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León, la provincia, ha despertado este viernes en un estado de apatía generalizada. La calle, de nuevo, ha vuelto a perder el pulso y la vitalidad de las últimas semanas para entregarse de nuevo a las limitaciones con el fin de conseguir frenar el avance del virus.
Durante los próximos 14 días al estado de alarma y el toque de queda se suma el cierre de bares y restaurantes además de las limitaciones en las grandes superficies.
Es el efecto de una extraña normalidad que persigue mitigar el efecto del Coronavirus SARS-CoV-2, el virus que provoca la Covid-19.
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«Hay mucho silencio» comentaba a primera hora de la jornada una pareja en el interior de la línea 11 del bus urbano de la capital. El transporte público, como el servicio de ORA para el aparcamiento, sigue funcionando con normalidad.
Mientras, a pie de calle, ha desaparecido el olor del café de primera hora, los saludos se pierden en la distancia y en el rostro de los leoneses se ha dibujado la tristeza que se extenderá con seguridad hasta que se puedan reencontrar a pie de calle con una cierta normalidad.
Desde este viernes se han suspendido la apertura al público de los grandes establecimientos comerciales salvo en áreas de alimentación o de artículos considerados de primera necesidad sin superar en todo caso los 2.500 metros cuadrados. El comercio local abre con normalidad.
La permanencia en los establecimientos cuya apertura esté permitida deberá ser la estrictamente necesaria para que los consumidores puedan realizar la adquisición de productos quedando suspendida la posibilidad de consumo de productos en los propios establecimientos, también recoge la normativa.
Igualmente se ha suspendido la apertura al público de instalaciones deportivas convencionales y centros deportivos para la realización de actividad física que no sean al aire libre, salvo para la práctica de la actividad deportiva oficial de carácter no profesional o profesional que se regirá por la normativa y protocolos específicos aplicables a aquélla.
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Con todo, la medida más 'traumática' ha sido la suspensión de todas las actividades de restauración, tanto en interiores como en terrazas salvo los servicios de entrega a domicilio o recogida en el establecimiento o en vehículo.
En su conjunto cerca 15.000 trabajadores se ven afectados por las medidas. En León la hostelería cuenta con 8.200 asalariados y 4.400 autónomos, en un sector del que dependen de forma directa 12.600 trabajadores, según las asociaciones empresariales.
Además de todo ello se han suspendido las visitas en los centros residenciales de personas mayores, salvo circunstancias individuales en las que sean de aplicación medidas adicionales de cuidados y humanización o situaciones de final de la vida, que adoptará la dirección del centro, sin perjuicio del uso de formas alternativas de contacto entre los residentes y sus familiares tales como videoconferencias, llamadas telefónicas o similares. Asimismo, no se permiten las salidas de los residentes fuera del recinto de la residencia salvo para acudir al médico y similares o situaciones de fuerza mayor.
Todas las restricciones son de obligado cumplimiento bajo sanción administrativa y el conjunto de las mismas dibuja un inquietante escenario que advierte del avance del virus, hoy en transmisión comunitaria.
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
José A. González y Álex Sánchez
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