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Las manos de una refugiada que prefiere no aparecer en cámara. SANDRA SANTOS

Una huída por la vida

Amenazas, robos, persecuciones y un asesinato acabaron con las esperanzas de esta familia que decidió vender todas sus propiedades para dejar atrás un país que no protegía su vida, desde hace unos meses luchan en León por recuperar la normalidad

I. SANTOS

León

Miércoles, 20 de junio 2018, 09:57

«Nuestro problema empezó el 2015 tras una denuncia hecha por mi hijo, porque a su esposa le dieron un disparo en la cabeza por robo». Con estas duras palabras comienza su relato María (nombre falso para proteger la identidad de esta familia). Tras dos años de mudanzas por diferentes barrios de Caracas e incluso diferentes ciudades de Venezuela la familia se reúne y toma la determinación de salir del país. «En 2017 me reuní con mis dos hijos y decidimos venirnos para España».

Una familia que tuvo que tomar la decisión más difícil de su vida, para intentar acabar con el acoso y las amenazas que sufrieron durante dos años. «Amenazas, muchas amenazas», continúa María acompañada en esta entrevista por uno de sus hijos, su pareja, el hermano de esta y sus tres nietos, «te seguían y te localizaban, fue muy duro». Los siete miembros tardaron cerca de cuatro meses en poder reunir el dinero necesario para comprar los billetes y volar hacia la que parecía su libertad.

Antes de comenzar la entrevista nos recuerdan que «no nos saques la cara» ni tan siquiera quieren dar sus nombres reales, ya que «no sabemos si las personas que nos están siguiendo nos puedan llegar a seguir acá», explica Manuel.

Comienzan las amenazas

Un robo que acaba en homicidio y la lucha de una familia por buscar justicia a través de denuncias y movilizaciones fue el inicio del infierno por el que tuvo que pasar esta familia. Manuel explica que «posterior al suceso tuvimos ciertas movilizaciones, que eran necesarias por el resguardo de la vida de toda la familia», pero esta lucha por la justicia detonó en amenazas a todos aquellos que tenían una relación con Manuel, principalmente a su familia.

Imagen principal - Una huída por la vida
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Con el tiempo, Manuel conoce a Julia (nombre falso para proteger la identidad de la familia) con la que comienza a compartir su vida entre mudanzas. «Cuando se enteraron de que era su pareja empezaron a venir también por mí y por mi familia».

La extorsión para que retiren las denuncias continúa y la familia de Julia comienza a sufrir amenazas y persecuciones. «Las amenazas iban también a casa de mi madre, a mi hermano lo agarraron en el coche y le amenazaron con un arma larga», recuerda bajo la atenta mirada de su hermano, que no quiere hablar a cámara.

La abuela se lleva a los niños de la sala, pero Julia y Manuel reconocen que «ellos no son ajenos a lo que ha pasado, no puedes ocultarlo cuando lo han vivido». Tras su llegada a León los tres pequeños visitaron al psicólogo de Cáritas, donde recomendaron a Manuel que no les ocultasen la verdad, «aunque también nos recomendaron que no entremos en detalles».

«Ellos vivieron estas amenazas», recuerda Julia. «Hubo un incidente en el que ellos estaban en el coche y nos dispararon». Quizá la más pequeña no lo recuerde, o no sea consciente de lo sucedido, «pero ellos saben porque nos fuimos».

Una salida complicada

Tomar la decisión de abandonar el país y dejar toda una vida atrás no es sencillo, pero en este caso el tema económico complicaba más la situación. «No es nada sencillo, volar a España implica un gasto muy grande con el cambio de moneda y la inflación no teníamos dinero suficiente», recuerda Manuel.

Dos ataques en menos de dos días en noviembre de 2017 fueron el punto de inflexión, «cada vez eran más fuertes y más personales». Una familia que en Venezuela tenía un estatus social y económico «bastante bueno», pero la situación personal hizo que todo se transformase en una situación «completamente negativa».

María se reunió con sus dos hijos y tomó la decisión de hacer todo lo necesario para dejar el país y huir del peligro. Una vida, una casa, su coche, la escuela de los niños, el trabajo. Todo quedó atrás.

«Nos tocó vender los coches y todas las propiedades. Hasta la ropa», recuerda Manuel, «lo vendimos todo a un precio muy bajo porque necesitábamos tener el capital y venirnos a España».

Un país nuevo, una familia viva

Los inicios no están siendo sencillos, pero reconocen que ahora «podemos salir a la calle sin temor a que nos estén esperando». España era el país más parecido en lengua, cultura y clima con una seguridad que en Latino América no encontraron.

«Teníamos cierto conocimiento de León, la ciudad tiene particularidades, como el tema de una buena educación para los niños o el precio de los alquileres», comenta Manuel las razones de su viaje a la provincia.

La ayuda de Accem llega a través de Cáritas, donde les explican que hay un programa que trabaja con personas refugiadas que huyen de la violencia, las amenazas o la extorsión de sus países de origen. «Accem nos está ayudando en todo», reconoce Manuel que no tiene palabras para agradecer el trabajo de esta Asociación.

Pero si lo hace a través de su historia, a través de un testimonio que pocos conocen, pero con el que pone en valor todo el trabajo que se realiza en la provincia leonesa para garantizar la seguridad de cada una de las familias o personas que tiene que dejar toda su vida atrás para, precisamente, poder salvar su vida.

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