david s. olabarri
Enviado especial. Ucrania
Jueves, 3 de febrero 2022, 22:40
El Menorah Center es un moderno edificio de 77 metros de altura. Se levanta en pleno corazón de Dnipro, a 250 kilómetros del frente de guerra en el que combaten el Ejército ucraniano y los separatistas rusos. Es el centro judío más grande del mundo. ... Fue inaugurado en 2012 sobre las bases de una antigua sinagoga del siglo XIX. Pretende aunar negocios, cultura y espiritualidad. Aquí tienen sus oficinas decenas de empresas. El edificio fue construido por dos inversores multimillonarios sin escatimar en lujos ni detalles.
Publicidad
Todo gira en torno al judaísmo. En los desayunos del hotel no ponen nada de carne porque la Torah prohíbe mezclar carne y leche. Y los sábados, su día sagrado, uno de los ascensores está programado para pararse planta por planta, sin necesidad de pulsar ningún botón, para que los ortodoxos no tengan que incumplir las restricciones de su libro sagrado. Se calcula que en esta ciudad, la cuarta más grande de Ucrania con millón y medio de habitantes, viven unos 40.000 judíos. Hace muchos años llegó a tener unas 50 sinagogas y se calcula que en torno al 35% de la población pertenecía a esta comunidad religiosa. El actual presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, también es judío.
Dnipro es una ciudad de contrastes. Es la más importante de esta zona. Hay todo tipo de servicios, muchos rascacielos e instalaciones modernas. Pero también edificios descuidados y abandonados que recuerdan a otra época. El Menorah, por ejemplo, está rodeado de casas de principios de siglo. Muchas tienen el tejado roto o están en ruinas.
Los contrastes de Dnipro no son solo arquitectónicos y culturales. También económicos. Hay personas mayores que sobreviven con pensiones de 70 euros al mes y vecinos que pueden cobrar miles de euros. Con la guerra del Donbass se ha convertido en la capital militar. Hay un hospital de guerra, un cementerio y un museo que recuerda a los caídos contra las fuerzas prorrusas. Lo que se ha resentido bastante es la economía. Hasta 2014 Olexandr Zabigaylo ganaba mucho dinero importando muebles de Europa y decorando hoteles y administraciones. En los últimos años nadie quiere invertir. Ahora vive de las rentas que le proporcionan sus pisos alquilados. Todos tratan de no alterar sus rutinas y olvidar a los soldados rusos desplegados en la frontera.
Yuriy Sergienko es amigo de Olexandr. Tiene 50 años y vive bien. Es mediodía y acaba de volver de nadar de un club privado. Tiene un entrenador personal para mejorar su técnica. Su padre fue minero en el Donbass. Él vive de forma acomodada en un bonito piso con su mujer, Tatiana, y su hija pequeña, Serena, de 5 años. La mayor, de un matrimonio anterior, vive en Múnich y habla cuatro idiomas. Después de nadar siempre tiene hambre. Un par de veces a la semana le gusta tomar borsh, una tradicional sopa que tiene en la remolacha roja su ingrediente principal. Hoy también se ha decantado por algo de pescado frito y calamares.
Publicidad
Yuriy trabaja como comercial para una potente empresa italiana de acero. Tiene un sueldo fijo de 1.000 euros, que puede crecer mucho en función de una serie de variables. Antes de la pandemia del covid viajaba mucho. Demasiado. Sobre todo, por los países de la antigua Unión Soviética. Su mujer dirige una peluquería. Tienen tres coches, más otro que le proporciona la empresa. Él conduce un BMW. Cuando tiene tiempo se dedica a reformar un piso nuevo que han comprado. El salario mínimo en Ucrania es de 6.000 grivnyas, unos 200 euros. El sueldo medio ronda los 580 euros. Se define como un hombre de clase media.
Noticia Relacionada
Yuriy creció en la época en la que Dnipro vivía encerrada en sí misma. Fue uno de los principales símbolos del poderío de la URSS. Aquí estaba la fábrica Pivdenmash, que producía gran parte de los misiles y los cohetes espaciales. Se calcula que, en plena guerra fría, llegó a fabricar más de 10.000 misiles y tenía una plantilla de unos 50.000 trabajadores. Dnipro era un lugar estratégico, una de las ciudades en las que se guardaban los secretos más valiosos. Sus trabajadores tenían mejores condiciones, pero también más restricciones. Necesitaban permisos especiales para poder viajar a algunas zonas y, hasta mediados de la década de los 80, el acceso a la ciudad del río Dnieper estuvo vetado a cualquier extranjero.
Publicidad
Estas fábricas han tratado de reconvertirse hacia la industria civil. Hace solo unos días un soldado de la guardia nacional mató en una de estas instalaciones a cinco de sus compañeros que se reían de él. También han cambiado las cosas para los habitantes de Dnipro. A partir de primavera, Yuriy y su familia suelen pasar los fines de semana con amigos. Les gusta hacer excursiones a la naturaleza. En verano van a Italia. De España no sabe mucho. Nunca ha estado ahí. Ha oído hablar de Mallorca y de Canarias, y le gustaría visitar las «ciudades antiguas» como Córdoba.
- ¿Qué es lo que menos te gusta de tu vida?
- El conflicto. No soy nacionalista para ir a luchar. Pero tengo familiares que se han quedado en Donetsk y a los que no puedo ver. Nadie se esperaba lo que ha pasado. Tampoco me gusta que, desde que empezó todo esto, no puedo mandar a mi hija a un colegio de lengua rusa. Mi mujer huyó de Bielorrusia tras el desastre de Chernobyl y no habla ucraniano. El 90% de Dnipro habla en ruso.
Publicidad
La vida de Artem Ivantsov es muy distinta a la de Yuriy. Artem tiene 51 años y vive en un piso de la periferia de Dnipro. Allí cuida de su madre. Gana unos 200 euros al mes y tiene problemas con las facturas. «La semana pasada me amenazaron con cortarme la luz», explica. Es lingüista. Le interesa sobre todo la historia de las lenguas. Se expresa muy bien en castellano. Lo ha aprendido «de las canciones y las películas». De hecho, ha estado muchas veces en la península ibérica. «He estado en más ciudades de España que tú», afirma.
Artem es un hombre alegre. Solo frunce el ceño cuando se le pregunta por la guerra del Donbass. «Aquí estamos bien porque nuestros compatriotas se están dejando la vida en la frontera», subraya.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.