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Juan Martínez Majo, presidente del PP provincial en León.
El «avispero» del PP de León se encamina hacia una unificación imposible

El «avispero» del PP de León se encamina hacia una unificación imposible

Javier Santiago, alcalde de Almanza, y Manuel García, alcalde de Villaquilambre, no ven puntos de encuentro que faciliten una apuesta congresual común | «Habrá que ir a las urnas», se concluye dentro del Partido Popular

J. C.

León

Jueves, 3 de junio 2021, 08:12

Génova, en Madrid, y la dirección autonómica del Partido Popular, en Valladolid, han decidido tomar distancia sobre el PP León. Es una medida de prudencia, una especie de 'cortafuegos' a la espera de ver el avance de los acontecimientos internos en una ... de las pocas provincias en las que se avecina 'conflicto interno' en el relevo en la presidencia.

León, tradicional semillero de votos en las filas populares, deja ver ahora una imagen de división que se resume en apenas cuatro palabras: renovadores frente a conservadores. Y todo ello, con lo que supone una carga de este tipo en un partido como el popular.

El PP en la provincia leonesa camina 'tocado' desde los tiempos de Isabel Carrasco. Su entonces presidenta armó el partido sobre su propia figura y nada ocurría en el entorno que no estuviera bajo su control.

¿Cómo logró aquel poder tan absoluto? La fórmula era conocida y nada mágica: cargos públicos a los más fieles, disciplina severa a los indiferentes y expediente y mano dura frente a los díscolos, que desaparecieron, muchos por temor, otros por su nula voluntad de enfrentamientos.

De Eduardo Fernández a Juan Martínez Majo

El 'reinado' de Carrasco terminó de la forma más dramática posible y tras su asesinado, precisamente a manos de la madre de una activa militante del partido, el PP local se aferró a una figura de consenso: Eduardo Fernández. Diputado electo, con una vida orgánica sumamente rica, apasionado de los estudios históricos y políticos y con una facilidad fuera de lo común para tejer hilos imposibles Eduardo Fernández -arropado por otro peso pesado como Luis Aznar- logró devolver la vida interna del partido a la normalidad.

De esa normalidad orgánica emergió la figura de Juan Martínez Majo, un presidente de aparente consenso muy castigado por su aparente estado de apatía frente a los problemas ordinarios y los extraordinarios.

El relevo y el «avispero»

Hoy, ahora, toca buscar relevo precisamente a Majo, ese presidente desinteresado que ha dejado la puerta abierta a todo tipo corrientes. Y de ahí el conflicto. A la puerta se han citado renovadores y conservadores, Javier Santiago, alcalde de Almanza, frente a Manuel García, alcalde de Villaquilambre.

Y a su lado han crecido todo tipo de intereses, los políticos pero también los personales, desde aquellos que ahora se mueven para garantizarse su supervivencia en las instituciones públicas como quienes han vuelto a asomar la cabeza para recuperar protagonismo (con el dimisionario diputado nacional José Miguel González Robles a la cabeza, el mismo que abandonó sus cargos tras ser pillado con un falso título de licenciado en Derecho en la mano).

«Eso es un avispero», se ha asegurado desde el propio PP en las últimas horas. Un símil ratificado por lo sucedido en la propia junta directiva que debería elegir el comité electoral y a su presidente, un puesto que finalmente será ocupado por el actual concejal popular, Pedro Llamas.

El 18 de julio

«Por el momento son irreconciliables las posiciones», se mantiene. De ahí que el próximo 18 de julio el nuevo presidente salga de las urnas y de una de las dos candidaturas.

Y por ahí los intereses se han disparado. El XV Congreso Provincial será fruto de una previa cargada de aspiraciones imposibles, envidias, rivalidades que no tienen fin y deseos de unos tiempos ya pasados para la política, además de una junta directiva como prólogo convocada y desconvocada en cuestión de horas por miedo a que la lista para el comité electoral propuesta por el actual presidente terminara en la papelera.

Tanta tensión se respira hoy que en Génova y en Valladolid, teniendo sus preferencias, han decidido dar un paso atrás y ver desde la barrera el resultado final de tan singular envite. «Que gane el mejor», han concluido. Son malos tiempos para meter la mano en un avispero.

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