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El acusado, durante el juicio este lunes 8 de abril en León. I. Santos
Crimen de Obispo Almarcha

La defensa de Ángel: «No es un genio criminal, solo perdió los nervios»

El acusado del crimen de Obispo Almarcha no ha querido declarar en el juicio y uno de los hijos recuerda el momento en el que encontró el cuerpo de su madre «tirada como un perro» en el dormitorio

I. Santos

León

Lunes, 8 de abril 2024

«No es un genio criminal. Es una persona que se ha visto involucrada en una situación que le ha superado. Todos nos hemos enfrentado a esto».

Con estas palabras la letrada de Ángel Melcón ha definido los hechos que tuvieron lugar el 24 de marzo de 2020 ... en la calle Obispo Almarcha de León capital. El acusado en el crimen no ha querido declarar, ni siquiera a las preguntas de su letrada, y el juicio se ha iniciado sin este testimonio. Pero su letrada si ha tenido la opción de defender sus conclusiones previas ante el jurado popular que en este proceso, la letrada insistió en el tema del alquiler y las amenazas de Conchi. «Pandemia, dos niños y en la calle. Como comprenderán uno puede perder los nervios», aseguró al jurado popular.

La versión que defiende la defensa es que Ángel subió con Conchi para hablar sobre el alquiler, que «ella se cambió de ropa y le llamó al dormitorio que también era su despacho» y ahí tuvo lugar.

La letrada expone al jurado popular que «él podía haber contado un cuento de hadas, podía no haber dicho nada, pero él reconoce que le dio dos puñaladas, pero no se acuerda de más». Ante esta situación insiste en que: «No es un genio criminal. Es una persona como ustedes y como yo que en un momento perdió los nervios».

El hijo encuentra el cadáver

Una de las declaraciones más duras de la jornada ha sido la de J.M.P., el hijo menor de Conchi. El varón ha sido el primero en declarar, ya que el acusado se acogió a su derecho de no hacerlo. JM recordó que en ese momento él vivía en León y su hermano en Madrid. «Me llamó mi hermano que si le había pasado algo a mi madre» y tras agotar todas las opciones JM cogió el coche para ver qué ocurría. »Llegue allí y pensé que no podría abrir, pero pude abrir sin problemas y me extrañó muchísimo«, asegura el testigo que recuerda que su madre «siempre dejaba la llave puesta y le daba dos vueltas».

Cuando llegó a la vivienda buscó a su madre: «No la vi, había un silencio absoluto. Mamá, mamá y no contestaba y yo no la encontraba en ningún sitio». Finalmente, el testigo recuerda que vio una mancha de sangre en el pasillo y se puso muy nervioso y fue a la habitación: «Me acerco y veo a mi madre tirada en el suelo -el testigo llora mientras declara- había un charco de sangre y no daba crédito a lo que estaba viendo. La tomó el pulso y no se movía, tenía los ojos abiertos y estaba helada. Tenía un agujero en el pómulo y era todo muy raro», relata JM roto por el dolor.

«Estaba detrás de la cama, tirada como un perro la dejaron ahí», recuerda el hijo menor de Conchi, que fue la primera persona que la encontró sin vida un día después del crimen. Mientras y durante toda la declaración, el acusado se mantuvo con los ojos cerrados y en ocasiones cabizbajo.

La ropa de la víctima

Conchi murió con unas medias, un vestuario con el que su hijo asegura que «no abriría a nadie la puerta». La apreciación sobre la ropa que tenía la víctima cuando fue descubierto el cadáver se realizó en las conclusiones previas por una de las letradas quien remarcó al jurado que: «Las mujeres cuando llegamos a casa nos podemos quitar la falda para no arrugarla, pero no es normal que abramos así la puerta a nadie».

Unas palabras que ha confirmado el hijo menor asegurando que «mi madre no abría así a nadie. A mí sí, pero a nadie más. Para eso ella tenía mucho cuidado». Al final de la declaración el juez magistrado de la sala pregunta por la ropa con la que estaba Conchi cuando murió. »Esa ropa era normal si ella estaba durmiendo y me abre a mí, pero si llamaba otra persona se ponía algo«, insistió el hijo menor. Algo que también confirmó el otro de los hijos de Conchi en su declaración.

«En la mano derecha sólo se veía brillar el anillo porque todo era sangre»

JM

Hijo menor de la víctima

Entre algunas otras cuestiones también se habló en esta declaración sobre lo que la víctima portaba en las manos en el momento del crimen. «Tenía en la mano izquierda algo que yo pensé que era un pañuelo y luego me dijeron que era un guante, en la derecha sólo se veía brillar el anillo porque todo era sangre», respondió JM.

En relación al dinero que podría haber en la vivienda, los hijos recuerdan que «solía tener mucho dinero, por la caja del bar y eso. Pero no sé el dinero que podía tener en ese momento».

Delito y penas propuestas por las partes

Conchi, tenía 65 años, dos hijos -presentes en la causa como acusación- y una relación de pareja tras su divorcio que también está presente en la causa como acusación particular. Los hechos son constitutivos de un delito de asesinato por el que el Ministerio Fiscal pide 22 años de prisión y un delito de robo por el que se piden 14 meses de prisión. También se piden en las conclusiones previas al juicio 32.000 euros para cada uno de los hijos y su pareja, así como los 3.000 euros que el acusado presuntamente robó tras el crimen.

Por su parte, existen en el juicio tres acusaciones particulares. Dos de ellas representan a los dos hijos de la víctima que, en el momento de los hechos, vivían uno en León y otro en Madrid. La tercera de las acusaciones particulares es de la pareja sentimental de Conchi.

En estos tres casos, consideran un delito de asesinato con alevosía, abuso de superioridad y ensañamiento, así como un delito de allanamiento y robo con violencia para lo que piden 25 años de prisión por el asesinato y cinco años de prisión por el robo.

Finalmente, se procede a la lectura del escrito de conclusiones previas de la defensa en el que se insiste en que Conchi quería subir la renta al acusado y asegura que este «perdió los nervios y le asestó dos puñaladas», pero a partir de ahí «no recuerda nada más» y asegura que el acusado «sufrió una pérdida de memoria transitoria». La defensa insiste en que «Ángel no recuerda haber cogido dinero», para la letrada el delito es de homicidio. Ya que la situación expuesta le llevó al arrebato, por ello pide 10 años de prisión.

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