Un cruel desenlace deja a la Deportiva con la miel en los labios

Pero, a última hora, llegó otro golpe. En la última acción de partido, Perea dejó sin triunfo, sin épica y sin escalón hacia la permanencia a una Deportiva que peleó por ganar donde nadie lo había hecho y un cruel desenlace le arrebató este final feliz.

Trepidante, roto, loco. Así comenzó el partido, con un ritmo más propio del tramo final y apartándose del tópico del tramo de 'estudio' entre equipos de los primeros compases.

Ambos equipos tuvieron sus ocasiones en los albores del choque, con una falta peligrosa del Granada que generó inquietud en el área de Amir respondida, acto seguido, con un chut al poste de Derik desde la frontal.

Con Naim, Ojeda, Derik y Espiau en el frente del ataque berciano, buscando explotar los espacios y la velocidad, Gallego tenía un plan. Y en los primeros minutos salió bien, con Derik haciendo mucho daño cayendo a banda y lanzando desmarques de forma constante.

El brasileño ganó un balón, aprovechando el error de Cabaco e Ignasi Miquel, para ceder un balón atrás a Espiau, que erra en el control y pierde una ocasión muy clara para dar ventaja a los ponferradinos.

A partir de aquí, el Granada tomó el mando del choque. Dominó el balón, se instaló en campo rival y sólo alguna salida a la contra de los ponferradinos generó cierta inquietud a los de Paco López, que demostraron por qué aún no han perdido esta temporada en el Nuevo Los Cármenes.

Emergió entonces la figura de Amir. El iraní, el 'gato persa' berciano se transformó en un león, en un felino de gran tamaño, con varias paradas de mérito, amargando la noche a un goleador consumado como Myrto Uzuni.

La primera parada llegó a un remate del albanés tras un gran centro de Neva. Pero no se quedó ahí el iraní. Una intervención a una falta directa de Callejón y otra tras un error de Sofian que dejó solo a Jorge Molina ante el meta blanquiazul, que ganó la partida al veterano goleador, llenaron la mochila de moral de Amir.

Y es que la primera parte, desde el minuto 15, fue un encuentro de gran control y dominio nazarí, explotando la banda derecha y haciendo sufrir a un Adri Castellano superado por el desborde y la calidad granadina en ese área del campo.

Desde allí llegó la mejor ocasión nazarí que acabó con un remate tras un pase atrás de Uzuni que, pese a que festejaba ya el gol, se encontró con una imponente mano de Amir en la mejor parada del partido del iraní. Y ya es decir.

Puertas la tuvo, en una acción similar, topándose de nuevo con el iraní, que se estaba convirtiendo en el héroe berciano en este tramo de encuentro y en una pesadilla durante la primera parte para los intereses nazaríes.

El inicio de la segunda mitad fue similar, siguió el mismo guion, que la primera parte, con un Granada que atacaba mejor y con más hombres y que tenía llegadas y acciones peligrosas que, sin embargo se encontraban con obstáculos diversos, incluso propios jugadores granadinos.

Pese a este escenario, la Deportiva no mostraba debilidades, parecía estar convencida de que ese era el camino y que iba a tener su oportunidad, su ventana a la victoria. Todo era cuestión de paciencia y trabajo: esa era la mentalidad de los de Gallego.

El balón le duraba cada vez menos a una Deportiva más y más vertical, teniendo en las botas de Agus Medina una buena ocasión que Raúl Fernández envió a córner. Pero lo cierto es que las posesiones bercianas era cada vez más cortas, el 'descanso' con balón era menor y el balón largo pasó de recurso a ser casi norma.

Si algo tenía claro el cuadro blanquiazul era que la defensa era fundamental. Y, para ello, dio entrada a Pascanu en lugar de Pascanu y reforzar así el centro de la zaga. La respuesta granadina fue inmediata, con Bryan Zaragoza provocando un penalti de Amo que Uzuni transformó en el 1-0 cuando la Deportiva estaba más mentalizada de aguantar el empate.

Gallego tuvo que cambiar de plan sobre la marcha, con triple cambio que enmendaba lo tocado anteriormente e intentar pujar por un empate que le diese oxígeno en una situación crítica para los bercianos.

Pero apareció algo. No se si sabe si es carácter, acierto, espíritu... Un intangible, un ángel de la guarda que, en tres minutos, dio dos goles a la Deportiva. Primero, Pascanu, en un saque de esquina, entró como un caza en el segundo palo para rematar a gol y empatar el choque.

En la siguiente jugada, llegó el éxtasis blanquiazul: balón al área para Heri, que no controla bien, pero estaba cerca Yuri, cazagoles por naturaleza, para llegar a chutar ese balón suelto y dar la vuelta al marcador en apenas dos minutos. Dos goles que eran una soga a la que agarrarse para salir del pozo en el que está aún metido el equipo de Gallego.

El partido se rompió. El Granada se lanzó a por el empate, dejando espacios a su espalda que Heri estuvo cerca de parovechar con un mano a mano que Raúl Fernández logró desviar para no dar el placer a los bercianos de poder, incluso, saborear la victoria.

Los últimos minutos fueron de asedio nazarí, como era de esperar, ante una Deportiva más expeditiva y concrentrada que nunca, consciente de la importancia de los tres puntos que quería 'cazar' en Granada.

Pero llegó el gol del Granada que dejó con mala cara a la Deportiva. De falta directa, Perea sorprendió, en la última jugada del choque, a Amir, para arrebatar de las manos un triunfo fundamental a los bercianos, que se van de Los Cármenes con una sensación mucho más agria que dulce.