Del «no me llaméis a no ser que el Ayuntamiento se queme» a las dudas sobre la gestión

Una de las frases que quedarán para la historia será aquel «me voy de vacaciones, no me llaméis a no ser que el Ayuntamiento se queme», que llegó a pronunciar un miembro de la corporación municipal popular días antes de aquel fatídico 10 de agosto de 2012.

Ya apagado el fuego y con la vuelta a la normalidad a las puertas, los rumores corrían a la espera de un informe de la policía científica que no llegaría hasta el 25 de septiembre y que fue recibido en dependencias municipales ya en noviembre.

Tras meses en la oposición reclamando una explicación a la gestión del incendio, los por entonces portavoces de UPL y PSOE, Javier Chamorro y José Antonio Diez, exigían responsabilidades y esclarecer los hechos.

Ya con el informe en la mano, la polémica continúo: unos defendían la total transparencia del proceso y otros exigían una comisión de investigación para depurar responsabilidades en la gestión.

Lo único cierto es que diez años después el único recuerdo visible en el consistorio de aquella tarde en el que las llamas inundaron los pasillos del Ayuntamiento es una viga retorcida que aguantó el peso del edificio y que luce en uno de sus patios.