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Un tramo de la carretera entre León y Benavente.
Asturias, Galicia, Benavente y Valladolid: los problemas de comunicación de León

Asturias, Galicia, Benavente y Valladolid: los problemas de comunicación de León

El desprendimiento de un argayo en la AP-66 ha puesto sobre la mesa el abandono de las principales vías por carretera que conectan León con otros puntos clave del noroeste de España

Martes, 12 de noviembre 2024, 08:02

Era un secreto a voces en el noroeste de España. Una denuncia que ha trascendido a lo largo de los años y que ha pasado sin pena ni gloria hasta que la dejadez de las autoridades gubernamentales se ha hecho demasiado plausible. El desprendimiento de un argayo en medio de la AP-66 a la altura de Lena pone sobre la mesa una situación que asola a esta parte de la península desde hace décadas.

Y es que cuatro de las principales vías por carretera que conectan a la provincia de León con otras zonas no alcanzan el punto óptimo para circular. Ni Asturias ni Ponferrada ni Benavente ni Valladolid. Ninguna de las cuatro, una por cada punto cardinal, se encuentra en perfectas condiciones para soportar el paso de vehículos que sucede cada día.

Dos desprendimientos en dos años

El argayo del pasado domingo 10 de noviembre en la autopista del Huerna, lejos de haber supuesto preguntas sobre cómo y por qué ha ocurrido, ha dejado en evidencia el desinterés general a todos los niveles en la zona afectada. A pesar de que se descarta que hubiese coches debajo, el derrumbe clarifica el desinterés por el mantenimiento y cuidado de la autopista, cuyo propietario es Aucalsa (Autopista Concesionaria Astur-Leonesa).

Otro de los grandes lastres del transporte en la provincia leonesa ocurrió en junio de 2022 en el viaducto de Castro, a la altura de Vega de Valcarce. Su mal estado había provocado que la circulación llevase cortada en dirección Galicia un año, aunque eso no evitó que durante las obras de reparación y mantenimiento se acabase por derrumbar dos veces alguno de sus tramos. Cabe destacar, como contextualización, que la obra no llevaba ni 25 años construida y había recibido varios premios de ingeniería. Desde diciembre de 2023 está abierto el carril con sentido Madrid, aunque este lunes 11 de noviembre ha tenido que cerrar para completar los trabajos definitivos de arreglo, algo que se extenderá hasta el viernes 15.

Baches y desniveles

Pero si de mal estado se trata el asunto, las carreteras que llevan a Benavente y a Valladolid se llevan la palma. La A-66 de Benavente es popularmente conocida como «la autovía del infierno» por los constantes baches, desniveles y resaltos que hay en el asfaltado, lo que supone una peligrosa falta de seguridad a la hora de circular. Con lluvia se hace una odisea conducir por ese tramo, que a sus espaldas lleva, al menos, a seis víctimas mortales desde su construcción.

Al norte está la de Asturias, al sur la de Benavente, al oeste la de Galicia y al este las que llevan a Valladolid, la nacional N-601 y la autopista A-60. La primera presenta también baches, aunque es en la autovía donde residen las principales quejas. Aún sin acabar, el Gobierno central prefirió avanzar desde el principio por la parte de la provincia vallisoletana por cuestiones de tráfico, ya que la vertiente leonesa presentaba mucho menos números en cuanto a coches diarios. Sin embargo, la zona que se presupone acabada ya presenta fragmentos deteriorados que complican sobremanera la conducción en los tramos de la provincia de León, complicando así uno de los trayectos más habituales de los leoneses.

Ha sido la gota que ha colmado el vaso, esa que ha puesto en el foco el olvido de las provincias del noroeste de España no ya a nivel de infraestructuras, sino a nivel económico, político y social. El derrumbe del pasado 10 de noviembre ha tenido repercusión social. Para ver una repercusión verdadera que trascienda de las palabras habrá que esperar.

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