«Haya pasado lo que haya pasado y se haya producido la contaminación de la sopa donde haya sido, es evidente que algo ha fallado en el plan de autocontrol de Serunión».
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Así de contundente se muestra Beatriz Robles, tecnóloga de alimentos y experta en seguridad alimentaria, en el análisis de los hechos que rodean a la sopa con gusanos que sirvió el cáterin del Hospital de León a sus trabajadores hace escasos días.
Robles, que señala que las infestaciones por plaga en cereales son muy habituales en muchos cereales, pone el foco en los sistemas de autocontrol de la empresa Serunion y trabaja con dos hipótesis de los sucedido.
La primera de ella es que haya habido un problema previo a la llegada del fideo a la empresa de cáterin. «Es decir, que en un eslabón previo ya sea el transporte o la transformación haya habido una contaminación del producto y haya llegado a la empresa con gorgojos».
La segunda opción es que el problema se haya dado dentro de la empresa, por ejemplo porque el producto se haya almacenado en condiciones de altas temperaturas que haya propiciado el desarrollo de las larvas o que se haya contaminado en las propias instalaciones.
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Ambas hipótesis, y basadas «en especulaciones porque no tenemos más información de la que ya han facilitado», ponen de manifiesto un problema en los mecanismos de autocontrol que todas las empresas de alimentación «deben tener y cumplir escrupulosamente».
«El sistema de autocontrol, sea donde sea que se haya producido la contaminación, tiene que detectar los fallos en el producto», afirma la tecnóloga leonesa. Precisamente en 2014 la misma empresa ya había registrado fallos en sus sistemas de control.
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Según explica Robles, los gorgojos por sí mismos no suponen un problema de seguridad alimentaria como tal a quien los ingiera ni producen intoxicación, pero no deja de tratarse de factores que «no deberían estar ahí».
Más preocupante resulta para la experta la presencia de moho en otros alimentos como la ensalada. «Que salga moho quiere decir que el producto puede haber superado su periodo de vida útil y que se está sirviendo en mal estado, y eso sí es peligroso».
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Además, y a tenor de la propuesta de Luis Tudanca de poneren marhca comedores 'in situ' en colegios y hospitales, Robles afirma que en aspectos más allá de la seguridad como puede ser el sabor, el producto de kilómetro cero o los productos de temporada pueden ser más adecuados, pero «hablando simplemente de seguridad alimentaria y siempre que se cumplan los sistemas de autocontrol no tendría que haber diferencias entre la cocina in situ y los cáterin».
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