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Jorge Lorenzo, rodando con su Honda sobre el trazado de Sepang. Fazry Ismail (Efe)
El calvario de Jorge Lorenzo
Análisis

El calvario de Jorge Lorenzo

El mallorquín tocó fondo en Australia y vive ya mirando a lo que depare el primer test de la pretemporada 2020 y si el nuevo material de Honda le devuelve la esperanza

BORJA GONZÁLEZ

SEPANG

Sábado, 2 de noviembre 2019, 20:16

A dos carreras para el final del Mundial de MotoGP Marc Márquez se había marcado dos objetivos. Uno, no bajar el ritmo de 2019; dos, intentar el milagro de dar al Repsol Honda el título de escuderías, el tercero en el que participa ... el de Cervera después de los ya sellados de pilotos y fábricas. «El punto positivo es claramente la victoria, y el negativo la situación y el resultado de Jorge Lorenzo», explicaba Alberto Puig, team manager del Repsol Honda, después de la carrera de Australia y acerca de lo hecho por sus pilotos, con la victoria de Márquez y el sorprendente (en negativo) último puesto de Jorge Lorenzo. «Estaría bien ganar los tres campeonatos, la triple corona, para todo el equipo Repsol Honda. Marc se está esforzando mucho para conseguirlo y sería increíble si ganamos este título de equipos en una temporada con estas circunstancias».

Las «circunstancias» hacen referencia al rendimiento de Lorenzo, en un año en el que ha pasado de salvar un gris inicio gracias al crédito acumulado en su trayectoria, sobre todo en el último curso con Ducati, en el que remontó una situación bastante adversa, a pasar a ser uno de los focos de atención de cada carrera de MotoGP por sus decepcionantes actuaciones. Y la de Phillip Island marcó un punto especial: último a un minuto y seis segundos de Márquez (esto supone que cuando comenzaba su última vuelta el ganador entraba en el último sector de los cuatro en los que se divide un giro), a 55 segundos de la tercera Honda oficial, la de Cal Crutchlow, segundo en la isla, y a 40 de la RCV satélite de 2018 de Johann Zarco, en la primera experiencia del francés con la moto del lesionado Takaaki Nakagami.

«Estoy decepcionado, estoy triste, no estoy contento profesionalmente hablando, porque esta situación es quizás la peor que he vivido como piloto», confesaba el mallorquín ya en Malasia, a dos pruebas para el final de 2019. «Había mucha expectación de Honda, de Alberto, que creyó en mí, de que consiguiese resultados, pero no está siendo así. Intento hacer lo máximo. También he tenido muchas caídas que me han generado muchos problemas físicos, y esto seguro que ha tenido influencia, sobre todo en la segunda parte del campeonato, pero la verdad es que con la moto 2019 que ha hecho Honda nunca he tenido grandes sensaciones, ni siquiera cuando me he sentido en mi mejor momento con esta moto», agregó.

Primero, el argumento físico, que viene desde la lesión cervical que se produjo en Assen a finales de junio; después la honesta aceptación de que aun en el mejor caso, su relación con la Honda está muy lejos de ser idílica. Y es que después de la prueba holandesa las comparecencias del mallorquín comenzaron focalizadas en los problemas en su cuello, aderezado esto con los devaneos reconocidos con Ducati (con dos opciones diferentes, una ya para 2020, la otra para 2021), y continuaron con los desmentidos a las diversas informaciones que elucubraban sobre su futuro y sobre sus relaciones con su actual marca.

Irreconocible

«Creo que he estado irreconocible, entre comillas, prácticamente todo el tiempo con Honda, aparte de algún entrenamiento en el que más o menos demostré algo de velocidad; quitando los primeros de Catar, las primeras vueltas de Montmeló o el FP2 de Le Mans no he sido competitivo ni para aspirar a terminar entre los cinco primeros y en Australia se juntó todo, hizo viento, mucho frío y la confianza en general con la moto no es buena. Al final Tito (Rabat) se retiró, que era el que iba último, y fue quizás la primera vez en mi carrera que acabé en esa posición. Pero, bueno, siempre hay una primera vez», señaló Lorenzo.

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Una reflexión que ejemplifica la situación del cinco veces campeón del mundo, el primero que España tuvo en MotoGP (tras el título de 500cc de Alex Crivillé), que lleva a que se especule sobre los escenarios de su futuro. Por un lado, sobre la opción de que dijese basta a final de año, algo que él mismo desmiente cada vez que se le plantea; en este caso, el último discurso de Lorenzo es el de garantizar que va a cumplir con la relación contractual que le une a Honda hasta el final de 2020, aunque sea difícil de aceptar que pueda vivir un curso como el actual.

Por otro lado, una posible decisión se basaría en lo que HRC ponga en pista para la próxima campaña, un prototipo que debutará en el test de Valencia que comienza dos días después de que termine la presente temporada. «Creo sinceramente que la Honda 2019 me ha perjudicado mucho en mi confianza con la rueda delantera y en mi velocidad. Para Márquez ha supuesto ganar más carreras que en el pasado por ese motor más potente, pero a nosotros quizás nos ha perjudicado y por eso espero que la moto nueva traiga cosas que no tiene esta moto», apunta, a la vez que deja en el aire cuáles serían sus perspectivas si la RCV sigue siendo parecida a la que ha ganado este año el Mundial. «¿Y si no trae cosas nuevas?», le preguntaba un periodista. «¿Y si se cae el techo de aquí y nos matamos todos?», replicaba el mallorquín con una medio sonrisa, otro síntoma del calvario que está teniendo que vivir.

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