Un lugar para no olvidar único en León

La única iglesia construida en León en el siglo XXI custodia en su sótano una zona exclusiva en toda la ciudad. Esa singularidad de Nuestra Señora del Rosario, en el moderno barrio de La Lastra, se la da su columbario. Se trata de unos nichos donde se colocan las urnas de personas que han sido incineradas

Desde hace unos años, la Iglesia aprobaba este tipo de enterramientos para colocar las cenizas de un ser querido. Una fórmula que no estaba «muy reconocida» y que acabó convirtiéndose en algo «perfectamente factible» para los difuntos.

Poco a poco, los leoneses de toda la diócesis han ido apostando por los columbarios. Un espacio comunitario que puede llegar a albergar a casi un millar de personas.

El párroco de esta iglesia es Toribio Cuesta, quien explica que las puertas están «abiertas todos los días» para que la gente pueda visitar a sus difuntos -siempre en horario parroquial- y rezar por ellos ante la Virgen del Camino y el Cristo Resucitado. El sacerdote ofrece una misa en recuerdo de estas personas cada último viernes de mes. Por allí ve pasar a familiares, algunos de forma semanal, de las alrededor de 50 personas cuyos restos custodia el columbario. «Hay algunas familias que ya las tengo reconocidas. Otras vienen menos o de forma más esporádica». El día que más gente acude es el del propio enterramiento, siempre algunos días después de la incineración -hay que esperar a que se enfríen las cenizas- y es un día «de unión de familia y difunto» en el que se bendice el nicho y se colocan las cenizas.

Hasta 19 capillas, todas dedicadas a una ermita y una virgen de la provincia de León, están listas para albergar casi 50 nichos cada una. Dentro de estos existe la posibilidad de recoger las cenizas de una, dos, cuatro, seis y hasta ocho personas. El propio Toribio reconoce que «ya tiene elegida» la que le corresponderá a él y no le importaría que fuera la número 13, una que nadie ha querido hasta ahora.

A pesar de que sigue siendo mayoritaria la apuesta por enterrar en los cementerios, el párroco recuerda algunas ventajas de este novedoso columbario en la ciudad. Él ha ofrecido misa en los pueblos y sabe de lo difícil que puede ser llegar hasta ellos en días de lluvia, nieve o frío. «Aquí siempre está accesible para una visita».

Actualmente hay unas 50 personas enterradas aquí, una cifra que no es pequeña a juicio del sacerdote. «Mucha gente sigue teniendo su cementerio del pueblo y en un panteón pueden meter las cenizas con el resto de la familia».

El columbario diocesano iguala a todas las personas. No permite fotos y las flores solo pueden ser naturales y comunitarias, junto a la Virgen del Camino. El coste anual de enterrar a un familiar aquí es de 40 euros anuales por mantenimiento, más el pago inicial de la propiedad. Toribio invita a acudir a verlos y decidir si se considera un buen lugar. «Con rellenar la documentación del difunto y hacerse cargo de ello es suficiente. Luego puede ser sucesorio y los hijos se pueden pasar la propiedad», explica.

Con ello se podrá depositar las cenizas en estos espacios que huyen del ambiente lúgubre de un cementerio y buscar dar más confort y tranquilidad a los familiares que depositen aquí los restos de sus seres queridos.

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