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«Éramos pocos y...», comenzaba el ministro de Transportes un comentario en redes sociales ante la información del gran argayo que ha cortado por completo la autopista entre León y Asturias.
En plena faena para recuperar la devastada provincia de Valencia tras el paso de la destructiva DANA, Óscar Puente se ha encontrado con otra incidencia que ha tildado como «grave».
El desprendimiento en la AP-66 ha llamado la atención del responsable de Transportes, que asegura desconocer si hay daños personales bajo la enorme cantidad de rocas caídas sobre ambas calzadas.
«Ya hay medios sobre el terreno. Lo primero es verificar si hay personas a través de medios como cámaras térmicas y perros. A partir de ahí se podrá llevar a cabo la restitución de la vía al servicio», sentenciaba el ministro.
Las primeras inspecciones son «tranquilizadoras», reconocía Puente. Los trabajos apuntan a que no hay nadie sepultado por el desprendimiento. Las labores de retirada del material han comenzado con 10 camiones trabajando sobre el terreno.
De inmediato se trasladaron al lugar efectivos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA), así como la Guardia Civil, la Unidad de Drones y la Unidad Canina. También están actuando los medios de Aucalsa, la empresa concesionaria de la autopista, si bien lo primero será descartar que hay daños personales. Al lugar se desplazan efectivos de la Guardia Civil de Tráfico, quienes se encargan de regular el desvío del tráfico en la Magdalena y Lea para circular por la N-630. También efectivos de varias patrullas de seguridad ciudadana de la benemérita de zonas cercanas, así como del Greim de Mieres, con un perro de búsqueda de personas desaparecidas en grandes áreas.
Recuperar la conexión a través de la Autopista del Huerna entre la provincia de León y el Principado de Asturias no será tarea sencilla.
El geólogo José Antonio Sáenz de Santamaría, consultado por El Comercio, estima que «nos vamos a una obra que puede llevar semanas, incluso uno o dos meses». Y esta es palabra de un experto que trabajó en las obras del tramo en los años 70. «La zona es ahora peligrosa. Toca estudiar ladera arriba y trabajar desde allí para darle seguridad».
La montaña desprendida está compuesta por pizarras y areniscas del carbonífero inferior, según apunta, pudiendo haber también alguna capa de carbón. Un macizo que en su construcción ya se vio «debilitado» por lo que se instalaron bandas de bulones cosidos a la roca. «Se puso para que aguantara, y ha aguantado 50 años».
Otros expertos consideran que las obras pueden durar «cuatro o cinco días», en los que la autopista permanecerá totalmente cortada y será después cuando se pueda restablecer la comunicación con un paso alternativo y paralelo a los trabajos que garanticen el paso sin incidentes.
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