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Joana Serra
Corresponsal en Berlín
Miércoles, 9 de marzo 2022, 00:29
«Tenemos que reflexionar muy en serio sobre lo que podemos ofrecer. Y en esto, con seguridad, no entran los aviones de combate», zanjó este miércoles el canciller alemán, Olaf Scholz, en una comparencia junto a su homólogo canadiense, Justin Trudeau, mientras seguía el revuelo ... causado por la oferta polaca de entregar sus MiG-29 a cambio de F-15 usados de Estados Unidos en apoyo de Ucrania.
La oferta había sido formulada el martes por el ministro de Exteriores polaco, Zbigniew Rau. El lugar propuesto para el cambio era nada menos que Ramstein, la mayor base de Estados Unidos en Europa, en territorio alemán y de uso conjunto para la OTAN.
Aparentemente Varsovia accedía con ello a la reiterada petición del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que reclama aviones de combate. Los MiG-29, de fabricación rusa, son los únicos entre los disponibles entre los socios europeos de la Alianza para los que están entrenados los pilotos de su país. Solo tres miembros europeos de la OTAN disponen de estos aparatos -Polonia, Bulgaria y Eslovaquia-. Varsovia buscaba una respuesta conjunta, para no convertirse unilateral y automáticamente en el siguiente enemigo prioritario de Moscú.
La receta buscada por Varsovia para prestar indirectamente esos aviones a Ucrania implicaba suelo y espacio aéreo alemán. Hasta Ramstein proponía trasladar Rau los MiG-29 polacos, a cambio de obtener los F-15 de la USAF. Sin embargo, no especificaba cómo iban a entrar los cazas de fabricación rusa en servicio. Es decir, en qué momento entrarían en acción los pilotos ucranianos.
El conjunto de la OTAN ha dejado claro que no actuará ni enviará tropas a Ucrania, puesto que eso implica convertirse en parte del conflicto. Es la frase que han pronunciado prácticamente a diario el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, o el presidente de EE UU, Joe Biden. Pretender que encima el préstamo de los MiG-29 implicara hacerlo desde suelo -y espacio aéreo- alemán era descabellado.
El portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos, John Kirby, lo desmanteló ya el mismo martes, al calificar la propuesta de Varsovia de «movimiento por sorpresa», además de afirmar que implicaba «serias inquietudes para la Alianza» y concluir que no es «sostenible».
«Nuestro objetivo es apoyar a Ucrania, no contribuir a una escalada del conflicto», apuntó Trudeau, en su comparecencia junto a Scholz. El primer ministro canadiense está en plena gira europea. El martes estuvo en una base de la OTAN en Letonia junto a Stoltenberg y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Del flanco este báltico de la Alianza Atlántica voló a Berlín y de ahí seguirá el viernes hasta Polonia.
Guerra en Ucrania
Virginia Carrasco/ Álex Sánchez
Por su parte, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, trató de limar asperezas al asegurar, en una visita de una horas a Viena, que la decisión de entregar los MiG-29 polacos para ser usados en Ucrania es algo que atañe a la OTAN en su conjunto. En Varsovia le esperaba la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, asimismo de visita por Europa en representación del gran aliado transatlántico.
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