León registra 36 muertes por frío extremo en un invierno atípico

Sin llegar al efecto más extremo, el frío puede provocar problemas de salud, así como empeorar algunas patologias crónicas de forma grave. En el caso del sistema respiratorio, el cardíaco y el estado físico de personas que por edad son especialmente vulnerables hay que tener más cuidado cuando las temperaturas descienden más de lo normal. La muerte inmediata por haber sufrido bajas temperaturas puede constatarse en el sistema sanitario, pero los casos en los que un temporal incrementa la mortalidad, establecer esa relación es más complicado. Pero ocurre con más frecuencia de la esperada.

El Ministerio de Sanidad, de la mano del Instituto de Salud Carlos III, creó el Sistema de Vigilancia de la Mortalidad Diaria (MoMo). Una monitorización de la mortalidad que tiene como objetivo identificar las desviaciones de decesos diarios observada con respecto a la esperada según las series históricas de fallecimientos.

Un control que dispara alarmas cuando hay cambios bruscos de temperatura, lo que sucede en los meses de verano y de invierno. Y si el calor puede ser un peligro, el frío lo es aún más en este sentido.

Unos datos que siempre sorprende, pero aún más en este invierno tan atípico con temperaturas primaverales en la provincia leonesa. Pero en los meses de diciembre de 2023 y enero de 2024 se han registrado un total de 36 muertes atribuidas a este 'defecto de temperatura', lo que supone un 3% de todos los fallecidos de la provincia. El frio extremo detrás de tres de cada 100 muertes en León.

Los datos en la comunidad son más elevados en el mes de diciembre con 92 muertes. En el inicio del año se registraron en el conjunto de la comunidad un total de 47 decesos por causa del frio, de los cuáles 19 fueron en la provincia, lo que supone el 38,7% de las muertes por frio extremo en Castilla y León.

El Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Bajas Temperaturas 2023-2024, que con carácter general se activa el 1 de diciembre hasta el 31 de marzo, atiende especialmente a los grupos más vulnerables en invierno, como es el caso de personas con bajo nivel de renta que aunque tengan calefacción no pueden encenderla –lo que se denomina pobreza energética– ancianos y población infantil.

Así establece medidas para coordinar a las instituciones implicadas, desarrolla el Sistema de Información Ambiental que incluye la predicción de las temperaturas, informa a la población sobre los efectos y medidas de protección y prevención y también a los profesionales sanitarios y de los Servicios Sociales, con quien se coordina para la identificación de los grupos de riesgo.