El nuevo SPD alemán duda ahora de la gran coalición

Un salario mínimo de doce euros la hora frente a los ocho actuales, el endurecimiento del pacto climático, amplias inversiones en infraestructuras o el fin del llamado 'freno a la deuda', el compromiso del Gobierno para impedir un mayor endeudamiento público, son algunas de las exigencias aprobadas por los seiscientos delegados asistentes al congreso federal en Berlín y que complicarán el funcionamiento de la gran coalición, en la que los socialdemócratas actúan como socios menores de la Unión de Cristianodemócratas y Socialcristianos bávaros (CDU/CSU).

En la última jornada, los delegados del SPD aprobaron también con amplia mayoría un concepto para la reintroducción del impuesto para el patrimonio con una tasa de hasta el 2% para quienes cuenten con un capital de más de dos millones de euros. Es injusto que «alguien sin hacer nada sea rico, igual que alguien sin tener culpa alguna sea pobre», dijo el experto fiscal Lothar Binding, quien comentó que el 80% de los millonarios ha heredado su capital sin hacer ningún esfuerzo personal y subrayó que uno solo de los 45 alemanes más ricos suma un patrimonio igual al de 440.000 hogares modestos.

El congreso socialdemócrata aprobó también prolongar a 36 en vez de los 24 meses actuales el pago de las ayudas al desempleo y mejorar las subvenciones para quienes, superado ese plazo, dependen del Estado para subsistir e incrementar a un mínimo de 250 euros las aportaciones públicas por hijo, que serían de 400 euros para familias de ingresos bajos para niños menores de 6 años con subidas escalonadas según la edad de los menores hasta un máximo de 478 euros para adolescentes a partir de los 14 años.

Demandas todas ellas que no solo han provocado la irritación de la Unión, sino también de algunos sectores conservadores del SPD y una buena parte de sus diputados en el Bundestag, todos partidarios de acabar la legislatura con los conservadores. En la última jornada del congreso brilló por su ausencia el vicecanciller federal y ministro de Finanzas, Olaf Scholz. Perdedor de la carrera por la presidencia de los socialdemócratas, Scholz es un defensor a ultranza del 'freno a la deuda' y el gasto público contenido, medidas que sus correligionarios están ahora decididos a abolir para poder financiar una buena parte de sus exigencias sociales y lograr así un reparto más justo de la riqueza y el bienestar de que goza la primera potencia económica de la UE.

El congreso del SPD en Berlín comenzó el viernes con la elección de una nueva doble presidencia para suceder a Andrea Nahles, que abandonó el liderazgo del partido en junio. Siguiendo el ejemplo de Los Verdes o La Izquierda, los socialdemócratas cuentan desde este fin de semana con dos presidentes, el antiguo ministro de Finanzas de Renania del Norte-Westfalia Norbert Walter-Borjans y la diputada Saskia Esken, representantes del ala izquierda que en la campaña interna para su nominación por los afiliados del partido defendieron la ruptura de la gran coalición con los conservadores. Junto a ellos presionará para conseguir concesiones de los conservadores Kevin Kühnert, presidente de los Jusos, las juventudes socialdemócratas, elegido durante el congreso en Berlín para una de las vicepresidencias del partido y es uno de los críticos de la gran coalición.

Mientras, los conservadores parecen tener prisa por dejar las cosas claras con los nuevos dirigentes del SPD. La presidenta de la CDU, Annegrett Kramp-Karrenbauer, telefoneó este mismo domingo a los nuevos presidentes de la socialdemocracia y acordó, según filtraron varios medios, una reunión de la cúpula de la gran coalición antes de las festividades navideñas a la que asistirán también, entre otros, Angela Merkel, y el presidente de la CSU y primer ministro de Baviera, Markus Söder.