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Agapito Ojosnegros Lázaro
Miércoles, 5 de abril 2023, 11:59
La polémica por la 'maternidad' mediante gestación subrogada de Ana Obregón no cesa. Desde que el miércoles de la semana pasada la revista 'Hola' publicara las fotografías de la actriz y presentadora en silla de ruedas, saliendo de un hospital de Miami con un bebé ... en brazos, han sido numerosas las críticas y el debate suscitado en torno a la decisión, pues en España se trata de una práctica ilegal.
Una semana después, la misma revista ha publicado una entrevista en la que la madrileña confirmaba lo que muchos especulaban días atrás: la pequeña Ana Sandra Lequio no es su hija, sino su nieta, pues es fruto de su hijo Aless, fallecido en 2020 por un cáncer, y de un vientre de alquiler. En las páginas, Ana Obregón cuenta con todo lujo de detalles cómo ha sido el proceso y cómo se tomó la decisión. Fue deseo explícito de su hijo, su última voluntad.
«Lo que la gente no sabe es que esta fue la última voluntad de Aless: la de traer un hijo suyo al mundo. Y así nos lo comunicó de palabra a su padre y a mí una semana antes de fallecer. Esto se llama 'testamento ológrafo' y se produce cuando una persona, ante dos testigos, expresa sus últimos deseos, aunque, por las circunstancias que sean, el notario no pueda estar presente en ese momento», dice la actriz en la entrevista.
La distopía de la descendencia “a la carta” pone los pelos de punta. Es España es ilegal.
— Mª Victoria Rosell Aguilar (@VickyRosell) April 4, 2023
(Y no hagan ni caso a lo que dice del testamento ológrafo, que es siempre escrito. Busquen la STS de 1918 “pacicos de mi vida”, famosa joya jurídica).🤦🏼♀️https://t.co/swsgxhtdY6 vía @La_SER
Incluso ese «testamento ológrafo» al que se refiere Obregón ha desatado la polémica. Una de las reacciones más sonadas ha sido la de la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, quien a través de sus redes sociales ha criticado que «la distopía de la descendencia 'a la carta' pone los pelos de punta». «Es España es ilegal», ha sentenciado.
También ha puesto en tela de juicio la referencia de Ana Obregón al testamento ológrafo -«que es siempre escrito», ha añadido- y, para ello, ha hecho referencia a una sentencia con sello vallisoletano que sentó jurisprudencia hace más de un siglo, en 1918: «Pacicos de mi vida». «Busquen la sentencia del Tribunal Supremo 'Pacicos de mi vida', famosa joya jurídica», ha instado la delegada de Violencia de Género a sus seguidores en Twitter.
Esa «joya jurídica» a la que se refiere Rosell tiene como protagonista a una peñafielense y se hizo «famosa» porque nunca antes una carta de amor se había convertido en testamento. El escrito comenzaba así: «Peñafiel, a 24 de octubre de 1915. Pacicos de mi vida, en esta primera carta de novios va mi testamento, todo para ti, todo, para que me quieras siempre y no dudes del cariño de tu Matilde». De esta forma, impregnada de romanticismo, Matilde Corcho Arroyo legaba su patrimonio a su marido, José Pazos, militar y escritor gallego, con el que residía entre la capital vallisoletana y Peñafiel.
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Tres años después el 8 de junio de 1918, con Matilde ya fallecida, José Pazos hizo realidad el deseo de su mujer a través de una sentencia del Tribunal Supremo que sentó jurisprudencia. A los pocos meses de fallecer Matilde, en febrero 1916, José descubrió en el dorso de la citada carta el testamento escrito por la esposa. Para darle validez acudió a un juez que, tras interrogar a varios testigos, lo dio por bueno, por lo que Pazos acudió a la Notaría a registrarlo formalmente.
A partir de ahí se desencadenó un litigio por la herencia de Matilde, al denunciar en primera instancia el testamento ológrafo un sobrino de la mujer, procurador en los juzgados de Peñafiel. Este se consideraba también heredero, pues sus tíos no tenían descendencia, ya que sus dos hijas fallecieron jóvenes.
En este primer paso por los tribunales se dio la razón al sobrino, por lo que Pazos recurrió a la Audiencia Provincial, que en esta ocasión se posicionó a su favor. El sobrino agotó sus posibilidades ante el Supremo, que finalmente validó lo escrito por Matilde, lo que hizo a su marido único heredero.
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