Apurando las horas antes de un cierre que, a todas luces, ven como injustificado. Marta trabaja el brazo con peso, mientras que Hugo opta por fortalecer pierna con el remo. Ambos saben que es el último día, hasta el 20 de noviembre -por ... lo menos- y hay que hacer el último esfuerzo.
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En el Cross Arts Fitnes de la capital leonesa se preparan «con mucha tristeza, indignación y rabia» para asumir una medida «que cuesta mucho entender», como reconoce Pilar, trabajadora del CAF.
Los gimnasios cubiertos de la provincia se ven abocados a suspender su actividad, al menos durante dos semanas, a partir de esta noche, cuando entre en vigor la nueva normativa para toda Castilla y León, y entre las que se encuentra la clausura de los centros deportivos. «No le vemos sentido. Este es un sitio de salud, no de ocio; un lugar que ayuda a la gente a sobrellevar una situación muy dura y muy difícil y mejorar su estado físico y emocional», y en esto último se detiene Pilar, porque, recuerda, haciendo ejercicio «uno se olvida un poco todo lo que pasa ahí fuera».
El coronavirus en León
El sector se muestra «indignado» con una medida que hace «mucho daño» a los empresarios y a los propios socios, que no podrán seguir ejercitándose en estos espacios donde la salud le gana la batalla al coronavirus.
Marta detiene su ejercicio para mostrar su desconformidad con este cierre, ya que cree que «la transmisión aquí es imposible». Misma opinión expone Hugo, que asegura es «injusto» que se prive de la actividad física a gente que se cuida y va a un gimnasio donde «se mantiene la distancia, hay geles para limpiar y desinfectar y que hemos cumplido con las normas».
«A cada cosa que usas la tienes que limpiar y colocar antes de pasar al siguiente ejercicio. Llevamos siempre la mascarilla puesta, cosa que es incómoda, hay ventilación y la distancia es inmensa», reconocen los usuarios del CAF.
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Estos recintos deportivos se han adaptado a una normativa que hasta ahora era válida, pero que con la propagación de la covid-19 parece que ha dejado de serlo.
Sin embargo, y a pesar de que los contagios en los gimnasios no llegan al 1% del total, este viernes no podrán abrir. «Se ha hecho una inversión muy grande para todas esas medidas y ahora ¿para qué?, no lo entendemos. Esto hace mucho daño a mucha gente; hay muchas familias que viven de los gimnasios y a los socios se les perjudica también».
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Tocará dejar de lado la mancuerna, soltar la pesa y abandonar la cinta y la bici estática. Los más fieles a estos centros deportivos tendrán que reinventarse, cómo ya hicieron en el confinamiento de primavera. «Volveremos a entrenar en casa y aprovecharemos para salir a correr al monte, si nos dejan; haremos todo lo que podamos en casa».
Serán 14 días, en principio, los que los gimnasios permanecerán cerrados. Y es que, a pesar de no comprender la medida, socios y propietarios pondrán todo de su parte para asestar un nuevo golpe al virus.
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