Borrar
Miguel y Juan, en segundo plano, esperan el próximo pedido mientras conversan sobre su complicado presente e incierto futuro en un pequeño parque en León. A.P.C.
Juan, repartidor de Glovo en León: «Trabajar cada día para pagar multas es muy difícil»

Juan, repartidor de Glovo en León: «Trabajar cada día para pagar multas es muy difícil»

Los todavía falsos autónomos empleados por esta plataforma desconocen cuándo les harán contrato y bajo qué condiciones mientras manifiestan sufrir una «persecución policial injustificada», robos y quejas vecinales

Lunes, 10 de febrero 2025, 08:12

«Tuve un lío por conducir un vehículo sin licencia así que tengo un juicio pendiente» cuenta Juan con la vista perdida. Él y su compañero esperan sentados en un parque al próximo pedido de Glovo que aparezca en la pantalla de su móvil. Han parado la música, guardado un cigarrillo y me responden con una mezcla de alivio y tensión mientras vuelcan sus preocupaciones: «Ahora uno tiene que tener una cuenta abierta en España, y si yo puedo trabajar es porque mi mujer sí tiene residencia y permiso de trabajo, y la cuenta está a nombre de ella. En este momento no puedes pedir un asilo político ni al menos un permiso de trabajo, pero para cumplir con los criterios de arraigo tienes que cumplir dos años. Ya llevo un año y dos meses así que estoy a la espera».

Juan llegó a León de forma ilegal, afronta un proceso judicial y pasa horas recorriendo las calles de una ciudad con el miedo constante a lo que le pueda pasar: «Está complicado porque la policía nos persigue mucho por los patinetes, sea grande o pequeño y en cualquier calle. Nosotros estamos trabajando legalmente, algunos sin papeles, pero legalmente y no estamos robando ni nada así. Nos tienen vigilados, nos están parando en cualquier parte y momento».

«Me llegó una multa de 500 euros, y con las entregas a dos o tres euros, para pagarla hay que trabajar casi un mes»

Llamadas de atención que, en ocasiones, pasan a mayores como añade Miguel, que se une a la conversación: «A mí me llegó una multa de 500 euros, a otro compañero otra de 250; y las entregas, últimamente, Glovo las está pagando muy baratas, como a dos o tres euros. Y claro, para pagar una multa así tienes que trabajar casi un mes. Hay otros delitos y se fijan más en nosotros que estamos trabajando haciendo repartos. Estamos inconformes con eso porque la policía nos culpa a nosotros de lo que pasa cuando niños menores de edad nos quitan los patinetes y andan como locos con ellos».

Juan y Miguel conversan en un parque mientras esperan el siguiente pedido. A.P.C.

Juan añade en la misma línea que «si hubiera un contrato ayudaría para el tema del arraigo porque la situación está difícil por la persecución policial, las multas, algunas de 500 euros. Te retiran el patinete y tienes que pagar para recuperarlo e igual tienes que trabajar 15 o 20 días para que te lo devuelvan. Trabajar todo el día para pagar multas es difícil. Aparte está la persecución: si nos juntamos cinco, seis u ocho, ya vienen porque nos dicen que no podemos estar ahí. Mira donde estamos aquí para que no nos echen». Él y Miguel están solos en un parque, pero otros acaban reunidos de forma espontánea cerca de una zona con muchos restaurantes.

«Si pagamos todo legalmente por qué tienen que estar persiguiéndonos. Estamos trabajando y no hacemos nada malo»

Es el caso de Arturo, Pablo, Roberto y Rafael, que comparten un rato de descanso a la intemperie con otros repartidores de Glovo y otras plataformas. Arturo cuenta cómo ha cambiado la situación durante estos últimos meses : «Antes aparcábamos al lado del BBVA (plaza de Santo Domingo). La policía llegó y nos dijo que ya no se podía allí, y nos mandó para la parte de atrás y ahí no se podía estar al aire libre con este frío. Ahora, si nos ven aquí (una calle perpendicular a la avenida de la Independencia) nos echan. Si nos ven en Ordoño vienen a echarnos porque la gente se queja de que estemos allí. Que la moto les molesta, se entiende, pero no todos somos iguales. Nosotros estamos pagando IVA, seguridad social, gestor, los trimestres… Si estamos pagando todo legalmente por qué tienen que estar persiguiéndonos, si estamos trabajando y no hacemos nada malo. Seguro que alguno de los que se quejan también hará pedidos».

Arturo, Pablo y Roberto esperan junto a la Avenida de la Independencia con sus motos y patinetes a que sus dispositivos les propongan un nuevo recorrido. A.P.C.

Ya sea porque entran pedidos o por miedo a ser desalojados de allí, el grupo se hace más pequeño. Mientras van y vienen Arturo saca otro asunto que les preocupa, y mucho: «No creo que el tema de multas cambie con el posible paso a contrato». Se refiere al hecho que se conoce desde diciembre, que la empresa de repartos urgentes a domicilio va a cambiar su política de contratación de repartidores, un proceso que no ha comenzado hasta este mes de febrero y que Juan resume así: «El dueño de Glovo debería darnos de alta y están en problemas».

Contrato sí, pero cuándo y cómo

El día 3 de febrero el cuestionario en su web cambió del que informaba de los pasos para necesarios para hacerse autónomo al actual que detalla que se pasa a contratos por cuenta ajena. Los interesados como Rafael, ese mismo día, aún desconocían qué será de su futuro: «Hasta el día de hoy no han informado nada. Había rumores de que iba a haber contratos, contratar flotas».

Todos, con gesto dubitativo y sin nada claro, sólo pueden especular y comentar lo que les llega de oídas: «Hay que esperar a ver qué condiciones nos ofrecen. Se escucha que Glovo ha preguntado a gente para subcontratar con ellos para formar su flota aparte. No se sabe si sí o si no, pero no sabemos qué condiciones serán», añade Roberto.

De momento, Glovo se remite a la información que publica en su web sobre un proceso que se prevé y que «en cuanto tengan más detalles sobre la transición, informarán». Tampoco hay comunicación sobre el número de repartidores en León que pueden estar afectados por este cambio paulatino hacia otro modelo de contratación que durará meses. En un comunicado que responde a posibles dudas se explica que «a partir del mes de abril de 2025 se notificará la misma situación (cambio de modelo) para los que colaboran desde el 1 de agosto de 2024 (los últimos en incorporarse como autónomos antes de ser contratados)».

«Si es un buen contrato que se acerque a la jornada completa y supera los mil mensuales estaría bien»

Esta decisión empresarial viene motivada por una lucha desde el Gobierno que denunciaba que los repartidores de Glovo eran «falsos autónomos» y que su situación debía regularizarse. En el corrillo, cada vez más reducido, Pablo no se muestra muy convencido por lo que les puedan ofrecer: «Es lo que hemos escuchado, una especulación viendo los modelos de otras compañías, como JustEat, que paga por horas y ofrece una jornada semanal de dieciséis horas y un salario mensual de unos seiscientos euros. Si es un buen contrato que se acerque a la jornada completa y supera los mil mensuales estaría bien, si no habría que buscar otras opciones. De momento hay que ver qué sucede y qué es lo mejor».

Pablo explica su rutina de trabajo: «Ahora puedo estar en casa dos horas y si sale un pedido lo puedo hacer en quince minutos, pero si tardan otras dos horas hasta el siguiente pedido son dos horas que no trabajo y que puedo estar en la calle, a la intemperie, con frío… Si fuera por contrato nos pagarían por las horas, aunque estemos aquí, pero si fuera como ya hacen otras plataformas sería sólo en horario de alta demanda, de ocho a doce de la noche».

«Va a ser lo mismo, te lo van a pagar al precio que ellos quieran»

Aducen que ahora hacen más horas aunque no se las paguen pero que sí les van a pagar cuando no están activos, la jornada laboral sería más reducida e intensa. «No han ofrecido nada que no se sepa. Sería como JustEat, someterse a otra empresa y eso tampoco lo queremos. En realidad no se ve rentable para nosotros. El único cambio es que puede que vayan a contratar por veinte, treinta o cuarenta horas; pero dentro de unos meses lo cambian a quince o dieciséis horas, y que no nos dejen otra opción». Arturo refleja el pesimismo sobre su futuro que casi se puede respirar como el vaho que asoma por sus cascos: «Va a ser lo mismo, te lo van a pagar al precio que ellos quieran. Hay que ver qué van a prometer primero para saber, pero de momento seguimos así».

Juan, sin mostrar su cara ni su verdedera identidad para evitar más problemas con la policía o la justicia A.P.C.

Al igual que no aparecen rostros, los nombres de este reportaje (Juan, Miguel, Arturo, Pablo, Roberto y Rafael) son ficticios porque sus protagonistas quieren mantener el anonimato para evitar problemas y protegerse como colectivo. Sus vivencias y opiniones sí son reales.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

leonoticias Juan, repartidor de Glovo en León: «Trabajar cada día para pagar multas es muy difícil»