Cientos de animales domésticos tomaron este domingo la plaza de San Marcelo -hoy más que nunca podemos llamarla de 'las palomas'- para recibir la bendición de San Antón.
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La cita volvía este frío domingo de enero como cada año y reunía a devotos que minutos ... antes de la salida del santo de la iglesia de San Marcelo ya llenaban la plaza, acompañados de sus mascotas, para recibir el agua bendita.
Los perros volvían a ser los reyes de la jornada. Toda raza, edad, clase y tamaño se citaba a los pies de la iglesia. En transportines había gatos, y en brazos de los más pequeños de la casa animales más exóticos como cobayas.
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Lucía Gutiérrez
La jornada, organizada la Asociación Cultural San Francisco de Asís El Real Extramuros, comenzaba fiel a la tradición, con San Antón dando las tres vueltas de rigor al templo de San Marcelo hasta entrar en la iglesia, donde se procedió a la Eucaristía.
A su salida, ya con cientos de leoneses esperando la bendición, sonaba la música tradicional que acompañó los versos de Manu Ferrero dedicados al santo. «San Antón, san Antonico, como cada mes de enero, te traemos este ramo, que cantamos con esmero», entonaron los miembros del colectivo Xeitu para recibir al protector de los animales.
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Llegaba el turno, ahora sí, de los protagonistas de la jornada. En fila de uno los animales iban recibiendo la bendición del santo. «Que dios os bendiga y os proteja», pedía el párroco mientras las gotas de agua bendita sorprendían a los animales, regalando risas entre los presentes.
Junto a las mascotas sus dueños, que pedían sobre todo «salud y que siga en nuestra familia muchos años, porque es nuestra alegría».
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El origen de esta tradición se remonta al siglo III, donde tenemos que situar a San Antonio Abad vagando por el desierto egipcio. Fue en este paraje, entre dunas y arena, donde creó una comunidad de hombres solitarios que, retirados de la sociedad, recorrían el mar arenoso.
Con la fe cristiana como guía del singular grupo y su estrecha relación con la naturaleza, lograron que San Antón fuera acogido por la pascua cristinana como patrón de los animales.
Desde entonces, se instauró la tradición de bendecir a los animales al considerarlos la creación de Dios, al igual que el hombre, porque sirven de alimento y porque dan compañia.
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