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Óscar Bellot y CLARA ALBA
Madrid
Lunes, 19 de abril 2021, 13:06
Florentino Pérez, presidente de la Superliga, apuntó al compromiso con los aficionados como uno de los principales motivos por los que doce de los grandes clubes del continente han decidido impulsar una competición que ha puesto patas arriba el mundo del fútbol y ha ... desatado una guerra sin cuartel con la UEFA y las instituciones que rigen los campeonatos domésticos. «Vamos a ayudar al fútbol a todos los niveles a ocupar el lugar que le corresponde en el mundo. El fútbol es el único deporte global en el mundo con más de 4.000 millones de seguidores y nuestra responsabilidad como grandes clubes es responder a los deseos de los aficionados», señaló el también dirigente del Real Madrid tras el anuncio de la creación de una Superliga de carácter privado.
Pero lo cierto es que la iniciativa ha generado polémica entre los socios blancos y también en el seno de los afiliados del Barça, al haberse despertado con una serie de hechos consumados sin haber sido consultados, si bien Florentino Pérez ya habló claro en la última Asamblea del Real Madrid sobre este proyecto y resulta inverosímil que en cualquier caso nadie alzase la voz en contra, dado el suculento pastel económico que hay en juego y los ilusionantes fichajes que se podrían acometer con los millonarios ingresos que acarrearía.
Las entidades involucradas entienden que el modelo actual resulta insostenible y no satisface sus necesidades, por lo que han decidido romper con el orden establecido y están dispuestas a seguir adelante, pese a las múltiples reacciones en contra que ha generado la Superliga. Aunque las conversaciones se desarrollan desde hace años, los titanes del fútbol europeo han dado el paso finalmente, impelidos por la complicadísima tesitura que afronta el negocio desde que hace un año estallase la pandemia del coronavirus. Paralizadas las competiciones durante tres meses y reanudadas luego sin espectadores en las gradas, con el consiguiente descenso de ingresos, las finanzas se tambalean y el maná de dinero que promete la Superliga, con el banco de inversión JP Morgan como gran sostén, es demasiado tentador para rechazarlo, por más que genere un conflicto de imprevisibles consecuencias con los organismos nacionales e internacionales.
El Real Madrid cerró el ejercicio 2019-2020 con un superávit de 320.000 euros, tras acometer importantes recortes, entre ellos una reducción salarial del 10% para las primeras plantillas de fútbol y baloncesto. El impacto en tesorería de la crisis del coronavirus se cifró en 154 millones. De cara a la temporada en curso, se aprobó un presupuesto con una previsión de ingresos de 617 millones, un 25% menos en comparación con los de la 2018-19. Mucho más delicada es la situación por la que atraviesa el Barça, con una deuda neta de 488 millones. El golpe es extensible a todos los colosos del fútbol europeo, que ven en la Superliga un modo de reconducir sus cuentas.
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El anuncio que sacudió con virulencia el fútbol repercutió de modo inmediato en la cotización de clubes como la Juventus, uno de los doce socios fundadores. Sus acciones se dispararon un 17,85% durante la jornada de este lunes hasta los 0,91 euros por título, máximos de siete meses. El Manchester United, que cotiza en Wall Street, registraba también subidas de cerca del 6% en los minutos previos a la apertura de la principal plaza financiera del mundo. Otros equipos cotizados que no forman parte del acuerdo también repuntaron en bolsa. Es el caso del Borussia Dortmund, cuyas acciones se han disparado también un 11% en la bolsa alemana pese a haber trasladado ya su negativa a la propuesta. El índice Stoxx Europe Football, en el que se agrupan los principales clubes cotizados de la región, también recoge la noticia con fuertes subidas del 2,6%.
Sin embargo, los expertos advierten de la elevada volatilidad que suele acompañar a este tipo de cotizadas, cuya evolución en el parqué no depende tanto de factores económicos directos, sino de eventos puntuales, como los resultados del equipo, la consecución de títulos, los fichajes o ventas o la gestión económica del club.
Los analistas de Barclays advierten, sin embargo, que hay que tomar el anuncio con cierta prudencia. En un informe publicado este mismo lunes, muestran dudas en torno al proyecto, como qué pasará con los derechos de emisión para los próximos años en competiciones como la Champions y la Europa League. «Hay que comprobar si los términos de los contratos permitirían a los operadores devolver los derechos de la Liga de Campeones a la UEFA si la competición pierde a 12 de sus mejores clubes», advierten.
En este sentido, apuntan a empresas afectadas como las británicas Sky o BT o la propia Telefónica en España. «El impacto sería significativo para los operadores de televisión de pago», añaden, señalando a la francesa Vivendi, y su filial Canal+, como la más afectada si los derechos de la Superliga costaran lo mismo que la Champions (estimados en unos 200 millones de euros). El 9% de su Ebitda estimado para 2022.
Del mismo modo, consideran que habrá un impacto negativo en otras firmas como Mediaset España y a los jugadores de los equipos fundadores se les impide jugar en Eurocopa, dado que tienen los derechos de transmisión.
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