Información, estrategia e intervención: Así fue la captura de Abu Bakr al Baghdadi

Las agencias de seguridad de Estados Unidos han dedicado durante años todos sus esfuerzos para localizar a líder del Estado Islámico. Sin embargo, los intentos de infiltrar agentes no habían dado los resultados que se pretendía. En su lugar han sido informaciones las facilitadas por milicianos kurdos las que han permitido ubicar a al Baghdadi en Siria.

Una vez localizado el objetivo, el Mando de Operaciones Especiales del Pentágono encargó la misión a los miembros del Delta Force, una de las unidades antiterroristas que componen esta división junto a los Navy Seal -célebres por acabar con Osama Bin Laden-, el 75 Regimiento Ranger, los Boinas Verdes de Fort Bragg, la unidad de Aviones de Operaciones Especiales y los Raiders de la Navy.

El problema inicial estaba en que para entrar en Siria los comandos estadounidenses debían sobrevolar espacio aéreo de Turquía, Irak y la zona reservada para Rusia en el conflicto militar en aquel país. Para ello, el asesor de Seguridad Nacional, Robert O'Brien, se granjeó la colaboración de Ankara, Bagdad e incluso Moscú, a los que no contaron el motivo del vuelo y solo les dijeron que les interesaría el resultado.

Desde un punto no identificado, que bien podría estar en Turquía donde EE UU cuenta con un destacamento, cerca de una decena de helicópteros transportaron a los miembros de la Delta Force hasta el lugar donde se escondía Al Baghdadi. Apoyados por drones de observación, los aparatos tuvieron que esquivar el fuego de los milicianos del Estado Islámico para llegar a tierra.

Tras volar una de las paredes del recinto, los militares entraron en la residencia del lider terrorista. Este consiguió escapar por un túnel acompañado de tres niños, posiblemente sus hijos, y dos mujeres. Los comandos utilizaron perros adiestrados para buscar el rastro del objetivo. Al verse acorralado Al Baghdadi activó su chaleco explosivo. La deflagración destrozó su cuerpo y causó un derrumbamiento del túnel, donde también murieron las personas que lo acompañaban.

Desde Washington, el presidente, Donald Trump, y sus asesores siguieron en directo todo lo que ocurría en Siria , apostados en la Sala de Situación del complejo de la Casa Blanca. Tras la explosión, los propios militares estadounidenses tuvieron que cavar para buscar los restos del jefe terrorista. Se encontaron con su cuerpo destrozado, aunque su rostro, al parecer, era reconocible.

Para confirmar la identidad al cien por cien, los Delta Force realizaron una prueba de ADN. Fueron necesarios 90 minutos para que el laboratorio portátil autentificara que el fallecido era Abu Bakr al Baghdadi.

Durante la operación resultó herido uno de los Delta. Sin rango militar, pero con amplia experiencia, el perro 'K-9' -nombre supuesto como buen agente especial- resultó herido cuando el terrorista detonó su chaleco. Y es que este pastor belga perseguía a Al Baghdadi en su huida en el momento de la explosión. Sus propios compañeros humanos le atendieron hasta el momento de la extracción del comando.

Los deltas aprovecharon para recoger documentación, teléfonos y material informático en la residencia del lider del Estado Islámico. Acto seguido subieron a sus helicópteros, mientras varios aviones o drones estadounidenses -lo que no se ha especificado- bombardearon el complejo.