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Es una especie de bucle infinito, una historia interminable de la que se adivina el final, pero no es el deseado - ni el prometido -. La historia de la integración de Feve en la ciudad de León es una de esas promesas eternizadas con la sociedad leonesa y cuyo posible desenlace varía día a día, sin verse ningún resultado.
Desde que en 2011 este ferrocarril de vía estrecha dejase de llegar a la estación de Matallana, en el centro de la capital leonesa, León está esperando a que regrese. Una inversión superior a los 71 millones para cubrir unos dos kilómetros de recorrido parece que se va a quedar en nada después de que el Ministerio de Transporte, con la connivencia del alcalde de León, apuesten por un 'corredor verde' en esa zona.
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Horas después, el delegado del Gobierno en Castilla y León, el vadiniense Nicanor Sen, respondió diciendo que Feve «tenía que llegar» hasta las estación de Matallana de León.
No en vano, esta línea histórica y de tanta importancia en el transporte interior de viajeros en la provincia de León verá como una de sus estaciones más importantes, la de Cistierna, está abocada al cierre.
Bajo la lluvia propia del inicio del otoño y en una pequeña marquesina en el apeadero de La Asunción - repleta de goteras, por otro lado -, varios leoneses esperan a que llegue el tren que vertebra la Montaña Oriental y le facilita su acceso a la capital.
Entre ellos está Marta Salas, una joven de San Feliz de Torío que utiliza con frecuencia este servicio para poder ir a trabajar. La alta probabilidad de que Feve no llegue a la estación de Matallana es un importante trastorno para ella. «Nos deja incomunicados. Se prometió un tranvía, que iba a llegar el tren... y al final nada», lamenta.
Su viaje es de apenas 10 minutos hasta San Feliz aunque «los horarios son horribles, está fatal organizado y muchas veces llegan con retraso». «Es complicado utilizarlo para venir y trabajar y que llegase al centro me facilitaría mucho la vida», apunta.
Y es que este es un servicio básico para la ribera del Torío y la Montaña Oriental. «Sin Feve, se van a morir todos estos pueblos», apuntan varios de los usuarios de Feve que esperan por el tren. Entre ellos está Génesis, que reside en Garrafe de Torío y que trabaja en León, por lo que utiliza este tren habitualmente y setencia que «los horarios son muy malos».
«A veces no llega el tren y te llevan en bus o taxi. Y, además, ahora parece ser que no va a llegar al centro, como se prometió en su día. Es un servicio que no se da como se debería», añade.
Sentada también en esta marquesina, tratando de esquivar una de las goteras mientras espera el tren, Araceli Álvarez vuelve de hacer la compra: «Bajo dos o tres veces por semana a León desde Palazuelo de Torío». Su impresión sobre la no llegada hasta la estación de Matallana es clara: «Es una pena después de tanto dinero gastado en ello». «No va a llegar hasta el centro y el servicio no es bueno: el tren llega a veces con retraso, otras veces te llevan en bus y otras veces, directamente, no viene», sentencia.
El tren llega con algo de retraso, apenas cinco minutos, mientras estos leoneses lo toman con la desazón de que esa promesa de que llegaría algún día - después de innumerables retrasos en las previsiones - a la estación de Matallana. Es una nueva promesa incumplida con León que no sólo crispa a los usuarios de Feve, también a la sociedad en general.
Sobre esas vías que quedarán inutilizadas, y junto a apeaderos que tampoco cumplirán la función para los que fueron construidos, camina una leonesa, Emelina González, que no sabe que camina por lo que se convertirá en un 'corredor verde' y no en un lugar de paso de Feve.
«Parece que gastan el dinero a lo tonto. ¿Se ha invertido tanto para que el tren quedé ahí - en referencia a La Asunción -? Ya que ya está gastado, que lo aprovechen y hagan lo que tienen que hacer», lamenta.
Emelina es una de las leonesas que hoy camina por estas vías que, no cabe duda, no están cumpliendo el fin para el que hace 13 años fueron colocadas. Ahora es un lugar de paso para peatones, que algunos utilizan para pasear, hacer deporte y conectar el barrio de La Palomera y San Mamés con la zona de Mariano Andrés y Las Ventas pero que no verá más como el ferrocarril pasa para conectar el este de la provincia con la capital.
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