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Borja González
Phillip Island (Australia)
Lunes, 28 de octubre 2019, 07:46
Marc Márquez no levanta el pie del acelerador. El que ya es campeón del mundo de este 2019 sigue imponiendo un ritmo demoledor que lleva con la lengua fuera a unos rivales que pensando en 2020 buscan la manera de ponerle en apuros, sacando provecho ... de las últimas cuatro pruebas de una temporada ya decidida. En Japón Márquez volvió a ganar; este domingo repitió, en su undécimo triunfo del año, el quinto consecutivo, este con un valor moral muy importante, porque lo hizo sobreponiéndose al favoritismo que Maverick Viñales había adquirido tras un fin de semana en el que le había salido todo. «Sí, está 'on fire', pero lo importante es lo que tenemos este domingo, el entrenamiento oficial y la carrera», decía con una sonrisa el team manager del Monster Energy Yamaha durante el warm up previo, esta vez, al entrenamiento oficial pospuesto del sábado al domingo.
Esa primera prueba seria, Viñales la superó con una nota altísima, haciéndose con la pole con un tiempo más de medio segundo mejor que el del segundo clasificado, Fabio Quartararo, más de siete décimas más veloz que el del tercero, Márquez. Pero la segunda prueba se le atragantó al de Yamaha, que en carrera vio cómo el campeón se pegaba a su rueda y le rebasaba en el último giro; es más, Viñales terminó por los suelos al fallar en un último intento desesperado de adelantamiento a pocas curvas para el final.
El nuevo triunfo de Márquez afianza su objetivo de no aflojar. Con 50 puntos en juego, sólo se ha dejado en el camino en estos 17 grandes premios otros 50 puntos, habiendo sumado hasta ahora 375 de los 425 puestos en juego. En Tailandia cerró su sexto título en la clase reina, y además de eso de no aflojar se puso en la lista de tareas dar a Honda el Mundial de constructores, y tratar de cerrar lo que se llama 'la triple corona', con el campeonato de escuderías para el Repsol Honda. En Motegi cumplió con la petición que por la mañana le había hecho el presidente de Honda, Ichigo, y selló en casa el premio para la mejor fábrica para los del ala dorada. La matemática hacía que los 356 puntos que Honda había sumado tras esas dieciséis carreras bastasen para batir a Ducati, que hasta ese momento había alcanzado los 270. Un título obra de Márquez.
Y es que esta clasificación se compone con los puntos que el mejor de cada fábrica suma en cada fin de semana. Por ejemplo, en Ducati la puntuación se repartía entre Dovizioso (191 puntos), Petrucci (63) y Miller (16); Yamaha llegaba a los 268 gracias a la aportación de Viñales (100), Quartararo (96) y Rossi (72); en Honda de los 356, 350 eran cosa de Márquez, y seis de Nakagami (la mejor RCV en la prueba de Austin, el único cero en el casillero del de Cervera). Un dato que refleja que la de Márquez, siempre que éste ha terminado una carrera, ha sido la mejor Honda, algo que solo Pol Espargaró en KTM ha igualado en lo que llevamos de 2019.
Y, ahora, con dos carreras para el final, Márquez busca rizar el rizo y dar también al Repsol Honda el campeonato. De Japón salieron a 17 puntos del Ducati Team de Dovizioso y Petrucci; la victoria de Phillip Island, y el pobre séptimo de Dovizioso, dejaron a los dos equipos separados por tan solo un punto, con el italiano todavía como líder. Petrucci se había caído en la segunda curva, mientras que Jorge Lorenzo siguió en su calvario terminando último a más de un minuto de Márquez, una auténtica barbaridad en un circuito de vueltas de minuto y medio. Y es que ese es ahora el principal problema para el Repsol Honda, que depende sólo de Márquez para que se cierre la triple corona. Desde que regresó de su lesión, Lorenzo ha aportado dos puntos, por los 100 de Márquez, en un año en el que llevan 408: 21 del mallorquín, 12 de su sustituto Stefan Bradl, y el resto del campeón.
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«Estamos a un punto y seguimos trabajando en ello», explicó este domingo después de ganar. «Está claro que Jorge está atravesando por un bache grande, muy grande, y él es el primer interesado y el primero que está buscando soluciones para salir de este bache. Pilotar una MotoGP, cuando vas rápido, disfrutas, pero cuando vas lento, sufres. Tanto Honda como Jorge están trabajando para mejorar y nosotros estamos dando el cien por cien en nuestra parte del box. Tenemos una moto que gana, que funciona, y seguiremos así, porque no sabemos qué sucederá el año que viene, en términos de competitividad con otras marcas». Un objetivo que, en cualquier caso, ve como muy difícil por las perspectivas potenciales de su rival en lo que queda de año. «Está muy difícil, porque en Malasia las dos Ducati van bien y en Valencia, depende… Estamos recortando puntos y es un aliciente más. Para el equipo es muy importante y daré el cien por cien, pero el trabajo mío ya está hecho».
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