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Aquel día de 1984 en el que 90.000 leoneses salieron a la calle para pedir la autonomía, Mario Amilivia tenía 27 años y llevaba uno como concejal popular del Ayuntamiento de la capital. Era uno más de los que sostenían la pancarta recorriendo ... las calles del centro de la ciudad, en una convocatoria que permanece en la memoria colectiva y cuyas imágenes vuelven al recuerdo en estos días.
Muchos años han pasado ya de aquellas jornadas. Hoy en día Amilivia es presidente del Consejo de Cuentas de Castilla y León tras haber sido alcalde, procurador, senador y diputado. Mucho podría contar el político leonés sobre lo vivido en estos años (no lo esconde), pero las posturas han ido evolucionando.
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«Lo que está claro es que hoy es imposible reiniciar el procedimiento autonómico, la sentencia del Tribunal Constitucional es clara», manifiesta Mario Amilivia en conversación con leonoticias, entendiendo que «más que en una reivindicación real de crear una nueva comunidad autónoma, creo que la reivindicación es la de una provincia que ha sufrido los efectos crudos de la crisis, tanto de forma general como en sectores como la minería». Tal es así que recuerda cuando siendo secretario general de la Asociación de Empresas de Minas de Antracita, (APEMA), el tajo «tenía 30.000 empleos directos».
Sea como fuere, y con Castilla y León sumando décadas de vida, Amilivia apunta a que la comunidad autónoma actual «se centra básicamente en la prestación de servicios públicos como la Sanidad y la Educación, además haciéndolo con una valoración extraordinaria».
La opinión
No obstante, hay espacio para la crítica. «Hace falta un esfuerzo por ordenar el territorio de cara a que se dé una convergencia interior, que se ayude a las provincias en peor situación como León», estima el presidente del Consejo de Cuentas, que añade a renglón seguido que «hay que tener cuidado con los discursos, porque son tan malos los separadores como los separatistas. Hay que llamar al esfuerzo de todas las administraciones para que León sea fuerte dentro de una comunidad fuerte».
Asumiendo que la cuestión económica es uno de los pilares en los que se sustenta la demanda de una nueva autonomía, Mario Amilivia matiza que «de cara a la financiación, que debe ser suficiente para Castilla y León, habría que ponderar desde el Estado el factor del envejecimiento y la dispersión dentro del territorio».
No cree por tanto que la solución venga por la creación de un nuevo estatus. «Vemos cómo Asturias ha tenido una crisis de la minería brutal y tiene autonomía. La opción autonómica no se va a reabrir en León. Hay que trabajar por hacer de Castilla y León una comunidad descentralizada».
Por último, rechaza con contundencia el afán centralizador del alcalde de Valladolid, Óscar Puente, ante le que se manifiesta «totalmente en contra», ya que «concentrar poderes no es la solución y no está en la cabeza de nadie».
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