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Olor inmundo, buzones quemados, interruptores destruidos, ruidos hasta altas horas de la madrugada, un constante ir y venir de personas y, sobre todo, mucho miedo. Así es el día a día de los vecinos del 'joven de la alcantarilla', el delincuente leonés de tan ... solo 22 años de edad que suma más de 25 detenciones en lo que llevamos de año. A pesar de ello, el ladrón sigue en la calle debido a que se trata de hurtos menores y a que los delitos no se encuentran juzgados, sobre todo por las reiteradas huelgas de los cuerpos de trabajadores de los Juzgados.
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«Estamos aterrorizados». Este es el sentir mayoritario de los residentes del bloque en el que se encuentra la vivienda ocupada por A. T. M. (iniciales del 'joven de la alcantarilla'). Un edificio ubicado en el barrio de la Chantría, una parte de la ciudad de León que está lejos de considerarse una zona depauperada.
Según ha podido saber este medio, el hombre -que se caracteriza por usar una alcantarilla para romper la cristalera de los establecimientos en los que roba- lleva atrincherado en la vivienda desde hace dos años. Hasta entonces el que residía en el domicilio era su padre, el cual había accedido a la casa a través de un contrato de alquiler. El propietario de la vivienda relata que el padre de este delincuente habitual fue un inquilino modélico, pagando religiosamente el alquiler y manteniendo una convivencia normal con el resto de vecinos.
La situación pegó un bandazo en 2021, cuando el padre de A.T.M fallece y el joven se instala definitivamente en la vivienda ilegalmente, a la que «acudía solo de forma esporádica y siempre causando problemas», según relatan los vecinos del bloque a leonoticias. «El padre no lo quería allí», señala uno de los residentes, el cual comparte rellano con el joven y sufre de primera mano el «calvario» que supone «vivir al lado de un drogadicto».
Y es que durante estos dos últimos años la situación se ha descontrolado, hasta el punto de que la comunidad de vecinos ha interpuesto cuatro denuncias y han instalado cámaras de seguridad para poder probar los destrozos que el hombre provoca constantemente. Según el relato de los residentes y el propietario de la vivienda, el okupa ha quemado buzones, interruptores eléctricos, manipulado los contadores de luz y agua, y provocado inundaciones en el portal de la vivienda. Asimismo, el joven fuerza la puerta del portal constantemente al no disponer de llave para acceder al bloque.
Más allá de los destrozos, los vecinos destacan la sensación de inseguridad y temor: «Entran y salen drogadictos constantemente de la vivienda». En el bloque residen menores y personas de avanzada edad, los cuales evitan, por todos los medios, cruzarse con 'el joven de la alcantarilla'. La Policía es una habitual de la zona. Los vecinos se sienten desprotegidos: «Los agentes nos dicen que sin orden para entrar en la vivienda no pueden hacer nada».
En este mismo sentido, desde la comunidad de vecinos señalan que ya han emprendido medidas legales, pero que debido a la paralización de los juzgados, estas se convierten en papel mojado. Una situación similar a la que ocurre con sus detenciones, ya que al tratarse de delitos menores acaban con A. T. M. en la calle al poco tiempo.
Mientras tanto, los vecinos de este edificio de la Chantría confiesan vivir «amedrentados» y en una situación de insalubridad «inaceptable». Y es que otro de los grandes problemas a los que se enfrentan diariamente estos ciudadanos es al «fuerte olor» que sale de la vivienda y a la basura que aparece de forma recurrente por las zonas comunes. Los vecinos reconocen que muchas veces deja la puerta de la vivienda abierta y en el interior se ven «montañas de basura». Leonoticias ha tenido acceso a unas imágenes del interior de la vivienda en las que se evidencia que el piso se encuentra plagado de basura y suciedad por todos los lados. «Es un estercolero, hemos presentado una denuncia ante el departamento de salubridad pública de la Policía Local, pero no nos hace caso nadie», lamenta un vecino en conversación con este diario.
El propietario de la vivienda tampoco ha encontrado respuesta antes sus reiteradas denuncias para que el okupa sea expulsado: «Estoy sufriendo por los vecinos y por mí». La comunidad ha acudido a él en busca de una solución, pero este reconoce estar atado de pies y manos, sin posibilidad de expulsar a A.T.M. salvo por las vías legales. «Yo solo quiero que se marche de ahí», concluye.
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