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Damián Quintero, en plena competición.

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Damián Quintero, en plena competición. Agencias
Tokio 2020 | Kárate

Damián Quintero, plata en kata

Pierde la final ante el japonés Ryo Kiyuna en el mítico Budokan

Pablo m. díez

Enviado especial. Tokio

Viernes, 6 de agosto 2021, 05:12

Se repite la historia en el Budokan, pero con un final distinto. Al contrario que Sandra Sánchez, que logró ayer la primera medalla olímpica de oro en kárate, Damián Quintero ha tenido que conformarse este viernes con la de plata en la competición masculina ... de kata. Reproduciéndose el mismo guion de la final femenina salvo su desenlace, ha perdido frente a un adversario japonés, el tricampeón mundial Ryo Kiyuna, que es uno de los principales maestros de este deporte. En esta modalidad del kárate, que no consiste en combates sino en una exhibición de ataques y defensas, los jueces le han dado 28,72 puntos a Kiyuna por su kata Ohan Dai y 27,66 a Quintero por Suparinpei.

Tras pasar las dos primeras rondas de eliminación en primer lugar, Quintero había liderado su grupo de clasificación al obtener 27,28 puntos, por delante del estadounidense Ariel Torres (26,44) y del surcoreano Park Hee-jun. Como primero de este grupo A, pasaba directamente a la final para enfrentarse al líder del grupo B. Y, al igual que le ocurriera ayer a Sandra Sánchez, su oponente también era de Japón, el país donde nació el kárate. En concreto, Ryo Kiyuna, quien obtuvo una puntuación algo mayor en la última clasificación: 28,72 puntos.

Como la karateca japonesa Kiyou Shimizu, que se llevó ayer la plata, Ryo Kiyuna es uno de los mayores referentes de este deporte porque atesora a sus 31 años tres campeonatos mundiales individuales y dos por equipos, así como numerosos títulos asiáticos. Nacido en Okinawa, el archipiélago donde se originaron estas artes marciales durante el Reinado Ryukyu (S. XV-XIX), lleva el kárate en las venas.

Con dos maestros como ellos sobre el tatami, el duelo fue espectacular a la hora de ejecutar sus respectivas katas. Elegidas por ellos mismos entre las 102 reconocidas por la Federación Mundial de Kárate, son valoradas por un jurado que determina su técnica y capacidad atlética. Con una concentración absoluta que se notaba en la intensidad de sus miradas, desplegaron toda su habilidad sobre el tatami del Budokan, el templo de las artes marciales construido para los Juegos de Tokio 64. Con sus gradas vacías, lo único que se oía era el aire que cortaban sus certeros movimientos entre los pliegues de sus quimonos.

Damián Quintero, de 37 años, nació en Argentina y se trasladó de niño a España con su familia. Asentados en la Costa del Sol, empezó a practicar kárate en club Gju Ryu de Torremolinos (Málaga) para que aprendiera un poco de disciplina y dejara de hacer travesuras. Tras una trayectoria plagada de éxitos y medallas mundiales y europeas, aquel niño inquieto es hoy una de las principales figuras del kárate. Número uno en el escalafón y campeón mundial, acumula en su palmarés 22 medallas continentales: diez de oro (seis individuales y 4 con el equipo), nueve de plata y tres de bronce. Cuando se enteró de que el kárate sería incluido por primera vez en unos Juegos Olímpicos, dejó de lado su carrera como ingeniero aeronáutico para colgarse una de sus primeras medallas en Tokio. Y así lo ha conseguido en el legendario Budokan, el sueño de todo karateca.

«Me prometí que quería venir a unos Juegos Olímpicos a disfrutar y he disfrutado como un enano en las rondas clasificatorias y en la final. Cuando pierdo, pongo cara de enfurruñado, por no decir de otra cosa, pero hoy no. Para un karateca, ganar una medalla olímpica… da igual la que sea», se congratulaba Quintero ante los periodistas tras la final.

Con independencia del color de su medalla, tenía muy claro que esta «era la única oportunidad porque no sabemos si habrá más kárate en los Juegos». Pero confesó que «esa era también por la presión: hacerlo muy bien por el debut del kárate y llevarnos una medalla». A esa responsabilidad se añadió ayer el oro de Sandra Sánchez en la kata femenina, que le dio más presión todavía. «Han sido días muy duros y no he dormido, pero lo he disfrutado mucho. Pero, cuando he subido al tatami, he cambiado el chip y me he encontrado espectacular. Lo mejor de todo ha sido el kata que me llevó en la memoria… ¡y también la medalla, por supuesto!», bromeó entre risas.

A la alegría por su medalla de plata y el oro de Sandra Sánchez se suma que ambos han sido elegidos por el Comité Olímpico Español (COE) para ser los abanderados en la ceremonia de clausura el domingo.

Tras el descanso que necesita, Quintero promete volver para competir en el Mundial de Dubái en noviembre, pero después deja en el aire su futuro como karateca porque «llevo ya 19 años y lo he dado todo». Aunque él no siga, confía en que este debut del kárate en Tokio sirva para que tenga continuidad en otros Juegos porque «las próximas generaciones se merecen vivir algo tan bonito como esto».

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