Voluntaria escribe una carta de respuesta a los afectados por la soledad no deseada. R.F

Estas son las 14 cartas contra la soledad no deseada en León: «Parece que mi familia quiere que me muera pronto»

La iniciativa busca a voluntarios para escribir cartas y acompañar a los mayores que pasarán las navidades solos en el hospital

Viernes, 13 de diciembre 2024, 14:20

Aproximadamente unos 60.000 leoneses viven inmersos en la soledad no deseada, muchas de estas personas son, además, personas mayores que pasarán solas no solo las fiestas navideñas sino muchas otras festividades el año que viene. Por ello, el Hospital San Juan de Dios de León ha lanzado una emotiva campaña que invita a todos los ciudadanos a actuar frente a la soledad no deseada que afecta a tantos y tantos mayores de León. A través de la iniciativa 'Cartas que acompañan', presentada en la mañana del viernes 13 de diciembre frente a la casa Botines, se busca conectar a la ciudadanía con aquellos que, en sus momentos más vulnerables, se sienten invisibles.

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Durante la acción, voluntarios de acompañamiento hospitalario compartieron con el público las cartas escritas por estas personas ingresadas en el hospital, quienes, a través de palabras sinceras, relatan sus experiencias y emociones. Estas cartas, muchas de ellas desgarradoras, son también un grito de auxilio que, lejos de ser solo palabras sobre el papel, contienen historias reales de vidas que ahora se sienten vacías ahogadas en la soledad no deseada. También muchos voluntarios comenzaron a escribir cartas de respuesta.

Voluntaria contesta a las cartas de los mayores que sufren soledad no deseada. R.F

Las cartas van desde la añoranza de una casa que se deja atrás para ser ingresada, como en el caso de Carmen N., de 97 años, hasta la tristeza profunda de personas como Alfonso D. y Ramiro C, quienes se enfrentan a la soledad más absoluta dentro de un hospital, «me siento muy solo, especialmente aquí, en el hospital». Estas cartas nos revelan el dolor de aquellos que, por diversas razones, ven sus días marcados por la ausencia de sus seres queridos. «Mis sobrinas no me vienen a ver», comparte Lola L., mientras que Casimiro R. siente la falta de un familiar, a pesar de contar con la compañía de amigos en el hospital «en estos momentos complicados me gustaría especialmente poder contar con la compañía de un familiar».

Cada una de estas cartas es una invitación a reflexionar sobre cómo la soledad afecta a muchas personas mayores en nuestra provincia, especialmente durante las fiestas de navidad cuando ese vacío se siente aún más profundamente. Y, aunque las palabras de los voluntarios y del personal sanitario son un bálsamo, el mensaje es claro: el simple acto de ser escuchado y sentirse acompañado puede cambiar el día de alguien.

La campaña, que se extenderá hasta finales de Navidad, también invita a todos los que lo deseen a leer las cartas y darles una respuesta a través de la web de San Juan de Dios de León. En ella, cualquier persona podrá ofrecer unas palabras de aliento y esperanza, demostrando con un gesto que, en principio parece pequeño, que la humanidad sigue estando al alcance de todos y que todos merecemos ser escuchados aunque sea a través de unas líneas.

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Esta iniciativa se enmarca en un contexto donde la sociedad, a menudo, olvida las voces silenciosas de aquellos que sufren en soledad apartados del ojo público. Por ello, el hospital no solo busca visibilizar estas historias, sino también promover el acto de acompañar, de ir a verles y de tender una mano o escuchar un relato que, por sencillo que parezca, puede significar un mundo para quien lo vive.

Estas cartas que acompañan son mucho más que unas simples líneas, son un puente hacia el corazón de quienes más lo necesitan. Y, en este mes de diciembre, hacer sentir a alguien acompañado puede ser el mejor regalo que se puede ofrecer.

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Aqui encontrarás las 14 cartas de los mayores que sufren día a día la soledad no deseada:

Hola, me llamo Lola L.

Hola soy Lola L como estoy soltera, parece que mi familia quiere que me muera pronto. Mis sobrinas no me vienen a ver y yo quiero irme para mi casa porque, aunque esté sola, allí me encuentro bien. Solo le pido a Dios que me den pronto el alta.

Hola, me llamo Carmen N

Tengo 97 años y me he visto obligada a dejar mi piso en Asturias para ir a una residencia en un pueblo cerca de donde viven mis sobrinos. Añoro mi casa y encima, de repente y mientras estoy ingresada, ha fallecido una compañera de la residencia con la que había entablado una bonita amistad. Más que el peso de los años, siento la soledad y la pérdida de amigos. Mi familia me viene a ver cuando ella puede.

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Te cuento la historia de Carlos C

Su mujer falleció hace dos meses. A sus 82 años, se ha intentado mantener activo a pesar de la pena. Pero una noche, cenando, se puso malo de repente y le tuvieron que hospitalizar. Soy su cuidadora, como lo era de su mujer, y le agarro de la mano para que de algún modo sepa que no está solo. Ha dejado de hablar, de caminar y cada día que pasa se apaga un poco más.

Hola, me llamo Alfonso D

Soy viudo con hijos, pero debido a sus ocupaciones me visitan solo de vez en cuando. Así, aunque tengo familia, en muchas ocasiones, más de las que me gustaría, me siento muy solo, especialmente aquí, en el hospital. Sé que me quieren, pero no puedo evitar echar en falta su compañía, tener más contacto con ellos.

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Hola, me llamo Casimiro R.

Recibo visitas frecuentes de compañeros de una asociación de la que formo parte y estoy muy agradecido por ello. Los profesionales del hospital me cuidan muy bien, y las auxiliares me ayudan a comer porque a mí ya se me hace cuesta arriva. También disfruto de la conversación con los voluntarios todas las tardes. Sin embargo, a pesar de todo el apoyo recibido, en estos momentos complicados me gustaría especialmente poder contar con la compañía de un familiar.

Hola, me llamo Ramiro C.

¡Hola! ¿Qué te cuento? Pues que aquí estoy muy solo. Ni siquiera tengo compañero de habitación ahora. Hubo uno, pero se lo llevaron. Así que he « comprado » (como él decía) una tele, porque me gusta oír a la gente hablar a mi alrededor, y lo peor aquí es el silencio. En el pueblo salgo y entro cuando quiero, y siempre encuentro alguien con quien hablar. Voy a hacer la compra y a pasear un poco. Antes tenía gallinas detrás de la casa, pero ya no. Nunca tuve huerta, porque soy albañil y no me quedaba tiempo para esas cosas. ¿Te tienes que ir? No te preocupes si te quedas más y te cierran la puerta, porque yo sé dónde está la puerta de atrás que nunca cierran. Te lo digo, puedes quedarte todo lo que quieras. Bueno, a ver si vuelves y hablamos otra vez.

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Hola, me llamo Ramón M

¡Hola! Llevo mucho tiempo aquí y no veo a nadie. Bueno, a las enfermeras, los médicos y el personal sí, pero de la familia... nada. Tengo una hija que viene cuando quiere y, además, no deja de regañarme. Me dice que si debo comer más, que si tengo que dejar que me levanten aunque no quiera, que aquí no me falta de nada... Pero lo que realmente quiero es que esté conmigo, aunque no me diga nada, y ella no lo entiende. La televisión no me interesa y leer me cansa mucho. Tengo una radio pequeña y eso sí me gusta. Me alegra tener a alguien a mi lado, aunque sea solo un ratito. Vuelve otro día si puedes. ¡Hasta pronto!

Hola, me llamo Manuela S.

No sé cuánto tiempo llevo en el hospital ni por qué vine. ¡Me trajeron! Creo que era por mareos, pero ahora ya estoy bien. No quieren que me vaya a casa porque soy viuda y no tengo hijos, y dicen que no puedo quedarme sola. Lo malo es que no puedo fiarme de nadie. Tengo una sobrina que quiere que me vaya a una residencia, pero creo que lo hace porque quiere quedarse con mi piso y mis cosas. Siempre he sido una persona muy independiente y no me gusta que nadie se meta en mis asuntos. Aquí me dedico a pasear por los pasillos, y cuando me aburro, me acuesto y me duermo, cada vez más. Antes hacía punto y ganchillo. La chaqueta que llevo me la hice yo, pero ahora ya no tengo ganas de hacer nada, ni de leer. Ahora estoy esperando a que me digan qué va a ser de mí. No tengo en quién confiar, así que tendré que aceptar lo que venga. Mientras tanto, hablo con todos los que quieren conversar conmigo, hasta canto y cuento chistes porque soy muy animada y todavía puedo disfrutar de un buen rato. ¡Nos veremos por el pasillo!

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Hola, me llamo Berta L.

Me siento cansada y triste, pero agradezco charlar con los voluntarios de cosa simples: el clima, los días de fiesta, los lugares a los que me gustaría volver algún día. Me gusta dejar que la conversación fluya con ellos porque, al final, se despierta una sonrisa donde antes solo había silencio.

Hola, me llamo Jose Fco R.

Llevo varias semanas hospitalizado y, a veces, solo a veces, consigo por un rato olvidarme de que estoy enfermo. Echo de menos cuidar del huerto y de mis hijos, por supuesto. Eso sí, me quedan las novelas de aventuras que tanto me gustan y mis ratitos de conversación con los voluntarios. Muchos de ellos consiguen llenar de esperanza mis días.

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Hola, me llamo Francisco P.

Hoy es mi cumpleaños y el equipo de voluntariado, junto al personal sanitario, me ha felicitado y me ha entregado un regalo. No tengo familia cerca y mis conocidos se cuentan con los dedos de una mano, por lo que es posible que sea el único obsequio que reciba. De hecho, muy pocas personas saben que estoy ingresado. Cada vez me siento más agradecido por los pequeños detalles, significan mucho para mí

Hola, me llamo Antonio G.

No me acordaba de que era mi cumpleaños y creo que mi familia, ante estas circunstancias tan adversas, también se ha olvidado. No les culpo. Me siento muy agradecido por recibir esta felicitación por parte del hospital, porque de alguna manera me recuerda que no estamos solos en la batalla. Además, este ratito hemos disfrutado de una grata conversación y hemos compartido risas y anécdotas. Y, créeme, todo ayuda a aligerar la situación

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Te cuento la historia de Aldo B.

Me encuentro aquí acompañando a mi hermano enfermo y casi agonizante. Él está molesto, dolorido y enfadado con el mundo. Y yo trato de acompañarle de la mejor manera posible en este duro trance. Aunque somos varios hermanos, soy yo el que he renunciado a mi trabajo para poder estar a su lado hasta el día de su muerte. Y se acerca. En cualquier momento nos han dicho que puede fallecer. Y yo no me quiero quedar solo.

Te cuento la historia de Luis D.

Aquí estoy recuperándome de un accidente de tráfico. Es una rotura sin mayor gravedad, pero limitante para alguien que, como yo, se ha pasado su vida en la carretera. Muchas horas al volante y siempre solo. Eso sí, conociendo muchos lugares y personas en el camino mientras gestionaba situaciones realmente difíciles. Siempre he buscado la soledad y he disfrutado de ella, pero en momentos como estos valoro el acompañamiento sincero y una buena conversación. Y lo hago sin olvidarme de unos sueños por cumplir para los que quizá ya sea demasiado tarde.

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La soledad no deseada protagoniza una exposición de Cruz Roja Castilla y León en el Musac

El Laboratorio de Educación del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León acoger desde hoy una exposición desarrollada por Cruz Roja Castilla y León en la que la soledad no deseada será protagonista con el objetivo de sensibilizar y difundir la problemática mediante la expresión artística e invitar a la reflexión en la sociedad.

La soledad no deseada afecta en España a una de cada cuatro personas jóvenes de entre 16 y 29 años, lo que supone un 25,5 por ciento, mientras que el porcentaje se eleva al 69 por ciento al incluir a quienes se han sentido solas en algún momento. En este contexto, Cruz Roja Castilla y León lanzó Conect-Arte, una actividad que busca intervenir de manera preventiva y sensibilizadora, utilizando el arte como herramienta transformadora.

A lo largo de 10 sesiones, un grupo de jóvenes de entre 13 y 18 años de diversos centros educativos de León -IES Legio VII, IES García Bellido, Ordoño II, Centro de FP María Auxiliadora, IES San Andrés, la Escuela de Arte de León y el IES Juan de la Enzina- solo reflexionaron sobre la soledad no deseada y aprendieron a sensibilizar sobre el tema a través de diferentes técnicas artísticas.

La actividad Conect-Arte se enmarca dentro del proyecto experimental Ceve de Cruz Roja, financiado por los fondos Next Generation de la Unión Europea a través del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, y una de sus líneas principales es dar soporte a la sensibilización sobre soledad no deseada.

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