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Hay un dicho en Italia: «Nada es eterno, excepto la Carrà». Actriz, presentadora, bailarina e icono televisivo, Raffaella Carrà era en su país un símbolo de unidad nacional en medio del caos, una presencia incombustible que unía a varias generaciones. En España, ... su «otra patria», como ella la llamaba, también nos arrebató desde la pequeña pantalla este huracán de eterna media melena rubia, que aleccionó que para hacer bien el amor había que ir al sur. Raffaella Carrà ha muerto a los 78 años. «Nos ha dejado. Se ha ido a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento brillarán para siempre», ha despedido Sergio Japino, coreógrafo, realizador televisivo y segundo gran amor de la artista.
'La gran belleza', la maravillosa película de Paolo Sorrentino, se abría con una versión dance de 'En el amor todo es empezar', que empapaba de energía una decadente fiesta romana. La alta cultura se rendía a esta forofa de la Juve, que a los ocho años empezó a recibir clases en la Academia Nacional de Danza. Con nueve participó en su primera película. Raffaella Maria Roberta Pelloni (Bolonia, 1943) soñaba con ser bailarina y a los 15 se matriculó en el Instituto de Cinematografía de Roma. Actuó en varios largometrajes, por ejemplo en 'El coronel Von Ryan' al lado de Frank Sinatra, que según cuentan las biografías se enamoró de ella y al ser rechazado acabó con Mia Farrow. En 1970 salta a la fama gracias a la música. La descarada 'Tuca Tuca', compuesta por Gianni Boncompagni, su primer amor y director del programa que la consagró en la pequeña pantalla, 'Pronto, Raffaella', anticipó el bombazo cinco años más tarde de 'Rumore'.
La Carrà siempre ha sostenido que rompió su contrato con la Fox para regresar a Roma junto a su madre porque no soportaba la hipocresía de Hollywood: ella ni se drogaba ni bebía. Con el programa 'La hora de Raffaella' batió récords de audiencia y también conquistó a los españoles en los 90 tras recibir clases de castellano con 'Hola Raffaella' y 'En casa con Raffaella'. Aquí habíamos visto por primera vez sus piernas interminables y el golpe de melena en 1975 en 'Señoras y señores', cantando 'Felicita ta ta' y 'Rumore' con el ballet de Don Lurio. Supo trascender con descaro e inteligencia su primera condición de icono sexy gracias a unas letras atrevidas que siempre coqueteaban con el escándalo. La comunidad gay adoraba a esta show-woman que se casó dos veces y que cuando quiso tener descendencia ya era biológicamente tarde. En Italia nunca la creían cuando anunciaba su retirada.
Carrà, una estrella en Italia y España
Curiosamente, su última aparición en la gran pantalla, muchos años después de que figurara en péplums de los años 60 como 'La furia de los bárbaros', 'Maciste el Coloso' y 'Ulises contra Hércules', fue en una película española el año pasado. 'Explota explota' era toda ella un homenaje a la Carrà y a sus canciones a través de la historia de una chica que dejaba plantado a su novio en el altar para cumplir su sueño de ser bailarina en televisión. La única persona que ha entrevistado en televisión a la madre Teresa de Calcuta seguía en la pequeña pantalla con un programa inspirado en el de Bertín Osborne. En su charla con otro mito nacional, Sofia Loren, volvió a salir Sinatra, con el que ambas trabajaron. «Tenía ganas de enamorarse. Yo no. No quería ser la novia del jefe», soltó la Carrà.
Es imposible encontrar en Italia a otra figura del mundo del espectáculo tan respetada y querida. Raffaella Carrà se bautizó así por el pintor renacentista, Rafael, y por otro contemporáneo, Carlo Carrà, futurista y metafísico. Cuando en 1969 enseñó el ombligo en 'Canzonissima' fue censurada por el mismísimo Papa. Pero el escándalo iba unido a un nuevo concepto de mujer espectáculo, que desprendía alegría, inteligencia y, sobre todo, modernidad. Su pareja, Gianni Boncompagni, supo resumirlo: «Ninguna señal de puterío». La suya era una sexualidad nada explícita, inocente, para toda la familia. Trabajadora infatigable, azote de políticos corruptos (apoyó al cómico Beppe Grillo y su movimiento Cinco Estrellas), Raffaella Carrà pagaba impuestos en Italia y en España e iba al dentista en Madrid porque costaba la mitad. «Ha muerto Raffaella Carrà, símbolo de Italia», resume 'La Stampa' en su portada.
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