histórico, ponían rumbo al paraíso: Tailandia les esperaba para celebrar su luna de miel. Su tren salía poco antes de las 12 del mediodía rumbo a Madrid, pero nunca llegó a su destino porque el corte del suministro eléctrico ocurrió cuando atravesaban la variante de Pajares.
«Al principio nos dijeron que podía ser una avería en la vía del tren, pero que no lo tenían claro porque no tenían comunicación con el exterior. Después nos comentaron que igual podía ser un problema eléctrico y al final, que podía ser un ataque a nivel nacional. Pero no había comunicación y teníamos la entrada más cercana del túnel a cinco kilómetros», cuenta ya desde Oviedo, donde regresaron ayer bien entrada la noche.
«Pasaban las horas, los baños no funcionaban, la gente iba al servicio donde podía; al final del tren, en las vías. No había comida porque en el vagón del restaurante, al poco de parar, la gente arrasó con todo». La primera conexión con el exterior llegó unas horas después, alrededor de las 15.00. Una furgoneta cargada con cajas de agua llegó hasta el convoy para comenzar a evacuar a las personas más vulnerables: ancianos, niños, gente enferma o que había sufrido crisis de ansiedad. Pero poco después se apagaría también la luz del tren. «Nos alumbrábamos con las linternas del móvil y con las que tenía el personal de Renfe y los que estaban desalojando a las personas vulnerables. Pero como solo podían meter a tres o cuatro personas a la vez en la furgoneta, tardaban bastante en sacar a la gente y volver a entrar», relata para El Comercio.
La situación se mantuvo así hasta las 21.30 horas cuando una máquina llegó para remolcarles hasta León, donde no se les ofreció otra alternativa que coger un autobús para volver al Principado. Tailandia se había esfumado para esta pareja en lo que tarda en apagarse un interruptor. ¿La solución? Todavía en el aire. «Nos está buscando una alternativa una agencia de viajes, pero todavía no nos confirmaron nada. Igual mañana por la tarde podemos coger un vuelo en Madrid, pero claro, con sobrecostes», explica el joven ovetense.
Hoy, a pesar de la incertidumbre, ha vuelto la tranquilidad. «Dentro de lo que cabe, estamos bien. A la espera de qué va a pasar, pero bien de salud. Podría haber sido algo peor». Su luna de miel tendrá que esperar, pero al menos, no hubo que lamentar daños.
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