Una mujer consume un café en la terraza en las horas anteriores al cierre del interior de los bares. Sandra Santos

«Los clientes ya se despiden; nos dicen que nos vemos cuando les dejen entrar dentro»

Los hosteleros leoneses se preparan para asumir una nueva restriccion de la Junta de Castilla y León para frenar la expansión de la covid-19 y que conllevará el cierre del interior de bares y restaurantes | «Va a ser el caos total, muchos lo dejaremos porque solo nos ponen inconvenientes de todo tipo» | «Es imposible mantener un negocio con la terraza al 30% y menos seis grados en la calle»

Martes, 12 de enero 2021, 14:14

Son las 12 de la mañana, una hora clásica para el café de media mañana, y el termómetro apenas remonta los cero grados. Lo hace tras una noche gélida, una de tantas que se viven en León estos meses.

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Tras unos minutos en la silla, l ... o que tardan en servir la consumición, el intenso frío hace acto de presencia y ni la taza caliente logra paliar la helada en la capital.

Esa será la sensación que se empiece a vivir desde este miércoles. La Junta de Castilla y León decretaba en el consejo extraordinario de gobierno el cierre del interior de los bares y restaurantes, que sólo podrán servir en terraza y con un tercio de su aforo.

La hostelería asume este nuevo golpe, que será «definitivo» para muchos, en una provincia donde los inviernos invitan más a una gripe que a un café con leche 'del tiempo'.

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Galería. Una señora observa el exterior mientras se toma un café con la terraza vacía. R.F.

Leó, regente del PB, en la plaza de las Cortes Leonesas reconoce el «caos total» que supondrá esta medida para el sector. «Muchos lo dejaremos ya. Solo nos ponen inconvenientes de todo tipo». Y eso a pesar de reconocer su «situación privilegiada» en un lugar donde el sol pega desde media mañana. «Los que no tengan terraza, ¿qué van a hacer? Yo tengo suerte, pero el resto tendrán que cerrar porque no pueden hacer otra cosa». Y es que, este propietario no entiende «por qué la han cogido con nosotros», afirma, y más en una ciudad como León donde «vivimos del comercio y la hostelería», y tras haber demostrado que los bares «son sitios seguros y donde cumplimos con todas las normas».

«¿Quién se sienta ahora en una terraza»

Desde la cafetería del Colegio de Médicos, en esa misma plaza, su camarera ve este cierre parcial como «una manera sutil de decir que nos cierran, porque ¿quién se sienta ahora en una terraza?». Este martes, muchos negocios abrían con menos cinco grados. «Cuando salimos a recoger cualquier taza está todo congelado. Hace muchísimos frío y en la terraza es imposible estar». Y es que un café rápido lo aguanta cualquiera a esa temperatura, pero ese terraceo de unos minutos y una ronda por varios bares resultará toda una odisea.

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También es notable la protesta en el bar Trébol, donde Noe sirve las últimas cañas y cafés en el interior de su bar. «Es materialmente imposible mantener un negocio con los mismos empleados, con una terraza al 30% y con menos seis grados. Es materialmente imposible». Y todo ello a pesar del apoyo de los clientes.

Los clientes asumen la situación

No solo los hosteleros son los castigados por esta nueva normativa que impide el consumo en el interior de los bares y restaurantes, también lo son los clientes, aunque estos lo hacen con otra perspectiva. Alberto cree que es una situación que deben «asimilar», a pesar de suponer una «pena» para una ciudad como León con los inviernos tan duros. Otra señora, habitual de las terrazas, prefiere estar fuera porque «no quiero estar dentro, creo que nos podemos contagiar».

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De hecho, los hay ya habituados al consumo en terraza y dan algunas recomendaciones: «Estar bien abrigados y buscar el sol, esa es la clave. A mí me gusta; vengo aquí un ratito, luego a hacer la compra y para casa». «Yo he estado en terrazas en noviembre y diciembre y sin problema. Abrigado, si estos días hay que estar en terraza, pues estaremos por el bien de todos».

Los clientes menos osados a combatir el frío del invierno leonés, sin embargo, ya han advertido a los camareros. «Algunos nos han dicho que nos volvemos a ver cuando les dejen entrar dentro y ya se han despedido».

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Durante al menos 15 días, todos estos negocios tendrán que echar la trapa por tercera vez, al menos de puertas para dentro. Ahora, sus servicios se verán reducidos a un aforo de terraza y sus clientes tendrán que sufrir las consecuencias de estas restricciones, a pesar de tener clara una cosa: «No somos los culpables, y ahora sí que está claro que nosotros no somos los culpables. Creen que así la gente se va a quedar en casa y lo que harán será hacer fiestas en casa con grupos de gente».

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